Ésta es probablemente la muestra menos visual que se ha presentado en Guatemala, escribe Marivi Véliz, profesora y crítica de arte.
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La exposición Ideas para instalar, de Luis Camnitzer, se encuentra abierta al público desde noviembre del año pasado.
Esta es probablemente la muestra menos visual que se ha presentado en Guatemala. Algo que es bastante significativo por la contrariedad que ello supone.
Se desarrolla en el espacio dedicado a las artes visuales más grande del país. Suficiente para suponer que muchos espectadores, turistas de paso y eventuales visitantes de fin de semana, se sentirán desconcertados al seguir el recorrido que propone esta extraña articulación de obras.
Sobre todo si se toma en cuenta el texto que las introduce, elaborado por sus curadores Emiliano Valdés y Rosina Cazali, quienes nos remiten a la importancia de este creador para el conceptualismo latinoamericano, la teoría del arte contemporáneo en el continente y el tiempo que implicó hacer que estuviera hoy aquí. Minutos después, imagino el rapto de quienes han sido despojados, de su éxtasis contemplativo, las diatribas en contra de la posmodernidad, el autoritarismo y el juego que se traen artistas y curadores.
Ideas para instalar es una propuesta con alto contenido didáctico, un elemento que ha distinguido la trayectoria de Camnitzer desde principios de los años sesenta, ya sea como curador, como artista o como profesor.
En ella hay dos aspectos claves por desarrollar, que deberían aparecer como conclusión de la experiencia. Por una parte, qué es y cómo se conforma una imagen, desde dónde se genera. El artista nos sitúa frente al hecho de que en realidad la imagen nunca nos está dada; de que mucho de lo que vemos está determinado por lo que queremos ver.
Para hacernos llegar a esto, en la exposición nos sitúa ante cosas, objetos mínimos que debemos resignificar. En ese ejercicio la imagen resulta de la propia elaboración; es memoria y estímulo exterior que se condensan en una misma respuesta. De ahí que la construcción de sentido sea un acto individual, que sin embargo está marcado por múltiples referencias sociales, entiéndase el legado de valores que la cultura nos ha heredado.
Una vez aquí, lo que el artista hace es adentrarse en las propias relaciones de producción que encierra el mundo del arte. Como si de cualquier gremio se tratara, no importa. Camnitzer lo hace porque éste es el suyo, y desde aquí es de donde puede desmontar el andamiaje del deseo, de la oferta y el consumo que movilizan a la sociedad. No hace un fetiche de la obra de arte, huye de la artesanía y del preciosismo para adentrarse en el poder simbólico de la palabra, que ya es también imagen. Se acerca a la literatura, pero no quiere la tradición por belleza. Su trabajo adquiere, entonces, un peso de carácter político, que reforzados con los disímiles textos que ha escrito a lo largo de su carrera, lo posicionan como una de las figuras de la crítica a la cultura más importantes del siglo XX.
Por otra parte, Ideas para instalar nos obliga a volver al origen y la historia del conceptualismo, al platearnos un tipo de producción visual donde la más importante es la idea, que a su vez se vuelve forma utilizando escasos elementos que la puedan evocar.
El análisis de cada una de las piezas en exposición nos lleva a develar la estructura creativa de la obra de arte dentro de esta corriente, y por consiguiente a situarnos en el contexto artístico de los años sesenta en Estados Unidos, principalmente. Es la época en que Camnitzer comienza a residir allá, adonde había llegado primero con una beca Guggenheim. Para entonces ya había abandonado las técnicas de las bellas artes como recurso de creación y exploraba la capacidad de la obra de revertir el propio discurso alrededor del arte. Lo mismo que por aquellos días hacía Joseph Kosuth, el padre del conceptualismo norteamericano. Lo interesante es que desde posicionamientos ideológicos y culturales muy distintos, y sin una relación en común.
El uruguayo estaría influido por su historia personal (había nacido en Alemania y emigrado por causa del fascismo y la guerra), y más adelante por los movimientos estudiantiles y las consiguientes dictaduras en América Latina. A través del trabajo de Luis Camnitzer es posible también abordar la problemática del artista latinoamericano frente a los centros de poder y emisión de pensamiento, el papel que tiene el conceptualismo como precursor del arte contemporáneo, y éste como práctica de liberación.
IDEAS PARA INSTALAR, DE LUIS CAMNITZER. ENTRADA LIBRE. CENTRO DE FORMACIÓN DE LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA. 6A.AVENIDA NORTE, ENTRE 3A. Y 4A. CALLES PONIENTE, ANTIGUA GUATEMALA. ABIERTA HASTA EL 30 DE ENERO, DE LUNES A DOMINGO, DE 9 A.M. A 6 P.M. EL SÁBADO 23, A LAS 10 A.M. HABRÁ VISITA GUIADA.
T. Marivi Véliz mariviri@gmail.com
F. Andrés Asturias andresasturias.com
I. Alejandro Azurdia aazurdia@sigloxxi.com.
domingo, 17 de enero de 2010
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