domingo, 24 de mayo de 2009

“A un artista no se le pueden poner límites”

Rony Hernández



GuateCanto presenta en su primer aniversario a un intérprete de la nueva canción. El cantautor habla con Jorge Sierra de un género que se niega a morir y lo reexamina con sabrosas revelaciones.
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Es un sobreviviente. Desde inicios de los años 70 despertó en Rony Hernández el interés por la nueva trova, pero no fue sino hasta en 1977 cuando hizo su primera aparición en público, en una velada en el Instituto Central Nocturno, abrazando así, abiertamente, el estilo. Fueron tiempos del boom del género, y para entonces había un relativamente nutrido número de intérpretes de este género musical. Hoy, después de más de 30 años de aquello, Hernández es de los pocos que persisten con ese deseo de cantar textos más elaborados y reflexivos. Y esa permanencia, más la musicalización que ha hecho de la obra de poetas guatemaltecos, hizo que la Asociación de Autores, Editores e Intérpretes (AEI), lo eligiera para celebrar esta semana el primer aniversario de los conciertos GuateCanto, con los cuales se brinda espacio a los cantantes guatemaltecos.

Los años pasan
Los discos y casetes de grupos como Huaranhuay, Quinteto Tiempo, o los hermanos Mejía Godoy fueron pan diario en su vida. Eran sus días de estudiante en la Universidad de San Carlos, y comenzó a presentarse en centros de educación media y con la estudiantina de la Usac. “En ese tiempo había muchos grupos. El Teatro de Bellas Artes lo llenábamos con festivales de estudiantinas, de grupos, de solistas, todos dentro de ese estilo de música”, recuerda Hernández.

Él fue de los que tomaron su guitarra y, junto con una tropa de colegas, viajó a fincas, a escuelas, a caseríos, a sindicatos, para cantar. Eso era algo que formaba parte de los postulados que se hizo del género en 1972, en el I Encuentro de Jóvenes Trovadores, en Cuba. “Una vez fuimos a una bananera en Izabal. La delegación incluía a actores y músicos. Tuvimos que viajar en tren porque no había otra manera de entrar en la finca. Estuvimos tres días. Luego también viajamos a Tiquisate, Huehuetenango, Quetzaltenango, invitados por los sindicatos o como delegados de la Dirección de Extensión Universitaria”.

Es fácil creer que hubo muchos desertores del género. Empero, el trovador lo matiza a su modo: “Yo pienso que el género sigue vigente. En mi caso, hago un trabajo constante. Algunos otros andan por ahí, regaditos. Cada uno hace lo suyo por su lado. Lo que sucede es que antes había ese tipo de actividades y ahora ya no. Ahora hay lugares como Trovajazz y un par más en el centro donde se canta, pero sí, es cierto: nuestro universo es pequeño”.

Las letras de esa canción
Pero veamos su alucine inicial: los textos lo han traído loco. Y aun cuando reconoce no tener talento para la escritura de letras, en cambio sí la tiene para musicalizar poesía guatemalteca, como prueban sus dos discos, Novilunio (1998) grabado al lado de Gad Echeverría, y Abrir la puerta (2005), este último basado en poesías de Nora Murillo, Humberto Akabal, Marco Antonio Flores, Alaíde Foppa y Roberto Monzón.

“Me gusta que las canciones dejen alguna reflexión. De que yo pueda cambiar algo con la música no sé, puede que sí, pero lo que sí sé es que puedo transmitir algo positivo. No soy partidario de letras que endosen violencia, machismo, racismo; tampoco de esos textos que no dicen nada o quizá dicen mucho, pero no suman nada en absoluto a la sociedad. La responsabilidad de un artista es transmitir algo positivo. Se puede hacer y está demostrado”. Hernández comenta que le gustaría repetir la experiencia vivida en su último disco, es decir, grabar obra de grandes escritores guatemaltecos que viven casi en el anonimato, y que ese tipo de proyectos es un buen pretexto para darlos a conocer.

La carencia de cantautores
Llama la atención que al hacer un recuento de cantautores en Guatemala la lista no sea larga. Hernández lo justifica así: “El problema es que en nuestro medio casi todos andamos en miles de cosas. La composición es importante pero hay que sentarse a trabajar. La canción no va a aparecer así, de repente. ¿En qué tiempo se hace si se tiene que trabajar? Hay que vivir, hay que mantener a los hijos, hay que pagar el colegio”.

Entre los cantautores nacionales que Hernández enumera figuran: Fernando López, José Chamalé, Tito Medina, Paulo Alvarado; también cita a Rufino Cabrera, Giovanni Pinzón, y para de contar. Igual en número de discos. “Para grabar un disco uno mismo tiene que financiárselo”, asegura. “Aquí no hay ninguna compañía disquera que desee grabar un disco del género. En particular, si no es vendible en una radio, no va a sonar ni va a ser un hit. Está demostrado que aquí va a sonar lo que vende, lo que pertenece a la industria discográfica. Pienso que las circunstancias de este país no le permiten a los compositores desarrollarse, y hemos entrado a ese conformismo fregado de que no se puede y te da bajón”.

Pero, cómo hacen los artistas en países como Iraq, Irán, África, Haití, Cuba misma o Nicaragua más cerca —países cuyo colapso económico y social es similar al nuestro—, para convertirse en puntos de referencia musical, Hernández responde: “Sinceramente es una pregunta que me he hecho, y no tengo una respuesta. No lo logro entender”. Después de todo, Guatemala posee mucho para contar, para reflexionar y para denunciar.

El repertorio de siempre
Lo que sucede en muchas ocasiones en los clásicos conciertos de nueva trova es que se interpretan las sempiternas Yolanda, El breve espacio en que no estás, Gracias a la vida, Unicornio azul, y otro par más, y se corre el riesgo de cansar a su público. “Nosotros los intérpretes necesitamos refrescar nuestro repertorio. En mi caso, como en muchos, cantamos lo que nos gusta. Las que no me gustan no las canto. Y trato de que la gente escuche cosas nuevas, incluso de autoría guatemalteca. Pero siempre, siempre hay alguien del público que pide esas canciones. Pienso que es válido cantar Yolanda, pero también es importante cantar algo distinto”.

Podría creerse que la nueva trova coloca su propio espantapájaros y por tanto no atrae nuevo público. Pero Hernández sonríe y se apresura a decir: “Esa es la parte que más me gusta. Lo he podido ver y constatar. El público joven se está involucrando en el mundo de la nueva trova. Hablo de jóvenes de 18, 19 y 20 años. A mí ellos me piden canciones viejísimas. Pienso que el público de la nueva trova se renueva. Incluso hay gente que nunca antes la había escuchado pero le llama la atención y se atreve a darle oído”.

Estética de leyenda
Algo que ciertamente ha sido superado en los últimos años es ese estereotipo de la nueva canción, como también se le llama al género, y es su ampliación instrumental y la diversidad rítmica que experimenta como nunca. El hondureño Guillermo Ánderson, por ejemplo, abriga sus canciones de ritmos garífunas, mientras que el español Ismael Serrano se adentra en las rítmicas africanas o hace coqueteos más sofisticados, tipo el mítico jazzista Pat Metheny. Hernández en eso asienta su amplitud. El género debe renovarse y enriquecerse en ese sentido. Y si bien en 1972, en ese primer encuentro de trovadores, se habló de unificar criterios ideológicos y estéticos, “hoy cada uno impone su propio estilo. Nadie tiene una línea definida de ‘por aquí va la cosa’. No la conozco y tampoco creo que exista. A un artista no se le pueden poner límites. Lo que sucedió en aquella época con la Guerra Fría es que te obligaban a definirte si eras de aquí o de allá. Puede que existieran ciertos lineamientos, pero lo que el artista crea al final es lo que vale”.

