domingo, 31 de enero de 2010

Un “Beethoven por razón de asalto”

Joaquín Orellana




Paulo Alvarado escribe acerca de un músico que no cesa en la labor más propia del artista: inventar.Seguir leyendo...

Hace siete años asaltaron a Joaquín Orellana en la calle; le causaron una herida en la cabeza y le dejaron permanentemente dañado el oído izquierdo, de modo que ahora oye en un “estéreo desbalanceado”, según bromea.

Sin embargo –en un tono que mezcla el humor con su compromiso social– asegura que no por eso se va a pasar a la derecha… Siempre atento a los fenómenos acústicos y con un espíritu lúdico que no lo abandona, comenta que si se tapa la oreja con la mano, el aparato de audición que ahora se ve forzado a usar le causa un efecto de feedback con cuyo nivel y altura tonal puede jugar, debido a la retroalimentación entre el diminuto micrófono y el amplificador que contiene el aparato. Una molestia para cualquier otro; un descubrimiento con posibilidades estéticas para el maestro.

Como quiera, y tras las numerosas contribuciones que lo apartan de la generalidad en la música nacional, Orellana se niega a aceptar que se le defina como un “compositor de ruptura”. Admite, al contrario, que “ha emitido ciertas propuestas” porque su sensibilidad ha sido golpeada por los acontecimientos de su entorno, especialmente la violencia de Estado y las condiciones de miseria en las que nuestra sociedad tolera que siga viviendo una considerable parte de la población. “Lo único que sí he roto han sido algunos platos de mi casa…” –asegura, con la chispa que le es innata, este genial autor de la Humanofonía guatemalteca. Con ese mismo fulgor, el próximo martes, asistirá al lanzamiento de su página web (lea En línea).

Compositor prolijo
A partir de 1971-1972, Joaquín Orellana empieza a experimentar con todos los recursos musicales que su imaginación le propone. Incluso se embarca en la composición de sones de factura tradicional, como un trabajo de su subconsciente, y que incluirá décadas después en sus obras escénicas más extensas.

Es “la patria que sufre un acto de contrición”, afirma. Sin embargo, lo que sobresale es una prolija serie de composiciones, tales como Cantata Dialéctica (1974), Imposible a la X y Tzulumanachí (1979), Evocación profunda y Traslaciones de una Marimba (1984). En los Cerros de Ilom (1992), Sacratávica – Las voces de Río Negro (1998), La Tumba del Gran Lengua (2001), Balada de la migrante muerta en camino (2007)… por mencionar algunos títulos, que no sólo indican la constancia de su trabajo, sino su ocupación con ese lado de la guatemalidad que quisieran callar los mismos que la han causado.

El manifiesto estético Hacia un lenguaje propio de Latinoamérica en música actual que dirigió a los compositores latinoamericanos a mediados de los años setenta, resume la filosofía de Joaquín en una frase. Mas, no es el enunciado de un teórico, preocupado por llamar la atención en círculos académicos e inscribirse en las enciclopedias. Orellana es el músico activo que no cesa en la labor más propia del artista creador: inventar. Y, aparte de la música que sigue componiendo y los útiles sonoros que continúa diseñando y construyendo, gana reconocimientos en Francia, Estados Unidos y Colombia.

Orellana dirige el Departamento de Música de la Dirección General de Bellas Artes. Actúa como director huésped de la Sinfónica Nacional de Guatemala. Funda y guía agrupaciones de cámara. Imparte conferencias en diversos países. Este músico es materia de incontables artículos, entrevistas, programas y homenajes.

Con voz propia
Joaquín Orellana Mejía nació en 1937. El músico se crió con sus abuelos. “Cada día, a las 5:30 de la mañana me llevaban a misa, en la iglesia de San José”, recuerda. En el templo, un instrumento llamó la atención del pequeño: un armonio de pedales que allí tocaban, y que, dice, se le antojaba una “bicicleta de hacer música”.

De adolescente, Joaquín admite que le apasionó todo lo mitológico y oculto. Le hacen un exorcismo, “pero como se puede ver, no dio resultado”, comenta jocoso. En esos años leyó mucha literatura esotérica. Fue cuando se propuso componer “música abstracta”.

Así, experimenta en el piano con progresiones basadas en tritonos (un procedimiento usual en la música heavy metal, pero 20 años más tarde), en diametral contraste con las enseñanzas de su maestro de armonía en el Conservatorio, el austriaco Franz Ippisch.

Tardíamente empieza a estudiar violín, hasta 1956, con Carlos Ciudad-Real, y a componer formalmente. En 1963, a los 25 años de edad, completa el ballet Contrastes, en el cual integra por primera vez una cinta magnética pregrabada, hecha con la ayuda de sus amigos El Canche Lange y El Chito Falla. El envío de esta obra a Argentina le permite ganar una beca en el legendario Instituto Torcuato di Tella, que dirigía Alberto Ginastera. Allí estudia de 1967 a 1968, con Gerardo Gandini, Fernando von Reichenbach, Luigi Nono, Cristóbal Halffter, Vladimir Ussachevsky y Roman Haubenstock-Ramati.

Joaquín recuerda especialmente a su maestro Francisco Kröpfl, quien se obsesiona a tal punto con su docencia, que lo citaba para corregir sus ejercicios los domingos por la tarde. A diferencia de sus condiscípulos, Kröpfl le permite acceso secreto a los laboratorios de sonido en horario nocturno, porque “Orellana ya sabía lo que quería en su música”. De esta manera prepara la obra electroacústica Metéora, la cual estrena en 1968.

Luego, regresa a Guatemala y tropieza con la incomprensión y el rechazo local, particularmente de parte de sus propios colegas músicos, a más de las condiciones tecnológicas que, por supuesto, distan enormemente de las que le brindaba el Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales, donde había cambiado enteramente la perspectiva de su trascendencia como compositor.

