domingo, 24 de mayo de 2009

La tecnología triunfa sobre la nostalgia




¿Análogo o digital? José Luis Escobar recorre algunos estudios de grabación guatemaltecos para constatar la tendencia al sonido binario sobre el de la cinta magnética.
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Unas 500 canciones en formato mp3, almacenadas en mi teléfono celular, me acompañan en la redacción de este texto.

Si hubiera escrito en un periódico durante los años 70 la imagen sería distinta: tendría la compañía de varias pilas de longplays y vinilos de 45 revoluciones esperando su turno en una tornamesa un poco más grande que mi computadora. Escucharía el ruidito de la aguja anunciando el inicio y el final de cada disco.

Ahora que la era digital ha desplazado a la tecnología análoga pertenezco a la generación que ya no extraña el scratch. Pero entre los melómanos persiste un grupo que añora la fidelidad del sonido análogo y habla de ella como lo haría un presentador del clima al describir “algo más cálido”.

El audio análogo evoca suspiros, otra época y definitivamente muchos recuerdos. Por ello, decido ahondar en esa melancolía e inicio un peregrinaje por algunos estudios de grabación guatemaltecos, con el fin de averiguar cómo registran su obra nuestros artistas, si análoga o digitalmente. Las historias que obtuve fueron de largas trayectorias en la escena local, y de transición hacia tecnologías de punta.


Como en una película
Mi visita al edificio de Iximché Studios, en donde hasta hace unos años funcionó Discos de Centro América (Dideca) materializó esas imágenes de películas setenteras cuya trama involucra a toda una banda grabando en vivo. Algo similar debieron experimentar Ricardo Arjona, Alux Anual, Bohemia Suburbana y varios grupos de marimba. Todos hablan del pasado del lugar, que cerró sus puertas en 2005, hasta que fue adquirido por el estudio Iximché.

El equipo análogo persiste en el lugar, junto a la consola digital que de momento es la más utilizada. Iximché cobija a los sellos UO producciones y Spinhouse, ambos dedicados a la industria de pre y postproducción musical.

Subirse en la moto
“Por medio de plugins la tecnología actual trata de simular lo análogo. Todavía hay interés por ese sistema de grabación. Hay artistas, internacionales en su mayoría, que aún lo usan. Madonna podría grabar aquí”, dice Gian Paolo Perini, cantante de la banda Primmo y director de Iximché. Perini compara el gusto de una grabación análoga con comprar una Harley Davidson en lugar de cualquiera otra motocicleta.

“Depende de tu oído. Los músicos que gustan del jazz saben interpretar su instrumento y lo hacen con un sonido increíble. Si la grabación está en análogo es como si tuvieras enfrente a los artistas. Y si a vos te gusta ese rollo lo sabés distinguir. Ahora, es menos probable que te des cuenta si escuchás a una banda de punk, que únicamente busca alardear de que grabaron su bulla en un disco registrado en análogo”.

Sin embargo, no todo se limita a la tecnología. “Te mentiría si digo que el análogo se oye perfecto. Todo depende de quién te graba, y si sabe lo que está haciendo”, menciona Perini, al hablar también de detalles como cables, micrófonos, instrumentos musicales y de elementos humanos: cantantes, músicos, productores e ingenieros de audio.

Un mouse gigante
El director considera que lo digital empezó a ganar terreno cuando los fabricantes de la tecnología de grabación decidieron que podrían llegar a más clientes al aprovechar el repunte de las computadoras personales y los programas de software. Desde entonces fue más sencillo montar un estudio, incluso en el hogar.

“La consola ya no es necesaria; no es más que un mouse gigante. Pero en tu casa no podés controlar situaciones como la lluvia, el ruido de una camioneta, o una bocina; es por eso que algunos adoptan un trabajo híbrido: realizan parte de la producción en estudios propios o caseros, y la concluyen en un estudio grande.

Ahora “todos sonamos bien”
“Fijate que me gustó mucho el color que le diste a la última canción. Grabemos de nuevo, pero manteniendo la voz como acabás de cantar”. En mi espera para charlar con Jorge Estrada, fundador del estudio Audio Track, alcancé a escuchar los últimos minutos de la grabación de un disco de música barroca.

Jorge, apodado el Gordo Estrada, es ingeniero de sonido y catedrático universitario, y es también testigo de la transición entre lo análogo y lo digital. Su estudio, fundado 22 años atrás, es de los pioneros en el segundo sistema. “Hasta los años 80 era muy caro poner un estudio de grabación. La tecnología y el equipo eran costosos. Una grabadora de 24 canales costaba, barata, unos $50 mil”, me dice cuando finalmente nos sentamos a conversar.

Jorge trabajó el sonido de prácticamente todos los discos de Alux Nahual. Para tener una referencia concreta de costos le pido que haga números y me dé una cifra de cuánto le hubiera costado a esta banda nacional lanzar su primer disco en esta época.