En este reexamen al género, Hernández no se muestra extremista. “No quiero venir fanáticamente y decir que aquí todo está nítido. Creo que los intérpretes de nueva trova no debemos quedarnos en lo mismo. Sólo en complacer, porque eso es fácil. Hay que plantear otras cosas. Hay también que incentivar a los jóvenes a que compongan. Hacer au-tocrítica constructiva, de someternos a examen ante otros. Hay que investigar, hay que estudiar. En lo personal me siento comprometido como guatemalteco y como ser humano a incentivar a las nuevas generaciones. Es cierto: ¿cómo y con qué dinero subsidiar talleres de composición? Pienso que hay que buscar la respuesta y no dejar de hacerlo”.

Con la nueva trova, estilo que este año alcanza sus cinco décadas de vida, el cantautor se vincula a una realidad social con nuevos contenidos. Los aires de ese movimiento soplaron en toda América Latina, y Guatemala no fue la excepción. Y Rony Hernández, hoy de 48 años, fue uno de los que aprendieron a respirarlo y a estar “compenetrados con esto hasta los huesos”. Con intérpretes como él, la nueva canción mantiene un espacio en los escenarios guatemaltecos.

EN CONCIERTO
GUATECANTO CELEBRA SU 1ER. ANIVERSARIO CON LA PRESENTACIÓN DE RONY HERNÁNDEZ, FREDDY ALVIZUREZ, LULA PENADOS, DANIEL DE LOS SANTOS Y SIMONNE. SÁBADO 30 DE MAYO, 6 P.M. CASA IBARGÜEN, 7A. AVENIDA Y 12 CALLE ESQUINA, ZONA 1. ENTRADA LIBRE.


EL ÚLTIMO CONCIERTO DE RONY HERNÁNDEZ

—¿En qué lugar ofrecerías tu último concierto?
—En Trovajazz.

—¿A qué horas?
—En la noche.

—¿Cuánto duraría?
—Dos horas.

—¿Qué canciones elegirías?
—Haría un inventario de canciones de artistas guatemaltecos e internacionales. Cantaría de José Chamalé, de Fernando López, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, León Giecco, y mías.

—¿Escribirías una canción ex profeso para la ocasión?
—Creo que sí.

—¿Y de qué trataría?
—Sería una canción de amor.

—¿Y quiénes serían tus músicos invitados?
—Trabajaría con Coqui Valdez, Roberto Estrada, German Giordano, Erick en la percusión, con mi grupo base. Invitaría también a Ranferí Aguilar, a mis compañeras cantantes, Gloria Cáceres, Adriana Valdez y Rocío Recinos. Y si tuviera un invitado especial me gustaría que fuera Joan Manuel Serrat.

—¿Y de público a quiénes invitarías?
—A todos los amantes de la trova. Todos son especiales para mí.

T. Jorge Sierra. jorosierra@hotmail.com
F. Stanley Herrarte. sherrarte@sigloxxi.com.

La tecnología triunfa sobre la nostalgia




¿Análogo o digital? José Luis Escobar recorre algunos estudios de grabación guatemaltecos para constatar la tendencia al sonido binario sobre el de la cinta magnética.
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Unas 500 canciones en formato mp3, almacenadas en mi teléfono celular, me acompañan en la redacción de este texto.

Si hubiera escrito en un periódico durante los años 70 la imagen sería distinta: tendría la compañía de varias pilas de longplays y vinilos de 45 revoluciones esperando su turno en una tornamesa un poco más grande que mi computadora. Escucharía el ruidito de la aguja anunciando el inicio y el final de cada disco.

Ahora que la era digital ha desplazado a la tecnología análoga pertenezco a la generación que ya no extraña el scratch. Pero entre los melómanos persiste un grupo que añora la fidelidad del sonido análogo y habla de ella como lo haría un presentador del clima al describir “algo más cálido”.

El audio análogo evoca suspiros, otra época y definitivamente muchos recuerdos. Por ello, decido ahondar en esa melancolía e inicio un peregrinaje por algunos estudios de grabación guatemaltecos, con el fin de averiguar cómo registran su obra nuestros artistas, si análoga o digitalmente. Las historias que obtuve fueron de largas trayectorias en la escena local, y de transición hacia tecnologías de punta.


Como en una película
Mi visita al edificio de Iximché Studios, en donde hasta hace unos años funcionó Discos de Centro América (Dideca) materializó esas imágenes de películas setenteras cuya trama involucra a toda una banda grabando en vivo. Algo similar debieron experimentar Ricardo Arjona, Alux Anual, Bohemia Suburbana y varios grupos de marimba. Todos hablan del pasado del lugar, que cerró sus puertas en 2005, hasta que fue adquirido por el estudio Iximché.

El equipo análogo persiste en el lugar, junto a la consola digital que de momento es la más utilizada. Iximché cobija a los sellos UO producciones y Spinhouse, ambos dedicados a la industria de pre y postproducción musical.

Subirse en la moto
“Por medio de plugins la tecnología actual trata de simular lo análogo. Todavía hay interés por ese sistema de grabación. Hay artistas, internacionales en su mayoría, que aún lo usan. Madonna podría grabar aquí”, dice Gian Paolo Perini, cantante de la banda Primmo y director de Iximché. Perini compara el gusto de una grabación análoga con comprar una Harley Davidson en lugar de cualquiera otra motocicleta.

“Depende de tu oído. Los músicos que gustan del jazz saben interpretar su instrumento y lo hacen con un sonido increíble. Si la grabación está en análogo es como si tuvieras enfrente a los artistas. Y si a vos te gusta ese rollo lo sabés distinguir. Ahora, es menos probable que te des cuenta si escuchás a una banda de punk, que únicamente busca alardear de que grabaron su bulla en un disco registrado en análogo”.

Sin embargo, no todo se limita a la tecnología. “Te mentiría si digo que el análogo se oye perfecto. Todo depende de quién te graba, y si sabe lo que está haciendo”, menciona Perini, al hablar también de detalles como cables, micrófonos, instrumentos musicales y de elementos humanos: cantantes, músicos, productores e ingenieros de audio.

Un mouse gigante
El director considera que lo digital empezó a ganar terreno cuando los fabricantes de la tecnología de grabación decidieron que podrían llegar a más clientes al aprovechar el repunte de las computadoras personales y los programas de software. Desde entonces fue más sencillo montar un estudio, incluso en el hogar.

“La consola ya no es necesaria; no es más que un mouse gigante. Pero en tu casa no podés controlar situaciones como la lluvia, el ruido de una camioneta, o una bocina; es por eso que algunos adoptan un trabajo híbrido: realizan parte de la producción en estudios propios o caseros, y la concluyen en un estudio grande.

Ahora “todos sonamos bien”
“Fijate que me gustó mucho el color que le diste a la última canción. Grabemos de nuevo, pero manteniendo la voz como acabás de cantar”. En mi espera para charlar con Jorge Estrada, fundador del estudio Audio Track, alcancé a escuchar los últimos minutos de la grabación de un disco de música barroca.

Jorge, apodado el Gordo Estrada, es ingeniero de sonido y catedrático universitario, y es también testigo de la transición entre lo análogo y lo digital. Su estudio, fundado 22 años atrás, es de los pioneros en el segundo sistema. “Hasta los años 80 era muy caro poner un estudio de grabación. La tecnología y el equipo eran costosos. Una grabadora de 24 canales costaba, barata, unos $50 mil”, me dice cuando finalmente nos sentamos a conversar.