Con todo, antes que resolver problemas técnicos o manufacturar instrumentos para compensar la falta de un equipo de audio que ya no estaría a su alcance lo que Orellana busca es su propia voz. Como consecuencia empieza a trabajar en la primera de sus Humanofonías (retratos electroacústicos de la sociedad guatemalteca).


bien útiles y muy sonoros
Cuando se habla acerca del compositor guatemalteco Joaquín Orellana, se suele abundar en la descripción de los Útiles sonoros ideados por él a partir de la década de 1970. Algunos llegan al extremo de etiquetarlos como piezas escultóricas, porque comparten ciertas características con la escultura del siglo XX. Entretenidos en este asunto, parecen obviar que, en realidad, los objetos que ha construido obedecen a la lógica de los instrumentos de percusión en general; basta con darle una mirada a una lámina en la que se ilustra la percusión de una orquesta sinfónica moderna.

Lo que distingue a las creaciones orellanescas, en el aspecto material, es que se trata de piezas de fabricación artesanal (carpintería, soldadura y ensamblaje a mano), o que han sido elaboradas con objetos preexistentes (marimbas desarmadas, latas de alimentos, cuerdas desechadas de guitarra, tubos de metal, entre otros). Sin embargo, lo importante es que han sido creadas con una intención bien precisa: a una misma vez deben incorporar tradición con vanguardia y –lo más relevante– las circunstancias sociales del autor. En conjunción con el empleo electroacústico y escénico que hace de la voz humana, especialmente por el uso de partículas de fonética indígena y textos guatemaltecos, Joaquín Orellana ha alcanzado a crear una música guatemalteca que identifica como “la expresión del animal estético angustiado”.

El maestro reconoce que la marimba es una constante en el paisaje sonoro del país. Pero hace 40 años se dio cuenta que si se dedicaba a repetir fórmulas de baile, se convertiría en “otro trasnochado”, mientras que si escribía obras académicas como las de cualquier instrumento, se convertiría “en un europeo más”. Crea entonces una serie de objetos derivados de la marimba y otras percusiones regionales, que le servirán para producir una música fundamentada en texturas sonoras, libera su ejecución de la especialización erudita y, sobre todo, inventa un lenguaje propio que no se cifra en los elementos tradicionales de la melodía, la armonía y el ritmo. Es la invención, por primera vez en la historia de la música de Guatemala, de un discurso musical altamente original.


De músicos y álbumes
Pendientes
Salvo por los pocos discos que incluyen alguna música suya, la mayoría de sus obras (aún las que se han presentado públicamente) siguen pendientes de un registro fonográfico profesional. Sus partituras permanecen en manuscrito.

Tesis
Su trabajo ha sido tema de tesis universitarias por parte de estudiosos como Igor de Gandarias, Carmen María Méndez y Alejandra Privado.

Actor
La película Sinfonía Automática, dirigida por Ana Carlos, ofrece un retrato biográfico ficcionado de Joaquín Orellana, protagonizado por él mismo.


En Línea
El martes 2 de febrero, a las 7 p.m., en Casa Ibargüen (7a. avenida y 12 calle, zona 1) se presentará el sitio web joaquinorellana.org, diseñado por David Marín, y una exposición de sus útiles sonoros. En el lanzamiento también participarán el Cuarteto Contemporáneo de Guatemala, el Coro Nacional y artistas invitados. La entrada es libre.


T. Paulo Alvarado presto_non_troppo@yahoo.com
F. Cecilia Cobar ccobar@sigloxxi.com

Orquídeas, detrás de su belleza

La pérdida de los bosques, más que el cambio climático, es la preocupación de los amantes de las orquídeas, escribe José Luis Escobar.
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“Frágil, no tocar”, “Son plantas de verdad, por favor no tocar”. En algunos centros comerciales se leen advertencias de este tipo en quioscos dedicados a la venta de orquídeas y plantas ornamentales. Su intención es clara: alejar a los curiosos que buscan comprobar si lo que ven son orquídeas naturales o plásticas.

Con los problemas que afronta la flora nacional, la curiosidad debe apuntar a otro tema: ¿han sido cultivadas en un ambiente controlado, o son producto de la de-predación? Y lo que inquieta a los amantes de las orquídeas —sin necesidad de un letrero que los alerte— gira en torno a la conservación de los frágiles ecosistemas que sostienen a estas plantas.

Cambio climático, pérdida de los bosques, creación de un inventario nacional de orquídeas, explotación legal y sostenible, y depredación, son los retos que se encuen-tran detrás de la belleza de cada orquídea.

Cambios
“Muy hermoso tu Cymbidium, Horacio”, escribe Magda. Ambos son de continentes distintos, pero miembros de un grupo en línea argentino que reúne a amantes de las orquídeas. “También a mí me florecieron sólo dos, a pesar de que a los Cymbidium les agrada el frío. Los cambios climáticos que hubo durante el año evidentemente los han afectado, y han florecido los más fuertes. Yo aún tengo esperanza de que uno que floreció el año pasado, en octubre, pueda formar algún brote floral”. Y así, la red está plagada de comentarios similares: foros, grupos, portales, noticias, blogs.

“Este año todas las especies de orquídeas van retrasadas en su floración. También el otoño ha sido más largo y con buenas temperaturas; el invierno es muy frío en la zona de Madrid, y por tanto se retrasa la floración y reproducción de estas plantas. ¿Es esto el cambio climático? No creo, pues yo con la edad que tengo lo he vivido otras veces. No niego el cambio climático, pero que no nos quieran vender algo que no es culpa nuestra. Nos llevan por donde quieren: cambio climático, especulación”, comen-ta la usuaria de otro foro dedicado a las orquídeas.

El debate, por igual entre profesionales y aficionados, recoge tantas aristas y opiniones como las 30 mil especies de orquídeas que se estima hay en el planeta. En ese intercambio de información resalta que entre 2005 y principios de 2007 brotó una alarma ante los mínimos cambios en sus plantas; todo parecía ser una paranoia. Algunos se asombraron por un inusual período de floración; otros se angustiaron por el retraso de los brotes.