“Diría que la tercera parte. Y para que tengás idea de cuánto hablo, te puedo decir que la cinta análoga de 2 pulgadas cuesta $160 y en ella sólo tenías media hora para grabar. Entre grabaciones y mezclas, hacé cuentas de cuánto hacía falta para tener todas la canciones del disco. En cambio ahora, por $160 me compro un disco duro, en el que puedo tener hasta diez horas de grabación”.

Más herramientas
“Entre puristas existe la percepción de que el audio análogo es mejor que el digital. Yo lo comparo con la fotografía. A finales de los 80 la tecnología análoga topó, ya no tuvo más desarrollo: se quedó en el filme. Igual pasó con el audio; se estancó”.

Según Estrada, el audio digital apenas da sus primeros pasos. “Falta mucho por ver. Yo diría que en 2015 ó 2020 estaremos muy sorprendidos cuando madure la tecnología”.

“En los últimos 5 años el sonido digital es mucho más eficiente. Yo que grabé en audio análogo con buenas máquinas, y otras no tan buenas, definitivamente no regresaría al él. No lo haría por los costos de operación y mantenimiento del equipo. Además, el mercado no está dispuesto a pagar por este sistema y, honestamente, con lo digital tenemos muchas más herramientas”.

Sonido democrático
Le pregunto a Jorge si al escuchar una canción es capaz de percibir si fue grabada análoga o digitalmente. “No, ya no se puede”, me responde. “El digital de los 90 era un sonido sólido, brillante, con poca profundidad. Era propio de un concepto heredado de finales de los 80, pero con el tiempo fue mejorando. Además, el análogo no es perfecto, suena lindísimo pero no es perfecto”.

La imperfección que encuentra está en la distorsión y el ruido. “El mundo análogo no era idéntico al mundo real. Lo que salía de las bocinas era diferente de lo que percibíamos con los oídos, pero resultaba convincente y agradable a todos. El digital en cambio es muy convincente, tal vez más exacto que la realidad, o por lo menos no estamos lejos de conseguirlo”.

Estrada también indica que en los años del análogo cada estudio tenía un sonido peculiar. “Eso era lo lindo de los 70. Los ingleses sonaban con un mood muy diferente del que tenían en Los Ángeles o Nueva York, y era porque cada estudio usaba equipo diferente, tenían su propio color”. Jorge considera que ahora el sonido se ha vuelto democrático; “todos sonamos bien”.

No es sólo de hacer clic
“Ahora, quien se lo proponga, en dos habitaciones de su casa puede tener un buen estudio de grabación”, asegura. Pero al hablar de limitantes añade: “Siempre está el asunto de que si vas a grabar voces necesitás un lugar con una acústica controlada para tener suficiente calidad”.

La generalización de que la computadora es en sí misma un estudio, a su juicio, depende del hombre y no de la máquina; “también del tipo de música que querrás hacer. Si lo tuyo es el género electrónico, la computadora es tu herramienta. Pero para sonidos acústicos como guitarras, baterías, violines, etc., se necesita todo un lugar acondicionado y conocer bien tus herramientas, desde el micrófono hasta los procesadores”.

Eventualmente, se atreve a vaticinar, los estudios grandes van a tratar de abaratar sus costos para competir con los caseros. Unos desaparecerán, otros no. Pero como habrá pocos estudios grandes, en ellos se hará lo que se tenga que hacer, y por ese servicio se podrá cobrar de mejor manera. “Todavía pienso que es válido lograr una mejor grabación en un estudio adecuado”.


Emoción al volante
“Ese es el estudio de los artistas nacionales. Casi todos los grupos populares han grabado allí”. Mis colegas estaban en lo cierto. En las paredes de Difosa vi varias fotos y afiches de bandas tropicales, gruperas y marimbísticas.

Durante buena parte de mi charla con Rubén Piril, gerente de producción de Difosa (antes Ventas y Promociones, Vypro) tuve de fondo música de marimba. Rubén, junto a sus hermanos René y Erwin, está al frente de este negocio familiar que nació en los años 70.

Las grabaciones de marimba son aún uno de los fuertes del lugar, que cuenta con dos salas: una acomoda perfectamente este instrumento y su batería; la otra, reservada para cantantes solistas. “Somos casi los únicos que todavía se dedican al negocio de los artistas”, me comenta, al recordar la interacción que la disquera tenía en los años 80 y parte de los 90 con las radios y los canales de televisión.

Pura nostalgia
“Muchos de quienes graban desde la época del vinilo dicen que las cintas recogían mejor el calor de la marimba. Esa impresión se instituyó porque la diferencia con lo digital era muy notoria, pero fue sólo al principio”.

Rubén continúa a la caza de grupos emergentes y encuentra a algunos que son fieles a la teoría de la pureza del sonido análogo. “Se piensa así por nostalgia. Para mí el sonido depende de la experiencia del ingeniero del audio y de los arreglos”. Eso le explica a los novatos y les hace una analogía con autos.

“Los estudios son como los carros: hay desde Rolls-Royce hasta modelos económicos. La pregunta es ¿en dónde querés manejar? Si lo que querés es conducir en las carreteras nacionales o centroamericanas no es sensato gastar una fortuna en un vehículo cuya ingeniería no se adaptará al estado de nuestras calles o caminos”.