Jorge trabajó el sonido de prácticamente todos los discos de Alux Nahual. Para tener una referencia concreta de costos le pido que haga números y me dé una cifra de cuánto le hubiera costado a esta banda nacional lanzar su primer disco en esta época.

“Diría que la tercera parte. Y para que tengás idea de cuánto hablo, te puedo decir que la cinta análoga de 2 pulgadas cuesta $160 y en ella sólo tenías media hora para grabar. Entre grabaciones y mezclas, hacé cuentas de cuánto hacía falta para tener todas la canciones del disco. En cambio ahora, por $160 me compro un disco duro, en el que puedo tener hasta diez horas de grabación”.

Más herramientas
“Entre puristas existe la percepción de que el audio análogo es mejor que el digital. Yo lo comparo con la fotografía. A finales de los 80 la tecnología análoga topó, ya no tuvo más desarrollo: se quedó en el filme. Igual pasó con el audio; se estancó”.

Según Estrada, el audio digital apenas da sus primeros pasos. “Falta mucho por ver. Yo diría que en 2015 ó 2020 estaremos muy sorprendidos cuando madure la tecnología”.

“En los últimos 5 años el sonido digital es mucho más eficiente. Yo que grabé en audio análogo con buenas máquinas, y otras no tan buenas, definitivamente no regresaría al él. No lo haría por los costos de operación y mantenimiento del equipo. Además, el mercado no está dispuesto a pagar por este sistema y, honestamente, con lo digital tenemos muchas más herramientas”.

Sonido democrático
Le pregunto a Jorge si al escuchar una canción es capaz de percibir si fue grabada análoga o digitalmente. “No, ya no se puede”, me responde. “El digital de los 90 era un sonido sólido, brillante, con poca profundidad. Era propio de un concepto heredado de finales de los 80, pero con el tiempo fue mejorando. Además, el análogo no es perfecto, suena lindísimo pero no es perfecto”.

La imperfección que encuentra está en la distorsión y el ruido. “El mundo análogo no era idéntico al mundo real. Lo que salía de las bocinas era diferente de lo que percibíamos con los oídos, pero resultaba convincente y agradable a todos. El digital en cambio es muy convincente, tal vez más exacto que la realidad, o por lo menos no estamos lejos de conseguirlo”.

Estrada también indica que en los años del análogo cada estudio tenía un sonido peculiar. “Eso era lo lindo de los 70. Los ingleses sonaban con un mood muy diferente del que tenían en Los Ángeles o Nueva York, y era porque cada estudio usaba equipo diferente, tenían su propio color”. Jorge considera que ahora el sonido se ha vuelto democrático; “todos sonamos bien”.

No es sólo de hacer clic
“Ahora, quien se lo proponga, en dos habitaciones de su casa puede tener un buen estudio de grabación”, asegura. Pero al hablar de limitantes añade: “Siempre está el asunto de que si vas a grabar voces necesitás un lugar con una acústica controlada para tener suficiente calidad”.

La generalización de que la computadora es en sí misma un estudio, a su juicio, depende del hombre y no de la máquina; “también del tipo de música que querrás hacer. Si lo tuyo es el género electrónico, la computadora es tu herramienta. Pero para sonidos acústicos como guitarras, baterías, violines, etc., se necesita todo un lugar acondicionado y conocer bien tus herramientas, desde el micrófono hasta los procesadores”.

Eventualmente, se atreve a vaticinar, los estudios grandes van a tratar de abaratar sus costos para competir con los caseros. Unos desaparecerán, otros no. Pero como habrá pocos estudios grandes, en ellos se hará lo que se tenga que hacer, y por ese servicio se podrá cobrar de mejor manera. “Todavía pienso que es válido lograr una mejor grabación en un estudio adecuado”.


Emoción al volante
“Ese es el estudio de los artistas nacionales. Casi todos los grupos populares han grabado allí”. Mis colegas estaban en lo cierto. En las paredes de Difosa vi varias fotos y afiches de bandas tropicales, gruperas y marimbísticas.

Durante buena parte de mi charla con Rubén Piril, gerente de producción de Difosa (antes Ventas y Promociones, Vypro) tuve de fondo música de marimba. Rubén, junto a sus hermanos René y Erwin, está al frente de este negocio familiar que nació en los años 70.

Las grabaciones de marimba son aún uno de los fuertes del lugar, que cuenta con dos salas: una acomoda perfectamente este instrumento y su batería; la otra, reservada para cantantes solistas. “Somos casi los únicos que todavía se dedican al negocio de los artistas”, me comenta, al recordar la interacción que la disquera tenía en los años 80 y parte de los 90 con las radios y los canales de televisión.

Pura nostalgia
“Muchos de quienes graban desde la época del vinilo dicen que las cintas recogían mejor el calor de la marimba. Esa impresión se instituyó porque la diferencia con lo digital era muy notoria, pero fue sólo al principio”.

Rubén continúa a la caza de grupos emergentes y encuentra a algunos que son fieles a la teoría de la pureza del sonido análogo. “Se piensa así por nostalgia. Para mí el sonido depende de la experiencia del ingeniero del audio y de los arreglos”. Eso le explica a los novatos y les hace una analogía con autos.

“Los estudios son como los carros: hay desde Rolls-Royce hasta modelos económicos. La pregunta es ¿en dónde querés manejar? Si lo que querés es conducir en las carreteras nacionales o centroamericanas no es sensato gastar una fortuna en un vehículo cuya ingeniería no se adaptará al estado de nuestras calles o caminos”.

Lo digital tiene lo suyo
El gerente valora mucho las ventajas de la era del software y de las compras por Internet. “Ya no necesitas salir del país para conseguir muchas cosas. El trámite en la aduana para hacerlo era complicado; ni sabían cómo ingresar el equipo. A veces pasaba en calidad de electrodoméstico”.

Pero en la facilidad se esconde una amenaza. “La gente cree que con tener una computadora y un programa ya tiene un estudio de grabación en casa. Ese es un concepto muy propio de la juventud”.

Piril cree que el mercado entre unos y otros estudios se irá dividiendo: “Los artistas experimentarán primero en los estudios pequeños, pero poco a poco querrán hacer más con sus siguientes proyectos. Será cuando se acerquen a nosotros o a otro lugar”.

El gerente entiende que la situación económica está difícil, sobre todo para la música, en donde los costos de producción se enfrentan a las pérdidas ocasionadas por la piratería. “Pero aún hay un sector del mercado que sí está pendiente de material original. Y es un público exigente porque demanda producciones a un precio accesible y que no se vea como un producto pirata”.

Evolución
“Se ha vuelto muy complicado seguir en este negocio, pero seguiremos hasta donde aguantemos”, señala Piril, y confiesa que en dos oportunidades Difosa ha acariciado la posibilidad del cierre, por lo que tuvieron que incorporar nuevos servicios. “Ahora rentamos el equipo a otros estudios o artistas, y también brindamos asesoría para la promoción musical”.