En la Internet se plantaron varias notas –muchas respaldadas por algún centro o autoridad en la materia–, que vaticinaban la alteración de los ecosistemas, y por ende, un giro en la vida de las orquídeas; pero no necesariamente relacionado con la extinción, pues el aumento en el clima global ha propiciado que crezcan donde antes el frío se los impedía.

En contraste, en fechas más recientes los resultados de los buscadores de la red muestran en su mayoría a visitantes aclimatados a los cambios. El tambaleante clima primaveral de Guatemala también resiente esos cambios.

“Últimamente el frío se ha hecho más intenso. Hay miles de plantas que se han quemado. Los veranos también son más fuertes; obviamente provocan sequías y la muerte de algunas. Sí hay un impacto”, acota el botánico Fredy Archila, de la Estación Experimental de Cobán.

“Hay alteraciones en los períodos de floración. La especie de la Monja Blanca (de la cual prácticamente no quedan ejemplares silvestres) regularmente lo hacía en febrero; ahora vemos que sucede en marzo y abril. El peligro radica en que cuando las semillas estén listas, las condiciones del bosque no sean las adecuadas, o que los polinizadores no las visiten”.

Fredy habla de las condiciones idóneas para las pocas especies silvestres, no sólo del tipo de nuestra flor nacional. Su preocupación se centra en las que quedan en los bosques —el 60% de las casi 700 especies nacionales conocidas, dice, vive en las Verapaces—, el resto, en ecosistemas que van desde bosques del altiplano, pasando por la costa y al nororiente del país.

La inquietud del botánico es porque los ejemplares (depredados) se venden en las orillas de las carreteras o en ciudades de Antigua Guatemala y Cobán. Las ocho estaciones regionales del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) y su puñado de empleados son insuficientes para cubrir el país, mientras las fuerzas de seguridad priorizan otro tipo de tráfico ilícito. Las disposiciones de la Ley de Áreas Protegidas (Decreto 4-89) no se acatan a cabalidad.

Preocupación
Bernd Martin es el presidente de la Asociación Nacional de Orquideología, entidad fundada en los años 70. También se dedica al comercio de plantas ornamentales. A diferencia de las condiciones que la naturaleza requiere, él, como muchos otros productores, trabaja con plantas híbridas. Las especies nacionales, dice, son muy cotizadas para lograr estos cultivos controlados.

Una de las razones por las que se recurre a los híbridos es para evitar conflictos con la ley, pues en Guatemala está prohibida la recolección de estas plantas, así como su comercio. La comunidad científica y las instituciones con fines de preservación tienen ciertas consideraciones (siempre que presenten plan de estudio ante el Conap).

La norma no aplica para las orquídeas cultivadas por manipulación por el hombre (las que usualmente ve en los quioscos, con todo y letrerito), pero la Comisión también regula su comercio, y para estas especies hay normas y formularios internacionales (aceptados por Guatemala) conocidos como Cites, siglas para The Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, www.cites.org).

Martin retoma el desgaste del manto silvestre: “Antes se encontraban con más facilidad en los bosques. Pero las masas boscosas primarias prácticamente han desaparecido. Antes, en la boca costa se apreciaban franjas vegetales a lo largo de los ríos; hoy, todo lo que se ve son cultivos de caña. En Alta Verapaz se han sembrado pinos, que no permiten el crecimiento de otra cosa que no sea ese árbol. En la Asociación hemos visto desaparecer varias especies”.

Aunque reconoce que los cambios del clima inciden, su principal preocupación —como la de Archila— es la desaparición del bosque: avance de la frontera agrícola, ex-plotación no sostenible con fines comerciales, y el uso de los árboles como material de combustión. Todo contribuye a la desaparición de las orquídeas.

Al hablar de esta realidad en la unidad de Vida Silvestre del Conap, saltan datos como las 73 mil 148 hectáreas que anualmente Guatemala pierde de sus bosques, por causas relacionadas con la actividad del hombre (Perfil Ambiental de Guatemala 2006. IARNA-URL, perfilambiental.org.gt/2006).

O parte del contenido del Segundo Informe Nacional sobre el estado de los Recursos Fitogenéticos de Guatemala (publicado en 2008 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO; y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación) que indica que —según el Herbario BIGU de la Escuela de Biología de la Universidad de San Carlos— que en el país hay 384 familias, con 2,324 géneros y 9,994 especies. De ellas, se considera que 823 especies son endémicas nacionales y/o regionales, y que 1,105 están en la lista roja nacional (la cual se puede descargar de www.conap.gob.gt), como amenazadas y/o en peligro de extinción y 166 están en el apéndice de Cites que a escala mundial pondera a las especies, de acuerdo con el peligro que representa el comercio ilícito.

El aporte de los investigadores Michael y Margaret Dix cierra el cúmulo de datos que preocupan a los orquideólogos. Los Dix reportaban para 2006 un total de 770 especies de orquídeas documentadas; la familia Orchidaceae representa el 10% de la flora vascular del país, la mayor riqueza de epífitas (plantas que crecen sobre troncos y ramas de árboles).

“Las orquídeas están severamente amenazadas y solamente el 33% de las especies endémicas se encuentra bajo alguna protección in situ. Las brome-lias, con 17 géneros y 148 especies, representan aproximadamente el 2% de las especies de flora vascular”, puntualizaban en 2006 los investigadores.

Pero no todo el panorama es desolador. Aunque pocos, hay proyectos de investigación, sitios para conservación y áreas protegidas. El potencial comercial de las orquí-deas también robustece las normas legales, y la pasión de los aficionados a cultivarlas mantiene vivo el interés por preservar a estas plantas.

EN PELIGRO
La familia completa de las Orchidaceae está incluida en los apéndices de Cites (listas de especies en peligro debido a su comercio ilícito) establecidos en 1975. Varias especies figuran en el apéndice I, es decir, en máximo riesgo de extinción.