Lo digital tiene lo suyo
El gerente valora mucho las ventajas de la era del software y de las compras por Internet. “Ya no necesitas salir del país para conseguir muchas cosas. El trámite en la aduana para hacerlo era complicado; ni sabían cómo ingresar el equipo. A veces pasaba en calidad de electrodoméstico”.

Pero en la facilidad se esconde una amenaza. “La gente cree que con tener una computadora y un programa ya tiene un estudio de grabación en casa. Ese es un concepto muy propio de la juventud”.

Piril cree que el mercado entre unos y otros estudios se irá dividiendo: “Los artistas experimentarán primero en los estudios pequeños, pero poco a poco querrán hacer más con sus siguientes proyectos. Será cuando se acerquen a nosotros o a otro lugar”.

El gerente entiende que la situación económica está difícil, sobre todo para la música, en donde los costos de producción se enfrentan a las pérdidas ocasionadas por la piratería. “Pero aún hay un sector del mercado que sí está pendiente de material original. Y es un público exigente porque demanda producciones a un precio accesible y que no se vea como un producto pirata”.

Evolución
“Se ha vuelto muy complicado seguir en este negocio, pero seguiremos hasta donde aguantemos”, señala Piril, y confiesa que en dos oportunidades Difosa ha acariciado la posibilidad del cierre, por lo que tuvieron que incorporar nuevos servicios. “Ahora rentamos el equipo a otros estudios o artistas, y también brindamos asesoría para la promoción musical”.

Pero no es la única novedad, pues los hermanos Piril acarician las posibilidades de Internet. La disquera, que cuenta con un banco aproximado de 500 discos, recién culminó la digitalización de su archivo musical y pretende vender en línea sus discos compactos y DVD, principalmente a la población latina emigrante. Pronto su catálogo estará en www.difosamusic.net

Rubén toma dos títulos del inventario y me los obsequia: el CD Este es el swing, de Arrecife, y el DVD Sigue la fiesta, de los Internacionales Conejos. Mientras leo su contenido el gerente me comenta que el siguiente paso de Difosa es trabajar en las descargas musicales en línea: “canciones sueltas y ringtones para celulares. Ya estamos sondeando esa posibilidad, para subir los temas de los grupos más conocidos de Guatemala a sitios como iTunes”.


LO QUE TODOS USAN
Hace casi una década Ranferí Aguilar se hizo de un estudio para componer en la tranquilidad del hogar. Pronto, comenzaron a llamarlo para grabar comerciales de radio y se involucró en otros proyectos sonoros: discos, demos y audio de películas.
“Nunca lo utilicé con esos fines. Se convirtió en un negocio complementario”, dice el cantautor, quien aún recuerda el proceso análogo que vivió en varios discos durante su paso por Alux Nahual.

Su etapa como productor independiente la inició justo en la transición de la tecnología. Contó con equipo y cintas digitales que precedieron a la revolución que causó la computadora personal capaz de soportar el proceso de edición de las consolas de estudio. El cantante tiene presente ese calor y color en la calidad de grabación con las cintas de dos pulgadas, pero reconoce que el apego a esa fidelidad persiste por nostalgia.


YA NO ES PRÁCTICO
Mario Menéndez es el presidente de la Asociación Cristiana de Cantantes Compositores, Autores y Músicos de Guatemala (Ascam), que se formó en 2002 y reúne ya a 175 miembros. En julio Ascam inaugurará Escenario 41-20, su propio estudio de grabación. Bajo el sello Fraternity Music ha estado presente en el medio nacional desde 2007. Este sello ha llevado la música nacional a encuentros cristianos internacionales realizados en México y Estados Unidos.

Menéndez también es director general del estudio y considera que “en Guatemala lo análogo hace ya algunos años empezó a quedar en segundo plano. Diría que el 99% de los estudios nacionales trabajan con soporte digital. Ya no sé de gente que esté trabajando con cinta, porque sale muy caro. En Estados Unidos aún se hallan estudios análogos, pero contratarlos es un lujo”.

Mario es cantautor; junto a su esposa toca en Aliados Band, un grupo de rock. “Hay personas todavía identificadas con lo análogo; es un sonido cálido, precioso, pero realmente ya no es práctico”.


T. Jose Luis Escobar. jescobar@sigloxxi.com
F. Cecilia Cobar. ccobar@sigloxxi.com

3 comentarios:

Nancy dijo...

Felicitaciones y gracias por este tour tan didáctico e interesante. Excelente trabajo.
Saludos,

sebastian pedro dijo...

buena onda por la magacin y el reportaje, felicidades, vamos pa delante!

Jorge dijo...

Para variar... EXCELENTE reportaje mi buen José Luis Escobar. Me hiciste recordar viejos tiempos en los cuales se estaba viviendo la última etapa de esa transición ¨Análoga¨ a ¨Digital¨... saludos Jorge Laguardia.