Pero no es la única novedad, pues los hermanos Piril acarician las posibilidades de Internet. La disquera, que cuenta con un banco aproximado de 500 discos, recién culminó la digitalización de su archivo musical y pretende vender en línea sus discos compactos y DVD, principalmente a la población latina emigrante. Pronto su catálogo estará en www.difosamusic.net

Rubén toma dos títulos del inventario y me los obsequia: el CD Este es el swing, de Arrecife, y el DVD Sigue la fiesta, de los Internacionales Conejos. Mientras leo su contenido el gerente me comenta que el siguiente paso de Difosa es trabajar en las descargas musicales en línea: “canciones sueltas y ringtones para celulares. Ya estamos sondeando esa posibilidad, para subir los temas de los grupos más conocidos de Guatemala a sitios como iTunes”.


LO QUE TODOS USAN
Hace casi una década Ranferí Aguilar se hizo de un estudio para componer en la tranquilidad del hogar. Pronto, comenzaron a llamarlo para grabar comerciales de radio y se involucró en otros proyectos sonoros: discos, demos y audio de películas.
“Nunca lo utilicé con esos fines. Se convirtió en un negocio complementario”, dice el cantautor, quien aún recuerda el proceso análogo que vivió en varios discos durante su paso por Alux Nahual.

Su etapa como productor independiente la inició justo en la transición de la tecnología. Contó con equipo y cintas digitales que precedieron a la revolución que causó la computadora personal capaz de soportar el proceso de edición de las consolas de estudio. El cantante tiene presente ese calor y color en la calidad de grabación con las cintas de dos pulgadas, pero reconoce que el apego a esa fidelidad persiste por nostalgia.


YA NO ES PRÁCTICO
Mario Menéndez es el presidente de la Asociación Cristiana de Cantantes Compositores, Autores y Músicos de Guatemala (Ascam), que se formó en 2002 y reúne ya a 175 miembros. En julio Ascam inaugurará Escenario 41-20, su propio estudio de grabación. Bajo el sello Fraternity Music ha estado presente en el medio nacional desde 2007. Este sello ha llevado la música nacional a encuentros cristianos internacionales realizados en México y Estados Unidos.

Menéndez también es director general del estudio y considera que “en Guatemala lo análogo hace ya algunos años empezó a quedar en segundo plano. Diría que el 99% de los estudios nacionales trabajan con soporte digital. Ya no sé de gente que esté trabajando con cinta, porque sale muy caro. En Estados Unidos aún se hallan estudios análogos, pero contratarlos es un lujo”.

Mario es cantautor; junto a su esposa toca en Aliados Band, un grupo de rock. “Hay personas todavía identificadas con lo análogo; es un sonido cálido, precioso, pero realmente ya no es práctico”.


T. Jose Luis Escobar. jescobar@sigloxxi.com
F. Cecilia Cobar. ccobar@sigloxxi.com

Un puñado de canciones honestas

Carlos Hernández | Cantautor
Luis Molina cumple una promesa: asiste al concierto de Carlos Hernández y explora la naturaleza de su primer disco como solista.
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Es martes en la noche; las calles están desiertas, quizá por la lluvia que acaba de caer, o porque así son en esta ciudad al ponerse el sol.

Hay unos cuantos comensales en La Maga, el bar y antro musical de 4º Norte al que me dirijo para cumplir con la promesa que me hice hace algunos meses: asistir a un concierto del Gordo. Lo conozco desde hace años, de los tiempos de la universidad; se llama Carlos Rafael Hernández y nadie sabe el origen de su sobrenombre, pues mide casi 1.80 m y pesa 130 libras.

El Gordo tiene desde febrero de promocionar su primer disco. Se lo regala a quien puede, de cualquier forma: en discos quemados, en memorias USB, hasta por Bluetooth a celulares. Aunque acaba de terminar el arte de los interiores del disco y pronto será duplicado formalmente.
Este proyecto comenzó como una necesidad. Fue una manera de desquitar los casi 12 meses que no pudo tocar con su banda, La Gran Calabaza, debido a una lesión producto, irónicamente, de la intensa actividad que tuvo con la agrupación durante los últimos tres años.

El disco del Gordo contiene material acústico que hasta a él mismo le cuesta describir: “Lo que sé es que es algo muy distinto a lo que había hecho antes y muy distinto a lo demás que se escucha. Lo cual puede marcarse como mi propio estilo”. Para el Gordo este es un disco muy sencillo, pero muy importante. En él plasmó sus ideas y gustos musicales influenciados por Los Abuelos de la Nada, Los Rodríguez, Andrés Calamaro, Los Fabulosos Cádillacs y Los Amigos Invisibles, por mencionar algunos.

Tiene razón al decir que es un disco diferente de lo que estamos acostumbrados a escuchar. No se parece en nada a la cumbia-rock de los calabazos, y mucho menos a las fórmulas de pop comercial con letras cursis que invaden las radios. Se trata de un disco tranquilo, para disfrutarlo sin saltearse una canción y relajarse a la hora del tráfico o para que acompañe un cafecito en estos días lluviosos.

Cuenta historias de ultratumba en las cuales espantan. O describe a una mujer que con una sola mirada nos asesina con su belleza. Al escucharlo dan ganas de poner a San Antonio de cabeza y pedirle un deseo por esa niña. La magia de las canciones empuja a un estado de tranquilidad tal que es difícil creer que al Gordo sólo le tomó tres días grabar este álbum.

“Quizás lo que más me gusta de este trabajo es que hago las canciones como quiero. Las canto y digo lo que quiero, sólo apelando a mi gusto, sin entrar en debate por cuestiones radiales y líricas”, comenta. “Creo que esto hace que sea un trabajo más honesto, y se ve reflejado al escuchar el disco entero”.

Luego de un par de fechas en La Maga, en cuya barra-camerino hemos brindado por mi promesa cumplida, y donde ha sido acompañado por los Abuelos Invisibles (esta noche únicamente Paulo García, en los teclados), el Gordo está listo para empezar un ciclo de presentaciones más formales de su producción.

El próximo 30 de mayo se presentará en Teatro Jazz con sus temas, compartiendo la banda y el escenario con otro cantautor, Michel Peraza, en el concierto Voy a seguir... sin perder la paz. Esta vez los Abuelos Invisibles serán Selvin López, en los teclados; Pedro Meléndez, en el bajo, y Coloso, en las percusiones. Los 11 temas del disco, cuya naturaleza el Gordo describe como “una mezcla de Calamaro y Gordoreason (su alter ego intelectual)”, se intercalarán con anécdotas o simples bromas que sirven para aceitar su relación con el público.

Voy a seguir...sin perder la paz
Carlos Hernández El Gordo y Michel Peraza. 30 de mayo, 8 p.m. Teatro Jazz, 7a. avenida 4-57, zona 4. Admisión: Q75.

T: Luis Molina. lmolina@sigloxxi.com
F: Cecilia Cobar ccobar@sigloxxi.com


AGENDA
Teatro
La vida de un ogrito
Como un clan de nómadas, el grupo de teatro Rayuela viajó el pasado mes de abril a diferentes teatros de Guatemala y Honduras, para presentar la obra El ogrito. El ogrito es un ser diferente, a quien no le gusta compartir el tiempo con los niños de su edad. La historia de este peculiar personaje tiene como finalidad enseñar a los pequeños que las diferencias entre las personas no son malas, ni extrañas. Al mensaje de esta obra se le agrega que demuestra a los niños que puedan valorarse tal y como son.

Bajo la dirección de Mercedes Fuentes, Patricia Orantes y Esvin López recrean esta historia. Rayuela se ha caracterizado por presentarse en escenarios convencionales y experimentales. Este grupo de artistas cree que el teatro es un canal para promover el respeto de las diferentes culturas y la justicia social.

30 de abril, 4 p.m. Proyecto cultural El Sitio. 5a. calle poniente No. 15, Antigua Guatemala. Admisión: Q40.