Las orquídeas en esta lista requieren permisos especiales y no pueden ser vendidas en el mercado. Sin embargo se ha acordado que sí se puede manejar plantitas en bo-tellas estériles y que han sido propagadas artificialmente.

La mayoría de las orquídeas se encuentra en el apéndice II, porque están relacionadas con otras preocupaciones de conservación y pueden ser intercambiadas porque esto no significa un peligro para su sobrevivencia.

El Comité de Plantas de CITES recientemente ha revisado las listas para desregular varias especies que ya se ha comprobado que no están en peligro de extinción. Los países suscritos a CITES (entre ellos Guatemala) también buscan métodos alternativos para la conservación de las orquídeas.

En el Apéndice I se encuentran las especies de Guatemala: Cattleya ski-nneri y Lycaste skinneri alba (Monja Blanca). Todas las demás especies de la familia Orchidaceae están incluidas en el Apéndice II (especies amenazadas en la naturaleza).

La flora de Guatemala es particularmente rica en orquídeas, con aproximadamente 800 especies. Más de 70% son epifitas, es decir que viven sobre árboles de bosques viejos (pueden pasar de 15 a 25 años hasta que se establece una población de epifitas). Los árboles preferidos por las orquídeas tienen en general un crecimiento más lento que los pinos que se siembran en bosques artificiales. La corteza debe ser favorable para el desarrollo del hongo mycorrhiza, esencial para la geminación de las finas semillas de las orquídeas.

La deforestación acelerada por el consumo de leña, la conversión de la tierra para la agricultura y la ganadería, además de la exportación de maderas finas, han diezmado en forma alarmante el hábitat natural. Las reforestaciones con pinos o eucaliptos no albergen orquídeas, por las resinas nocivas en su corteza.

Las autoridades que emiten las licencias para la tala de bosque actúan independientes de la autoridad que debe velar por la conservación de la flora y fauna silvestre. Tampoco existe un sistema efectivo para evitar la depredación de epifitas, tanto en bosques comunes como en fincas privadas. Varias iniciativas se han presentado para el rescate de orquídeas en áreas de tala, pero ninguna está funcionando, por diversas razones. La legislación del Conap es contraprodu-cente para la actividad de conservación ex situ.

Se estima que varias orquídeas ya están en vías de extinción, entre ella la flor nacional, Lycaste skinneri variedad alba. La lista roja del Conap abarca muchas especies, pero no se puede declarar con una veracidad aceptable, porque hace falta un inventario científico de las poblaciones y especies de orquídeas en todo el país.

Debido a la falta de estudios y datos fehacientes del grado de amenaza y de erosión que sufren las poblaciones silvestres, la prioridad de conservación de las especies se basa en la observación de abundancia en su hábitat natural, el grado de degradación o amenaza de los mismos y la frecuencia con que se observan ejemplares de origen silvestre en el mercado.

OASIS
La belleza de 700 orquídeas opacará por algunos días el panorama adverso que afrontan estas plantas. La exposición Maravillas del mundo reúne diferentes especies cultivadas en el país. Del 4 al 7 de febrero, de 9 a.m. a 6 p.m. 3a. avenida Norte final 17-16, interior finca El Zapote, zona 2. La admisión es de Q20. La agenda de actividades contempla, el sába-do 6, la participación de cinco expertos. Más información: Asociación Guatemalteca de Orquideologia, 5205-5930.

T. José Luis Escobar jescobar@sigloxxi.com F. Cecilia Cobar ccobar@sigloxxi.com

A mano alzada

La serie Dibujos muestra varias tintas trabajadas por Guillermo Grajeda Mena en diferentes épocas de su trayectoria.
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En la primera muestra del año de la galería Cantón Exposición se pueden apreciar dibujos a mano alzada e ilustraciones alusivas a la literatura y mitología. Todas las obras llevan la firma de uno de los principales maestros de la plástica nacional: Guillermo Grajeda Mena.

La exposición posee un carácter retrospectivo. El asistente apreciará piezas del artista de distintas épocas y realizadas con diversos tipos de tinta. “La soltura, la firmeza del trazo, las peculiaridades propias del artista, lo definen como un modernista”, escribe el investigador de arte, Guillermo Monsanto.

La serie que se exhibe en Cantón Exposición de la Fundación G&T Continental es parte de una colección más grande que pertenece al legado Monesco, de la galería de arte y centro de documentación El Áttico.

Guillermo Grajeda Mena nació el 1 de octubre de 1908 y falleció el 5 de junio de 1995. El artista inició su carrera a finales de los años treinta. Incursionó en distintas especialidades, entre las cuales se destacan el dibujo y la caricatura. Como escultor dejó su huella en los murales del Centro Cívico. Otras de sus obras públicas están en la Academia de Geografía de Historia y en el Museo Arqueológico de La Democracia.

Hasta el 13
Dibujos se puede visitar hasta el 13 de febrero. Cantón Exposición. Vía 5, local 3, Cuatro Grados Norte, zona 4. De martes a viernes, de 11 a.m. a 1:30 p.m y de 2:30 p.m. a 6 p.m. Sábados, de 11 a.m. a 1 p.m. Contactos: 2385-9048 y cantonexpo@gmail.com.

T. José Luis Escobar jescobar@sigloxxi.com F. Cantón Exposición

La invasión que no cesa

La beatlemanía, escribe Eddy Roma, no cesa y se prolonga a través de la página impresa y el ciberespacio, en libro y en disco compacto.
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En 2009, el escritor español Mario Cuenca Sandoval (Sabadell, 1975) reunió 22 historias que tienen a la música e integrantes de The Beatles como inspiración, punto de partida, mera referencia o alusión remota. Sus partituras se estudian en 22 escarabajos. Antología hispánica del cuento Beatle, publicada por el sello Páginas de Espuma. Entre estos insectos revolotea una mosca dorada, Maurice Echeverría (Guatemala, 1976), que aporta el corte 33 ladrillos traídos de Liverpool.