Teatro
Cosmovisión maya
23 DE MAYO, 4 P.M. Espacio CE! 6a. Av. Norte entre 3a. y 4a. Calle, ANTIGUA GUATEMALA. ENTRADA LIBRE.
Sotz’il es un colectivo teatral formado por jóvenes kaqchiqueles que busca preservar la cultura de sus ancestros. Ajchowen está inspirada en Pop wuj Jun B’atz: el primer hilo de la vida y Jun Chowen: el primer sonido; ambos padres del arte según los mayas.

Conferencia
Historia y arqueología
28 DE MAYO, 6:30 P.M. MUSEO POPOL VUH. 6A. CALLE FINAL, ZONA 10. ENTRADA Q10 y Q20.
El arqueólogo Ernesto Arredondo explica, en La Guerra Maya: el complejo amurallado de Naachtun, que Tikal y Calakmuyl fueron dos grandes ciudades que buscaron la supremacía política durante el Período Clásico maya.

Música
Ya van cuatro...
29 de mayo, 8:30 p.m. Cines Magic Place, Sala 6; Av. Las Américas 16-73, Zona 13. Admisión: Q40 Preventa y Q60.
“Hemos planeado un concierto totalmente diferente de los que hacemos regularmente”, prometen a sus seguidores los miembros del grupo de rock-pop nacional Mofongo. El motivo es la celebración de su 4o. aniversario.

Unidos por la vida
30 DE MAYO, 8 P.M. PLAZA DE LOS MÁRTIReS, USAC. ENTRADA LIBRE
La clausura de cursos libres se festejará con el Festival Sí a la vida, no a la violencia. Participan 10 grupos, entre ellos La calle, Edge of steel, Legados, Poverello, Kawoq, Independiente 88, Jazz Project, Caja Lúdica y la Estudiantina de la Usac.

Heavy Metal Fest Hispanoamericano 2009
30 DE MAYO, 8 P.M. ESTADIO DEL EJÉRCITO. Admisión: GRAMILLA Q.250, GENERAL Q.150.
Los seguidores del rock desfilarán una vez más en Guatemala en este concierto que reúne a los españoles de Barón Rojo, Luzbel de México y Tripod, la banda chapina que continúa ganando terreno en los escenarios. Boletos a la venta en el vestíbulo del Tikal Futura.

Televisión
¡Sobreviví!
HBO. 26 DE MAYO, 1:55 P.M.
José Antonio Delgado es un alpinista que alcanzó una meta: llegar a la cumbre de Nanga Parbat. Sin embargo, en el descenso una tormenta lo acercó a la muerte. Toda esa experiencia de supervivencia quedó plasmada en la película documental Más allá de la Cumbre.

El principio de los tiempos
NAT GEO. 28 DE MAYO, 6 P.M.
¿El universo es un producto de Dios, o es el resultado de un complejo mecanismo físico y químico que se inició con una explosión de proporciones inimaginables? El programa Ciencia al desnudo dedica 60 minutos a la teoría del big bang, en el cual presenta los avances de una investigación que pareciera no tener fin.

Cine de videojuegos
CINEMAX. 29 DE MAYO, 2:15 P.M.
¿Las ganancias en el negocio de los videojuegos podrían compararse con las del cine? Esa es una pregunta que genera posturas a favor y en contra. Hollywood Goes Gaming es un documental que explica la fusión entre el mundo del videojuego y la meca del cine comercial.

El laberinto de nuestra malversada historia


Javier Payeras reseña la nueva novela de Rodrigo Rey Rosa, “la más lograda ficción relacionada con la historia reciente de nuestro país”.
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Desde su índice, esta novela revela algo: anotaciones clasificadas según la pasta y el color del cuaderno. Notas en secuencia compulsiva y sumaria, donde surge la descripción de un laberinto de papeles amarillos, repletos de sellos y frases clave que develan los acontecimientos más oscuros de la represión política en Guatemala. El material humano va como un relato múltiple. El acercamiento a La Isla, un complejo de edificios que pertenecen a la Policía Nacional Civil, por parte de un escritor atraído por el archivo de la policía recientemente abierto para el estudio y el esclarecimiento histórico. Por otro lado, la cotidianidad de un personaje-narrador inmerso en su trabajo literario desde el cual va tomando conciencia de su propio aislamiento. Y es precisamente el aislamiento ese ingrediente que le da su carácter verosímil a este relato. El aislamiento dentro del laberinto de nombres y rostros que apuntan hacia un pasado que, como una pesadilla recurrente, nunca termina de suceder. Mientras más se adentra el personaje en su obsesión por descubrir qué hay detrás de las fajas repletas de fólderes sin descifrar, más clara tiene la noción de que existe una presencia ajena para él, una sombra que resguarda toda la verdad, un Minotauro encerrado que jamás llega a hacerse visible y al cual es mejor no invocar.

Esta novela de Rodrigo Rey Rosa es —me parece— la más lograda ficción relacionada con la historia reciente de nuestro país. Tomando el reportaje, el diario y la reconstrucción documental como elementos base para la construcción de un relato con múltiples lecturas, Rey Rosa logra una descripción muy detallada de la corrupción política guatemalteca, un circo de realismo sádico que es casi imperceptible para una sociedad cauterizada al dolor ajeno. Dentro de su entropía, El material humano condensa una extraña carga poética. La honestidad es el hilo de Ariadna que conduce la conciencia a través del relato. ¿Cómo emerge la sensibilidad humana luego de tantos años de paranoia y dolor? En todo el recorrido por su estructura absolutamente experimental no deja un párrafo donde no coincidan la experiencia humana, el desasosiego y el absurdo. El recurso del diario en la narración hace que el efecto de sus observaciones nos adentre en el proceso creativo que da origen a la novela misma. Una visión borgeana del asunto literario, donde el personaje es quien habla y el autor quien obedece. Un reflejo instantáneo de un Meursault o de un Joseph K dentro de la maquinaria de sangre que desde siglos mantiene el “orden de las cosas”.

Algo se condensa muy bien dentro de la novela. La incertidumbre acerca de la realidad de los otros. Una larga lista de casos transcritos de los expedientes hallados le da un toque de humor amargo: Barrientos Luis Alfredo. Nace en 1924. Periodista. Fichado en 1956 por manifestante. En 1958 por propalar ideas exóticas. Valdés P. Sergio Estuardo. Nace en 1931. Fotógrafo. Fichado en 1952 por liberar un zopilote en el teatro “Capitol”. Estrechamente podemos ver cómo la estrategia del Estado guatemalteco llegó a los niveles más absurdos de represión. El libro abunda en nombres, anécdotas y opiniones que abonan a la lectura cierta curiosidad por hallarnos reflejados en él. Con ello no quiero simplificarla o aducir que su virtud radica en lo “local” de su historia. En la verdadera literatura no existe tal complejo. Brota el hallazgo de una idea y la imagen de alta definición que nos brinda a través de una técnica narrativa sumamente transparente. Virtud por demás identificable en las novelas de Rey Rosa. Envidiable capacidad de síntesis. Aproximación minimalista en la descripción. Un novelista como pocos, tímido como pocos y ameno como pocos. Algo de Dédalo construyendo un laberinto con el desecho de nuestra malversada historia, ese pasado impresentable, esa guillotina seca que amenaza el presente desde la inmovilidad de viejos y apolillados papeles. Pero, afortunadamente, hasta de todo eso puede germinar excelente literatura.