El protagonista, recién enviudado, alquila un bote. Va al chalét donde pasó más de un fin de semana feliz. En su equipaje figura una amplia colección de long-plays de The Beatles. Guarda estima por el White Album, el álbum doble que resaltó el perfil solista de cada músico: la introspección de George, la vena confesional de John, la alegre simpleza de Ringo y el dinamismo de Paul en la creación de personajes y la ejecución de instrumentos.

Varado en el agua, lo atracan dos indígenas con aspecto de raperos puertorriqueños. “La lancha de ellos posee un respetable sistema de sonido, que vomita con enjundia el re-ggaeton más infame que he escuchado en los últimos años”, informa. Lo pierde todo, incluidos los discos. El White Album se impondrá a la moda pasajera en esas “corrientes abismales, fantásticas, inquietantes, carniceras del lago”, aunque en la siguiente pantalla le aguarden la bachata, el vallenato y el pasito duranguense.

Las apropiaciones del mundo Beatle varían según el autor y sus lecturas. Algunas pueden resultar incomprensibles para quien no esté familiarizado con las letras y la discografía junta y separada del grupo, como sucede con el peruano Leonardo Aguirre en Back To The Egg: “El caso es que, ya para entonces, dicho matrimonio era un tug of war, heart on a string, puro weep… por diversas razones que gently callaré… y el propio Brandy me decía que andaba leaving home y having fun”.

En Los Beatles, el cubano Eduardo del Llano relata su biografía a partir de una propuesta de John: “Escribir una canción para una persona imaginaria”. El azar dirigido por Ringo determina que el personaje tenga raíces en Cuba. “Sugiero que sea escritor, novelista, y pase los años ochenta buscando su estilo y su oportunidad, y empiece a despuntar en los noventa”, dice George. Cuando Paul cuestiona el futuro de la literatura, se decide que también sea guionista de cine. “El conflicto sería que escribe sátiras, y eso, en una sociedad tan rígida, le traerá problemas”, profetiza John.

Otro peruano, Fernando Iwasaki, empata en Rock in The Andes el origen de la guerrilla Sendero Luminoso con una conspiración dirigida contra John y los esfuerzos de un misionero estadounidense por impedir un gran festival internacional de rock que se planea realizar en las afueras de la ciudad andina de Ayacucho. Julia, canción tan amada por Ernesto Sabato, da título al cuento de la española Care Santos donde la estancia en un balneario (dotado de piscina, bosque y juegos infantiles) deviene en relato de fantasmas. La protagonista recibe estas manifestaciones a través de la letra que oye a retazos.

El mexicano Xavier Velasco firma un manifiesto antimccartneísta en El stage y la Revolución (un día en la vida de Vladimir Obladá). El personaje ideado por el argentino Andrés Neuman participará de un crimen muy célebre en Cómo maté a John Lennon. El activista encarcelado por el vasco Iban Zaldua en Revolver Smile advierte que un mal signo le acompaña al descubrir que nació el mismo día que los Beach Boys —que al mando de Brian Wilson querían rivalizar con The Beatles en el plano artístico— comenzaron a grabar Good Vibrations, su último gran éxito.

Rodrigo Fresán, argentino residente en Barcelona, escribirá de la fortuna que acompaña al testigo anónimo que aparece retratado en la tapa de Abbey Road contemplando el paso funeral de “John & Paul & George & Ringo”.

En fin, The Beatles: una invasión que no cesa y se prolonga a través de la página impresa y el ciberespacio, en libro y en disco compacto.


22 ESCARABAJOS. ANTOLOGÍA HISPÁNICA DEL CUENTO BEATLE. EDICIÓN DE MARIO CUENCA SANDOVAL, PÁGINAS DE ESPUMA, 2009, 320 PÁGINAS

T. Eddy Roma eddyjromaa@hotmail.com
F. Alejandro Azurdia aazurdia@sigloxxi.com


Regresan las Noches Bohemias del centro

Lucía Léon se sube al trolley del Club de Amigos de la Ciudad, y escribe acerca de la iniciativa de este grupo de jóvenes para conocer la vida nocturna de la zona 1
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Noche bohemia Ciudad de Guatemala, zona 1

La actividad diurna del Centro Histórico se caracteriza por el ir y venir de cientos de estudiantes y de varios empleados y funcionarios. Pero al ocultarse el sol, el sector se puebla por quienes buscan la acción que sólo el corazón de la ciudad ofrece. Los restaurantes y bares que se ubican en la zona 1 atraen, cual metal al imán, a quienes gustan de un ambiente bohemio y generalmente acompañado de diferentes actividades culturales.

Pero la vida nocturna en la zona 1 no es un privilegio reservado para los que residen en sus cercanías. Los recorridos de las Noches Bohemias se convierten en la puerta de entrada para disfrutar del Centro Histórico. Este tour permite visitar hasta cuatro lugares diferentes en una sola noche, a bordo de un trolley. Se trata de una iniciativa impulsada por el Club Amigos de la Ciudad, que busca romper la rutina y el círculo de la indiferencia por medio de la amistad.

A pesar de que Paola Álvarez, directora ejecutiva del Club, reside en el Centro Histórico, muy pocas veces había visitado algún bar local. No fue sino hasta que decidió llegar a algunos establecimientos cuando se percató de que en este punto también hay espacio para la diversión.

En esa ocasión asistió junto a algunos compañeros del grupo con los que luego decidió organizar las Noches Bohemias para ofrecer a otros la oportunidad de redescubrir el Centro Histórico y ver más allá de los aspectos negativos que resuenan en el colectivo.

El 19 de noviembre del año pasado se realizó la primera edición de esta actividad, la cual consiste en visitar distintos lugares, combinando el aspecto social con el cultural, pues antes de cada parada se brinda información acerca de los establecimientos.

En esa oportunidad los asistentes visitaron el restaurante La Mezquita, fundado en 1959; el bar y restaurante El Portal, mejor conocido como El Portalito, y famoso por sus chibolas (cervezas servidas en copas tongolele). También, el bar restaurante Europa; y los café bar El Carretón y Las Cien Puertas, en el histórico Pasaje Aycinena.