EL MATERIAL HUMANO DE RODRIGO REY ROSA. ANAGRAMA, 2009. 185 PÁGINAS.


T. Javier Payeras. jpayeras@sigloxxi.com
I. Alejandro Azurdia. aazurdia@sigloxxi.com

Novedades

Libros
Nostalgia Guatemalteca
JOSÉ LUIS SAMAYOA Y OTTO WOLFF. D’BUK EDITORES
Este libro rinde tributo a la belleza de Guatemala, recopilando esas pequeñas maravillas por las cuales se caracteriza: la peculiar forma de expresarnos, nuestros sonidos, nuestras comidas, nuestros ademanes, nuestros juegos de güiros, nuestras costumbres y, por supuesto, nuestros paradisíacos lugares.
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Libros
Nostalgia Guatemalteca
JOSÉ LUIS SAMAYOA Y OTTO WOLFF. D’BUK EDITORES
Este libro rinde tributo a la belleza de Guatemala, recopilando esas pequeñas maravillas por las cuales se caracteriza: la peculiar forma de expresarnos, nuestros sonidos, nuestras comidas, nuestros ademanes, nuestros juegos de güiros, nuestras costumbres y, por supuesto, nuestros paradisíacos lugares.

Cine
Todos los días son tuyos
JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ. UNIVISIÓN
El título de este thriller está relacionado con una oración a la Santa Muerte. De esta forma el director acentúa la fragilidad de la vida de los personajes de su obra, sobre todo los vascos independentistas que en territorio mexicano son víctimas de una persecución encabezada por La Rubia, una agente nacionalista española que cuenta con apoyo de la Policía Judicial mexicana para llevar a cabo su exterminio de supuestos etarras bajo el lema “Contra el terrorismo todas las armas se vuelven legales”.

Discos
Abnormally Attracted to Sin
TORI AMOS. UNIVERSAL REPUBLIC
Después del marcado conceptualismo que marcó sus dos producciones anteriores (The Beekeeper (2005) y American Doll Posse (2007), la cantautora decide retornar a un conjunto de simples canciones. Sus melodías continúan siendo poderosas, envueltas en su estilo musical característico: trip-hop, bajos sintetizados, gotas de piano acústico y cambios drásticos en su timbre vocal.

Relapse
EMINEM. AFTERMATH/INTERSCOPE
De regreso de un autoexilio posterior a su último álbum, Encore (2004), el rapero blanco de Detroit exorciza en este disco su desventura de los últimos tiempos (que incluye un divorcio, la muerte de su mejor amigo y años de narcoadicción). Todo esto no lo suavizó. Su sarcasmo es ahora mayor, producto de una larga dieta de pastillas, nachos, pornografía barata y una dosis diaria de E! Daily News.

Completamente inmaculada*

Francisco Alejandro Méndez
España me recibió como se merece un enamorado. Encontré a Madrid primaveral, soleado y con miles de vilanos cayendo por las calles. Eso me recordó la escena de la televisión cuando llegan a su ciudad los ganadores de la serie mundial de beisbol en Estados Unidos. De los edificios caen millones de papeles, y ellos van en un auto convertible saludando a cuanto fanático les grita.
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España me recibió como se merece un enamorado. Encontré a Madrid primaveral, soleado y con miles de vilanos cayendo por las calles. Eso me recordó la escena de la televisión cuando llegan a su ciudad los ganadores de la serie mundial de beisbol en Estados Unidos. De los edificios caen millones de papeles, y ellos van en un auto convertible saludando a cuanto fanático les grita.
Pero yo voy aquí por Madrid en un taxi, al que nadie le echa siquiera una ojeada. Las semillas, convertidas en pequeñas bolas de pelos blancos, caen por miles, como nieve, pero sin frío. El taxista me ha dicho que muchos españoles sufren alergia por las benditas motas. En Guatemala les llamamos mishitos, por aquello de los gatos, pero no se ven en grandes cantidades.
Hago detener la marcha dos veces al taxista. Le muestro la foto de Inmaculada, donde cada vez que la veo está más hermosa. Se rasca la cabeza y me explica que Madrid es muy grande y que habría miles como ella.
Yo, un tanto molesto, le contesto que como ella ninguna. Prefiero ignorarlo antes que reventarle la cara.
Otra rubia parecida a Inma rebasó el taxi en un convertible. Inmaculada nunca me contó que tenía auto y menos que manejara. Quizá era una prima suya, porque son iguales.
Es domingo. Este día los taxistas tienen un suplemento especial para ellos, así que le pago el equivalente a 25 dólares por el viaje de Barajas a Gran Vía.
La pensión está en la calle Fuencarral. Alfonso habló con un amigo español fotógrafo. Él me recomendó el sitio. Parece que acertó en cuanto a mi situación económica. Soy más pelado que un gato. El sitio, aunque parecido a los refugios que utilizaron los kosovares para cubrirse de la estupidez, no está mal del todo. Con un par de maletas he subido seis niveles a pie por unas gradas que más parecen obstáculos. Está oscuro y pienso que no es un lugar indicado para invitar a Inmaculada. El dueño tiene más cara de cubano que de español. Es moreno, su hablado es caribeño.
Chico, ¿de dónde tú eres, de México? Eso nos ocurre con frecuencia a los centroamericanos. La referencia es México. Lo demás no lo conocen, o simplemente no existe para ellos. Pero, bueno, eso ya me tiene curtido; en Cuba me hicieron la misma pregunta. Es una de las grandes ofensas con que nos reciben en cualquier parte. Total, te la aguantás porque ni modo.

* * *

Mi cuarto es una total pocilga. La cama está preparada para dormir, con sus colchas y almohadas en orden. Sin embargo, dentro de las sábanas todavía hay cabellos de cabeza y de pubis.
No hay baño adentro. Solamente un balcón que da a la calle y un pequeño lavamanos, donde justamente pondré mi verga cuando tenga ganas de orinar. Un viejo armario parecido al de la canción infantil de Dame el llavero abuelita y enséñame tu ropero, solamente que en su interior no encontré la espada de mi abuelito, sino residuos de roedor y de insecto con antenas.
Quizá no sea la mejor guarida, pero aquí me encuentro. Dejo mis pertenencias y salgo en busca de Inmaculada. Llevo un anillo de compromiso en una caja azul dentro de la bolsa izquierda de mi pantalón, un mapa, dinero y mi pasaporte.

* * *

Madrid es hermoso. Aquí nació ella. La gente es más alta que yo, pero no más valiente. Coño de país, como dicen los caribeños. En casi todas las esquinas aparecen kioscos con revistas para todos los gustos. Por supuesto que compro una Interviú. Me han explicado que a pocas cuadras está la Puerta del Sol. Cerca hay bares por todas partes. Estoy seguro de que en uno de ellos está ella, esperando por mí: por su amado guatemaltequito que le dará la sorpresa de fin o principio de siglo, como se prefiera.
Antes de proseguir mi camino compro una cajetilla de Ducados. Siempre me han gustado estos cigarros, son lo que más me recuerdan un Payaso. Claro que he traído un abastecimiento de este exquisito cigarro, que precisamente mató a mi abuelo de enfisema pulmonar, pero que a mí me ha salvado varias veces de lanzarme a las profundidades de un barranco. Un cigarro es el compañero más fiel y cínico. Debo apurarme. Ella estará en el sitio menos pensado. La tomaré por la espalda. Le cubriré sus ojos con mis manos y le preguntaré ¿quién soy, mi amor? Luego se volteará y me lanzará un beso, como el primero, como el segundo, como los de siempre. Yo le diré Completamente Inmaculada, mía en cualquier parte del mundo.
Seguramente me dará un pellizco para convencerse de que soy yo, el mismo de carne y hueso y no una ilusión. Echará a rodar unas lágrimas. Yo se las quitaré con mis labios y le atravesaré suavemente un dedo en su boca para que no diga más nada.
Pediré una fría cerveza y le diré: pues sí, mi amor, ¿en qué estábamos? Llegaré puntual a la cita, como si la hubiera visto apenas ayer. Sacaré el anillo. Tomaré su mano izquierda, cogeré esos delgados y largos dedos y le pondré el último recuerdo de mi abuela.
Seguramente ella estaría orgullosa de que una española lo portara. Mi abuela siempre pensó que los españoles nunca se deberían haber mezclado con los indios. Cada vez que tuvo ocasión lo repitió una y otra vez. Aunque, claro, ella era bajita, morena y la sangre india le corría de arteria a arteria.
—Ellos son mejores y más cultos que nosotros, mijo. Tienen reyes, no como nosotros con gobernantes de porra y corruptos...
—En este lado de América éramos descalzos. No teníamos más que puro monte, mijo —me repetía, tras pegarme con la Biblia en la cabeza.
Me encantaría toparme con un anuncio en el que la Reina informe sobre la boda de la infanta con un obrero centroamericano, mejor si es guatemalteco, cobrizo, de pelo pishpinudo, mandíbula salida, bajito y con brazos fuertes de tanto cargar. Si la abuela viviera, le explicaría que la única venganza nuestra es la que llevo yo dentro del corazón y que dice Inmaculada, mi amor, no desesperes, aquí está quien más te ama.
Me parece que este bar con apariencia de gitano está muy bien para empezar.
—Una cerveza, por favor.

*ESTE ES UN FRAGMENTO DE LA NOVELA COMPLETAMENTE INMACULADA, DE FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (GUATEMALA, 1964). HA SIDO REEDITADA ESTE AÑO POR LA EDITORIAL CULTURA.

Hierro santarroseño



José Luis Escobar da con el taller en el que se forjan muchas de las estructuras de metal que lucen los hoteles y comercios de Antigua Guatemala.
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TALLER SANTA ROSA
2A. AVENIDA NORTE #15,
ANTIGUA GUATEMALA.

En la misma cuadra en donde está el Convento de las Capuchinas, en Antigua Guatemala, hay un taller de herrería: Santa Rosa, que toma su nombre de la alameda que conecta el centro de la Ciudad Colonial con las ruinas de la iglesia del mismo nombre.

Todo un concierto de metales se puede percibir al pasar enfrente del lugar. El transeúnte que no huye del caos sonoro puede ver a los herreros dando forma al hierro. Faroles, balcones, lámparas de techo, camas, cabeceras de cama, y juegos para la sala y el comedor brotan del ingenio de los artesanos.

Las piezas que trabajan o reparan están a la vista; quizá el ambiente, lleno de máquinas y estructuras metálicas, no permite apreciarlas en su plenitud, pero no dejan de ser el principal gancho, en especial para aquellos que gustan exhibir en sus hogares elementos decorativos que reúnen funcionalidad, elegancia y arte.

Las obras que se forjan en el yunque de Santa Rosa no son los típicos diseños creados en masa; varios de ellos datan de bosquejos realizados casi un siglo atrás, durante los primeros años de operaciones del taller, cuando su actividad principal consistía en reparar los ejes de las carretas tiradas por caballos.

Gran sala de ventas
A solicitud del cliente los modelos antiguos se alternan con los nuevos, creando también algunos especiales como un escarabajo que en el tórax oculta un compartimiento.
La ciudad de Antigua Guatemala hace de sala de exhibiciones de lo que se trabaja en el taller. Varias de sus piezas se encuentran a la vista del público. Una muestra es la reja localizada en los jardines del templo San Francisco El Grande, iglesia en la cual se localiza la tumba del Santo Hermano Pedro de San José de Betancourt.

Las lámparas, camas y ornamentos metálicos que los huéspedes aprecian en los diferentes ambientes de hoteles como Los leones y El convento también fueron elaborados por los herreros santarroseños.

Y si quiere apreciar otra muestra de lo que acá se fabrica, la próxima vez que vaya a comprar dulces típicos a la tienda de Doña María Gordillo, levante la vista para contemplar una muestra del tipo de lámparas que podría tener en su hogar o empresa.


BAJO PEDIDO

El taller abre de lunes a domingo. Hay servicio a domicilio gratuito en Antigua Guatemala y sus alrededores. Más información: 5662 6167 y 5662 8677.

PRECIOS

La estructura para una cama tamaño king cuesta Q5,300. El precio incluye cabecera y varía dependiendo del diseño. Una cabecera estándar vale Q950. Las lámparas oscilan entre los Q350 (farolas) y los Q2,600 (de techo).

PASADO
Luciano Rodríguez Pérez fundó el taller, hace más de 100 años, reparando ejes de carretas. Sus nietos están hoy al frente del negocio, que ahora trabajan estructuras ornameltales.

T: José Luis Escobar. jescobar@sigloxxi.com
F: Cecilia Cobar. ccobar@sigloxxi.com

Se apoderó del día


El blog Carpe Diem se autodefine como un espacio políticamente incorrecto. Su contenido ofrece reflexiones sobre los notas políticas que se publican en las periódicos.
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El blog Carpe Diem se autodefine como un espacio políticamente incorrecto. Su contenido ofrece reflexiones sobre los notas políticas que se publican en las periódicos.

Las últimas semanas los posts se han centrado en lo que mediáticamente se conoce como “el caso Rosenberg”, y particularmente el pasado fin de semana el autor escribió acerca de su participación en la manifestación convocada frente a la Municipalidad capitalina.

Movimientos cívicos y protestas pacíficas se mezclan con temas como la ley de armas o el color de los chalecos de los motoristas. También Gobierno, sociedad civil, el sector comercial o las emergencias nacionales, como virus de la gripe A (H1N1) y la reciente serie de temblores que se sintiera en el país. No hay tema vigente que no se le escape a Luis Figueroa, el autor de este blog.

Este sitio recibe alrededor de 25,00 visitas mensuales, y aunque la coyuntura nacional rige la pauta, también hay espacio para la música, la cocina y la lectura.

“Carpe Diem significa apodérate del día, y resume bien mi visión del mundo. La libertad es el principio fundamental que guía mi vida y mis reflexiones... Comparto con mis lectores algunas reflexiones y experiencias en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico. ¡Por la libertad y la razón!”, dice Luis.

T: José Luis Escobar

Homo sapiens versus Homo coleccionista

Jack Schuster * Bichología
En mis últimas columnas he mencionado la Colección de Artrópodos de la Universidad del Valle de Guatemala. La empecé con unos toritos que heredé del Lic. Mario Dary en 1975, y ya tenemos más de 100 mil especímenes; es una de las mejores colecciones en Centroamérica. Pero, ¿por qué me metí en este asunto?
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En mis últimas columnas he mencionado la Colección de Artrópodos de la Universidad del Valle de Guatemala. La empecé con unos toritos que heredé del Lic. Mario Dary en 1975, y ya tenemos más de 100 mil especímenes; es una de las mejores colecciones en Centroamérica. Pero, ¿por qué me metí en este asunto?