Cerca de 500 personas participaron el año pasado, por lo que las expectativas del Club en 2010 son muy buenas. Noches Bohemias continuará realizándose cada dos meses, y su intención es abarcar más lugares emblemáticos del Centro Histórico. En la lista aguardan por ser visitados mesones y bares, sitios culturales, lugares históricos e incluso inmuebles ricos por sus detalles arquitectónicos.

La próxima de estas actividades será el jueves 4 de febrero. Se escogió esa fecha para conmemorar el terremoto de 1976, del cual se ofrecerá una breve reseña. El itinerario para esa noche incluye el restaurante La Mezquita, café bar El Carretón, bar y restaurante Europa y La Bodeguita del Centro. El recorrido se iniciará a las 7 p.m. y finalizará a la medianoche. El punto de reunión será frente al Palacio Nacional de la Cultura, 6a. calle, entre 6a. y 7a. avenidas, zona 1.

TARIFA
El recorrido por cuatro diferentes establecimientos tiene un costo de Q150. El monto incluye una cena y una bebida en cada lugar que se visita.

CONTACTO
Para participar envíe un correo a club.amigosdelaciudad@gmail.com o llame al celular 5044-5766.

SEGURIDAD Y PARQUEO
Puede dejar su auto en el estacionamiento del sótano de la Plaza Mayor de la Constitución. La cuota única es de Q5. Se contará con seguridad en todo el recorrido y en cada bar.

T. Lucía León lleon@sigloxxi.com F. Club Amigos de la Ciudad

Todo es literatura

Dante Liano | Escritor y doctor en literatura
A este escritor, ser oriundo de Chimaltenango, escribe Jaime Barrios,
no le confiere pintoresquismo sino raíces.
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El nombre de Dante Liano resulta familiar para los guatemaltecos habituados a la literatura nacional. Liano ha escrito novelas, cuentos y colecciones de ensayos. Este escritor emigró a Italia hace 30 años, donde ha hecho una carrera académica y ha desarrollado gran parte de su obra.
“Siento que a muchos les causa un extraño placer señalar que nací en Chimaltenango, como si mi pueblo de origen me diera un aspecto pintoresco, un aire provincial que contrasta con el hecho de que llevo 30 años viviendo en Italia. Son imaginaciones. En literatura todo es imaginación; todo es literatura para los literatos. No importa que sea verdad, con tal de que suene bien”, indica el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias en 1991 y finalista del Premio Herralde de Novela en los años 1987 y 2002.

Chimaltenango, dice el escritor, “no me da pintoresquismo, sino raíces. La fuente del centro del parque desagua por una mitad en un afluente del Motagua y por la otra en el Michatoya, o de cualquiera de los ríos de la Costa Sur. Sin exageración, sólo con una hipérbole moderada, los chimaltecos decimos que nuestra fuente desagua por mitad en el Pacífico y por mitad en el Atlántico. Así de profundas e hiperbólicas son mis raíces guatemaltecas”.

De emigrar a Italia y mantener un vínculo mental y el literario con su país natal, Dante Liano dice: “Llevo tres décadas en Europa y llevo la cuenta de lo que pasa en Guatemala. Las historias verdaderas, y al mismo tiempo inverosímiles de mi país.” Cuando llegó a Italia lo que más le impresionó no fue la belleza inobjetable del país. Porque –y en sus palabras–“venía de un país que deja sin aliento, aun a los más encallecidos admiradores de crepúsculos y lagos”.

Lo que a Dante le llamó la atención fue la democracia italiana. En el piso de abajo de su apartamento de estudiante vivían unas ancianas que vendían pan. Eran comunistas. El joven Liano exclamó: “¿Comunistas? ¡Dos viejitas! ¿Y no viene la Judicial a llevárselas a trompada limpia para torturar-las en alguna de las bartolinas de la Policía Nacional?”.

En 1977 el literato culminó sus estudios de Doctorado en Letras en la Universidad de Florencia, Italia. Y regresó a Guatemala. “Dos años estuve en mi patria y el clima se hizo oprobioso y cerrado. Mataban a mis colegas de trabajo por el delito de pensar, o por el delito de oponerse (a quienes invocan el golpe de Estado, no se olviden de aquel tiempo) o por casualidad, que también eso pasaba. La delación anónima hizo tantas víctimas: había espías infil-trados en las aulas de la Facultad, se sabía quiénes eran. Regresé a Italia, y a la cómoda vida de estudiante siguió el duro trabajo”. Entonces, Dante pensó que su estadía sería por un par de años, “pero se me volvió toda la vida”, dice el autor de El hombre de Montserrat (1994).

Otras de sus obras son: Jornadas y otros cuentos (1978, cuentos), Dos registros narrativos en Hombres de Maíz (1980, ensayo), La palabra y el sueño. Literatura y sociedad en Guatemala (1984, ensayo), La vida insensata (1987, cuentos), El lugar de su quietud (1989), El misterio de San Andrés (1996) y Visión crítica sobre la literatura guatemalteca (1998, ensayo).

“Haber vivido en Italia me ha permitido tener amigos entrañables. Fue como abrir una ventana al aire fresco. He tenido la suerte de conocer a buenos escritores, de Hispanoamérica y de España. No me jacto de ello. Lo mágico es que no lo busqué, me pasó sin querer... como viene la vida”. De esa cuenta, pudo compartir la mesa con Roberto Armijo, Daniel Chavarría y Lucho Sepúlveda. “¡Qué experiencia!”, recalca Liano.

“Chavarría es genial. Admi-raba a Manuel Galich. Y decía: Los guatemaltecos, ¡grandes coseurs! Y era él quien conversaba a torrentadas. Lo mágico es que eso les pasaba a otros, en los libros leídos en juventud. De repente me está pasando a mí, tengo delante a Carlos Fuentes o a Eduardo Galeano. Presento a mis alumnos a Rafael Chirbes, o a Belén Gopegui, a quienes admiro sin reservas”.