Como alumno, entre mi primer y segundo año universitario, estuve trabajando en una expedición paleontológica de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Estuvimos buscando fósiles de lagartijas y anfibios en las praderas de Nebraska, Kansas, Dakota del Sur y Wyoming. Era mi primera vez en las grandes praderas y me fascinó la diversidad de saltamontes que encontré saltando por todos lados. Un alumno de medicina estaba recolectando insectos para un profesor y me ofreció una caja, alfileres entomológicos y el uso de su red. Así empecé mi colección: ¡por gusto!

Hay dos tipos de personas en este mundo: coleccionistas y los demás. Yo siempre he sido un coleccionista. En la escuela primaria coleccioné sellos y monedas. Y paquetes de fósforos que encontraba tirados en la calle, especialmente enfrente de los bares… había paquetes con chavas semidesnudas… ¿Semi? Bueno eran los años 50...

Lo cierto es que al encontrar los insectos abandoné las demás colecciones, aunque todavía la inercia filatélica me hace quitar los sellos de los sobres y meterlos en una caja… y aunque aprendí mucha geografía y cómo escribir números en árabe por los sellos, sentí que la colección de insectos era mucho más importante. ¡Cada insecto lleva información y uno puede hasta encontrar especies desconocidas por la ciencia! ¡Y así fue!

Aunque empecé con todo tipo de insectos, uno tiene que especializarse un poco. ¡Hay demasiados! Un famoso científico contestó a la pregunta ¿Qué piensa de Dios? con: “A Dios le encantan los escarabajos”, porque hizo más especies de escarabajos que de cualquier otro tipo de animal. Hay más de 400 mil especies de escarabajos (Coleoptera) descritas… ¡y eso es tal vez sólo 10% de las que existen! Así que me limité a especializarme en escarabajos.

Pero tampoco todos. Trabajo con una pequeña familia, los Passalidae, que vive mayormente en troncos podridos. Hay quizá unas 700 especies descritas mundialmente. Un número razonable para aprender. Y con éstos encontré mi primera especie nueva para la ciencia ¡en Guatemala, en 1977! La nombré Petrejoides guatemalae. La encontré en un bosque en los Cuchumatanes, en el camino que pasa detrás de las famosas Piedras Captzín.

Mi familia y yo acampamos una noche en ese lindo bosque y el día siguiente encontré el bicho. Hace unos pocos años regresé al sitio. Las Piedras Captzín se habían convertido en un basurero y el bosque ya no estaba, tampoco los pasálidos… sólo grama.

Tres lecciones importantes: 1. Hay que conservar los bosques de Guatemala con urgencia, especialmente los de montaña. Las colecciones han ayudado a determinar cuáles son los lugares con mayor número de especies, y de especies raras, para priorizar la conservación. 2. Las colecciones pueden guardar los únicos especímenes de especies ya extintas; o sea, que merecen apoyo para preservar el patrimonio, o lo que queda del patrimonio de Guatemala. Desgraciadamente el apoyo que las colecciones biológicas de Guatemala reciben no es suficiente para mantenerlas en buen estado. 3. Hacer algo por puro placer puede dar como resultado conocimiento nuevo e importante.

*El doctor Jack Schuster es director del Laboratorio de Entomología Sistemática de la Universidad del Valle de Guatemala.


Espíritus complementarios

Norma Carrillo Padilla | Antropóloga
Manuel Fernández
| Historiador




Una antropóloga y un historiador emigraron primero a EE.UU. y luego a Costa Rica. La pareja le cuenta a Jaime Barrios Carrillo sobre su vida en el trópico y su relación con Guatemala.
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Dos intelectuales guatemaltecos unieron sus vidas, y después de haber emigrado a Estados Unidos decidieron trasladarse a Costa Rica, donde desarrollan ahora una labor académica y de cambio social. Norma Carrillo Padilla es doctora en antropología por la Universidad de Minnesota. Manuel Fernández es historiador y fue asistente de investigación durante muchos años de Severo Martínez.

Manuel resalta también la amistad que tuvo con el maestro. “Algo que nos unió mucho es que los dos éramos mitad chapines y mitad españoles. Severo era 50% asturiano y yo 50% leonés. Mis estudios de posgrado los hice en Valladolid”. Manuel es uno de los pocos especialistas en historia del teatro guatemalteco y ha escrito ensayos sobre el tema.

Norma y Manuel han sabido combinar la vida profesional con la de pareja. “Creo que nos adaptamos bien a entornos nuevos. El ser dos que sólo somos uno nos ayuda mucho”, afirma Manuel.

Norma explica que estaba dando clases en el St. Olaf College en Minnesota, cuando un hermano que vivía en Costa Rica le informó de un programa de la Universidad de Kansas para trabajar en Golfito, Costa Rica. “Obtuve el puesto, lo mismo que Manuel, y en junio de 1999 nos mudamos a Golfito. Nuestra intención era estar únicamente por seis meses, pues después de 10 años en Minnesota y el frío, queríamos algo de calorcito tropical. Golfito nos embrujó, un pequeño pueblo ex bananero de 5 km de largo por 300 metros de ancho, entre el mar y la montaña. Los seis meses se convirtieron en tres años de trabajo con la Universidad de Kansas; sin embargo, en 2003 la Universidad cerró el programa y nosotros decidimos quedarnos en Costa Rica, en la zona sur del país”.

Manuel agrega: “En Costa Rica estamos bien, aunque tanto Norma como yo hemos extrañado la vida en Estados Unidos. Yo echo de menos especialmente a Nueva York, con su sol de brillo poético en sus calles y sus tripas, sus trenes, de chillidos metálicos”.

Actualmente viven en Laurel, en la frontera con Panamá, también pueblo bananero, ahora de plantación de palma africana. Norma está trabajando para la Universidad Nacional en el campus de la zona sur. “Estoy dedicada a los estudios del turismo, y doy clases en esa carrera, y en el área de estudios generales imparto un curso sobre género. Mi trabajo también ha estado orientado a la gestión local del desarrollo y a promover la participación ciudadana en los cantones del sur del país. Desde 1994 no visito Guatemala, supongo que ahora yo sería una turista en mi ciudad natal. Guardo la capital de mi patria en el corazón, pero el bosque húmedo de Costa Rica y una familia de 16 gatos y 7 perros nos impide volver; aunque no hemos procreado ningún ser humano por decisión mutua”, me dice Norma, con humor.

Manuel en cambio, afirma: “Siento melancolía por una Guatemala que ya no existe. Cuando ocasionalmente llego a visitarla, pues te digo que no dejo de sentirme “ajeno” al contexto actual. Yo quisiera, en mi corazón, no en mi mente, que aún existieran los cines Palace, Maya, Capitol. Me dan especial nostalgia el Palace, con sus series sabatinas de películas de episodios, y el Cervantes, con sus filmes europeos, principalmente franceses”.


T: Jaime Barrios Carrillo. jbarrios@sigloxxi.com F: Archivo, Siglo 21.

Amor, adolescencia y pan dulce


Un emo y una chica japo que se enamoran en plena adolescencia. Eso domina la historia de una familia guatemalteca, la cual se enriquece con los ambientes, textura y colorido de la ciudad.
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Un emo y una chica japo que se enamoran en plena adolescencia. Eso domina la historia de una familia guatemalteca, la cual se enriquece con los ambientes, textura y colorido de la ciudad. Pan dulce se llama el cortometraje del Colectivo Chileromuchá, bajo la dirección de Javier del Cid. Durará 15 minutos y será estrenado durante el segundo semestre de este año. Aquí documentamos parte de su rodaje, realizado en algunos escenarios del Centro Histórico.
T y F: Morena Pérez Joachim. mperez@sigloxxi.com