T: Jaime Barrios Carrillo. jbarrios@sigloxxi.com F: Archivo, Siglo 21.


Duelo en el paraíso

Adolfo Escobar Hernández*
Octubre de 1967
Primer día

“La verdadera paz sólo se experimenta al renunciar a algo, cuando aún hay tiempo, voluntad y medios para luchar por ello”.
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En la playa del lago, el viejo escritor pensaba en esas líneas; con ellas había empezado su última novela. La Inconclusa. Cualquier cantidad de años después, no había sido capaz de escribir un segundo párrafo. Ni nada más. No recordaba cuándo había dejado de escribir. Simplemente había sucedido. Pura disfunción escri-banil. Impotencia amanuense. No era sino un escribanillo de pacotilla. Y desde entonces, la vida le parecía una sucesión de momentos aburridos y sin significado. Años antes, en otra vida, le apasionaba venir al lago para despojarse de la parafernalia de escritor y olvidarse de cuartillas, premios, viajes, conferencias... Ahora, había vuelto al país para ver si se acordaba de cómo escribir. Si ironía es la manera en que los dioses se burlan de los hombres, pensó, en estos momentos deben estarse carcajeando. La ironía no sólo le pareció triste, sino absurda.

Tendido bajo unos árboles frondosos, a un lado del embarcadero, el hombre intentaba sacudirse la modorra de un almuerzo regio; con desgano, lanzó una mirada al Cartier en su muñeca y se dio cuenta de que llevaba ya un par de horas allí, viendo con desidia el vaivén del agua azul. De uno de los doce pueblos que rodeaban el lago (todos bautizados en honor a los apóstoles bíblicos, según el mito), venía la lancha de pasajeros —único medio de transporte entre esos poblados— y el hombre posó con indiferencia su mirada en ella. Si la embarcación hubiera salido volando o se hubiera hundido le habría dado igual. Nada podía sacarlo del maras-mo en que se encontraba. Ni siquiera si hubiese sabido que en la lancha venía el hombre más famoso del mundo, después de Jesucristo.

El descanso también mata, se dijo cínicamente, antes de incorporarse con la dificultad propia de los viejos y obesos; había decidido regresar al pequeño hotel a dormirse de verdad. Vio hacia la lancha una vez más y se detuvo unos momentos. Le pareció que una idea germinaba en el terreno árido de su imaginación, pero sólo fue un alegrón de burro.

Eran ya muchos los años desde que la simiente se le había secado, de ser estéril como la bíblica Sarai. Ideas ectópicas las llamaba. Exactamente, no era que no hubiera concepción de ideas, sino que todas se le malograban. Pero confiaba en que algún día daría a luz una bomba y entonces crearía filas de letras cual hileras de hormigas, una tras otra, hermanitas, primas, parientes y demás familia, y haría feria con ellas, las subiría al trencito de las palabras, al tiovivo de las oraciones, jugaría a la lotería con maicitos para marcar figuras y verbos, las usaría como balines para tirar al blanco y por último las colgaría de un globo para que se fueran a conocer el mundo...

¿Cómo diablos había hecho para escribir antes? ¿Cómo se había arrancado, cual mono saraguate, las garrapatas del alma y las había plasmado en un papel? A veces se preguntaba si era él realmente quien había escrito todos esos libros, poemas y dramas, si no había sido alguna especie de canalización kardequiana. Qui-zá escribir era como besar demasiado a una mujer, como recorrer todos los días una sola vereda, como beber el mismo vino todas las tardes... te chupabas como chile guaque... quizá escribir era dejar que una mariposa te besara los ojos y te dejara ciego...

Llevaba ya una semana en el lago, una semana de no ser nadie en el país de la nada, una semana tratando de olvidar que se levantaba y se acostaba exudando aburrimiento, una semana intentando escapar de la inercia, la astenia y la misantropía y descubriendo que, al igual que allá en París, Madrid o Londres, huir de la realidad era como huir de la Llorona, entre más se alejaba uno de sus lamentos, más cerca se encontraba de ella.

El lago más bello del mundo. Él mismo había acuñado la frase, cuando trabajaba creando eslóganes y titulares de noticias, cuando nadie creía que fuera a labrar-se un nombre con la pluma, menos aún una vida, cuando escribir no sólo era inútil, sino suicida.

La bocina de la embarcación anunció la llegada al muelle. El viejo se volvió a verla. Una veintena de turistas. Rubios y jóvenes todos. Con suerte encontraría algún francés, belga o hasta algún ruso con quien cruzar cuatro palabras. Le llamó la atención un joven de anteojos, tocado con una gorra de aviador que mal contenía sus largos cabellos y gruesas patillas, quien pintaba a la tinta a una mujer de aspecto enfermizo que fingía leer un libro; notó la escena porque el chico se inclinaba peli-grosamente sobre la borda para lavar el pincel en el lago. La lancha se detuvo y los pasajeros descendieron; los jóvenes, de muchas nacionalidades, lucían todos igual, con camisas y pantalones ajustados y cabellos largos, ellos y ellas. El artista se quedó atrás, terminando un dibujo de la lancha. La mujer, de cabellos crespos y largos partidos al medio sobre la cara y anteojos oscuros que le cubrían casi todo el rostro, se mantenía cerca del joven, como si lo protegiera; dedujo que forma-ban pareja. Escritor al fin, aunque jubilado, era un profundo observador y conocedor de la naturaleza humana; cual fotógrafo ambulante captaba una primera impre-sión de las personas para, después, en sus escritos, perfilarlas detalladamente como pintor al óleo; supo que la gorra ridícula de él y los largos cabellos de ella ocul-taban a dos enamorados en plena luna de miel, aunque no con sus respectivos y legítimos cónyuges.

El viejo se acercó al joven para observar su trabajo. Todo aquel que le hubiese robado tiempo a la vida para aprender a crear y después seguía robándole minutos para cantar, escribir o pintar le infundía un profundo respeto y una honesta admiración. Eso explicaba en gran parte por qué ahora se odiaba y des-preciaba. Él ya no le robaba minutos a la existencia para escribir. Era la vida la que le robaba el tiempo a él.

*ADOLFO ESCOBAR HERNÁNDEZ es el premio de la segunda edición del concurso Mario Monteforte Toledo de Cuento Corto. Este fragmento pertenece a Duelo en el paraíso, con la cual ganó el certamen. La obra, que será publicada próximamente, fue presentada el jueves pasado por la Fundación Mario Monteforte Toledo.

Ilustración: Alejandro Azurdia aazurdia@sigloxxi.com

Enjambre

Cecilia Cobar ccobar@sigloxxi.com

Homeland

ÁLVARO SÁNCHEZ





Sánchez es un artista gráfico autodidacta. Ha trabajado 12 años como publicista y diseñador gráfico. Su trabajo se puede apreciar en redbubble.com/people/sanchezisdead.

Por si las moscas

Jack Schuster*
Basta del sexo… o, por lo menos, de escribir sobre eso. Quiero hablar de moscas. Mucha gente cree que la única mosca buena es una muerta. No necesariamente. El orden Diptera (moscas y zancudos) contiene más tipos de insectos dañinos que cualquier otro, pero también tiene moscas buena onda.
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Por ejemplo, las Syrphidae polinizan ciertas flores, o las Tachinidae, que ponen sus huevos en las larvas de otros insectos. El año pasado tuvimos un brote de unas orugas grandes, verdes, con espinas amarillas aquí en la Universidad del Valle de Guatemala. Estaban por todos lados. Los alumnos las recogieron y me las trajeron (saben que, como profesor, prefiero orugas a manzanas). Puse varias en un terrario donde hicieron su capullo para empupar. Creí que vería unas palomillas grandes pero el terrario se llenó de moscas negras, gordas y peludas. Las larvas habían sido parasitadas por Tachinidae, pues esta familia de moscas funciona en el control biológico de plagas.

¿Y los malotes? El famoso colmoyote que ataca el ganado, y también a la gente, es aún más gordo que la mayoría de los Tachinidae; no dejarías a este monstruo acercarse a ti. Pues, tiene sus trucos. La hembra espera cerca de un charco. Cuando sale un zancudo hembra de su pupa, la colmoyote la agarra y coloca sus hue-vos sobre el cuerpo de la zancuda y la libera. El zancudo hembra (como no…) te encuentra y te pica.

El calor de tu cuerpecito caliente (y todos ustedes tienen cuerpe-citos calientes, excepto los lectores zombis) causa que se revienten los huevos del colmoyote y la larva empieza a barrenar tu piel, donde se desarrolla hasta el mo-mento de empupar.

Tengo una foto de una de mis alumnas en la cual muestra su ombligo y el hoyo donde vive un colmoyote. Tengo otra de alguien sacando la larva de uno (grande, blanco, espinudo y gordito) del ojo de un chavo. Es doloroso cuando se mueven adentro de uno. Otras moscas que atacan a los animales son los tórsalos, o mosca barrenador del ganado. Ponen sus huevos en las heridas de cualquier animal (incluyendo a mis lectores calientitos). Hay un caso donde los colo-caron en las fosas nasales de una persona, quien murió cuando barrenaron hasta el cerebro. Pero este tipo de mosca puede ser beneficiosa. Hay dos tipos, uno que come la carne viva, y otro que sólo come la muerta. Encontraron que, en la Primera Guerra Mundial, los soldados con heridas infectadas por moscas sobrevivieron mejor que los que tenían heridas sin moscas. El antibiótico producido por las larvas evitó la gangrena.

Los zancudos son otros malotes, por transmitir enfermedades como el paludismo o la encefalitis. Nunca voy a olvidar a mi profesor de Entomología Médica, el doc-tor Blanton, quien estuvo en el ejército, como entomólogo, durante la Segunda Guerra Mundial. Un día en la cafetería pidió una porción de “pie con pasas”.

El cocinero movió la mano sobre el postre diciendo que era de limón, mientras las moscas despegaron de su dulce pista. Blanton y el cocinero fueron a la letrina y echaron harina sobre los pasteles humanos. Cuando regresaron a la cafetería vieron huellitas blancas sobre el pastel de chocolate. Se vertió combustible de avión en las letrinas para matar a las moscas y sus larvas. Funcionó muy bien, excepto porque un tipo tiró su chenca en el hoyo mientras leía el periódico. Muchos soldados durmieron sobre sus panzas por varios días. Así que, si hay una mosca en tu comida ¡APLÁSTALA! Por si las moscas.


*El doctor Jack Schuster es director del Laboratorio de Entomología Sistemática de la Universidad del Valle de Guatemala.

Cultura y ambiente

En nuestra red de bitácoras existe este espacio en sintonía con la primera línea del pop cultural a todos los niveles. Tópicos alternativos, frescos y una pesada agenda de actividades crean las condiciones necesarias para desarrollar el ambiente en este blog.
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Acompaña a esta bitácora una publicación mensual en formato PDF, con una estructura de revista, 50 páginas en promedio y un peso de 10 megabytes descargables.

La perspectiva hacia el arte, la moda, el cómic, la literatura, el videojuego, la música, o el cine se encamina a las regiones de la crítica, la reseña, la crónica, el ensayo, la opinión y el estilo periodístico.

Eliminando estereotipos, el contenido resalta un enfoque valioso sobre la diversidad sexual. El diseño gráfico y la fotografía tienen peso contundente, tanto en lo estético como en la factura simbólica de la imagen y su compromiso de identidad y dignidad.

Usako, Xander y Sunaona son los editores anónimos de ambientegt. El equipo arma este bien entramado ambiente alternativo que incluye, desde su última edición, un sistema stream de radio y televisión propio, con todos los temas que la publicación PDF (y el blog) exponen al internauta.

T: Oswaldo J. Hernández