domingo, 3 de enero de 2010

Vigencia del cuento rural

Eddy Roma apunta en su reseña que varios de los relatos de la nueva obra de Godo de Medeiros se desarrollan en los departamentos.
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La literatura producida en los departamentos quedó vista como el pariente campestre de la obra escrita en la capital. Se olvida que el área rural brindó material para los mejores cuentos de Marco Augusto Quiroa. Los escritores Ingleberto Robles Tello, de Suchitepéquez, y Elías Valdés, de Chiquimula, demostraron que los problemas inherentes al ser humano son los mismos. No importa si ocurren en la zona 1 o en una finca cercana a Ipala.

En este sector se sitúan nueve de los quince cuentos que forman Los ausentes, el nuevo libro de Godo de Medeiros (Guatemala, 1968). Ocurren en un espacio geográfico donde confluyen mestizajes de toda procedencia, panoramas que impresionan al recién llegado, y problemas que continúan sin solución. En esos parajes existen pueblos como Verbena, Tres Cruces, El Arenero y Rondó. Aunque su ubicación es imprecisa, podrían situarse en las zonas montañosas de los departamentos de El Progreso, Jalapa, Santa Rosa y Jutiapa, de donde la tierra se desbroza con el machete y los pleitos se resuelven a balazos.

Sus pobladores tienen la certeza de que es inútil todo esfuerzo por salir de allí. Nunca se abandonarán esas calles cruzadas por zanjas. A pesar de contar con escuela de educación primaria, las niñas terminarán como sirvientas y parirán un bebé cada nueve meses. Los varones se emborracharán mientras apuestan, a las cartas, el poco dinero que ganan. La muerte vendrá por picadura de culebra, caída de un rayo, un tiro acertado en cualquier parte, o un machetazo en la cabeza.

En tales circunstancias es fácil perder la fe, como se refiere en El duelo, donde un niño intenta impedir el reto que provocará la muerte de su abuelo. Ante la negativa del sacristán a ayudarlo, reflexiona: “Me convencí de que los sitios sagrados no guardaban siquiera el más mínimo respeto hacia las angustias de los mortales”. Pero no todo es dolor y humillación. En Aquellos magros galleros hay posibilidad de sacar partido a situaciones desfavorables. El montador que apoyó a un par de galleros, necesitados de obtener el dinero de las apuestas para curar a una mujer enferma, se entera, por un comentario, que el gallo rival usaba navajas más grandes. “Ajeno a las trampas”, dirá, “el destino nos había enviado a un soplón con un gran sentido del honor y la justicia”.

Podrá faltar la instrucción, pero no la experiencia. Los campesinos de la región atesoran conocimientos. Así se recuerda en La muerte convoca a la lluvia: “Aquella tarde, mi abuelo dispuso explicarme las bondades de las plantas. Cuando pasamos por el chagüite, me dijo que el jengibre curaba la tos, y que la malanga servía para hacer tortillas cuando el maíz escaseaba. De la hoja de vijagüe dijo que servía para alimentar a los cerdos y que la santamaría le daba sabor al caldo de jutes y cangrejos”.

Los ausentes también dedica espacio al futbol y a relatos desarrollados en la ciudad. En ellos sobresale un peculiar manejo del humor y la amargura. El narrador de Los gamberros, después de sufrir maltrato y abandono en la cárcel, tiene ocasión de reír al último, y con bastantes ganas. Barttlet, protagonista de El provocador, ejercita y estudia su paciencia confiado en que llegará el día de la retribución.

A Godo de Medeiros lo conocí en 1995, en un taller de cuento impartido por Marco Antonio Flores. Leyó una historia titulada El jinete que no tenía piernas ni brazos, que concluía diciendo que el personaje había terminado sentado en el caballo de su propia historia. Frecuentaba a un par de amistades peligrosas, entre ellas el escritor ecuatoriano Juan Carlos Cucalón, con las que planeó y editó una revista, Tayer. Duró seis números. En cuatro de ellos Godo publicó una novela por entregas, Amantes clandestinos.

Su hija Fernanda escribió el cuento empleado como prólogo de la colección. Los ausentes contiene relatos que fueron descartados de los libros Héroes sin tumba (2004) y Los crímenes del Cerro Quemado (2007). Hizo bien en recuperarlos: La muerte convoca a la lluvia es una pieza de antología.

LOS AUSENTES, DE GODO DE MEDEIROS. PUBLICADO CON AUSPICIO DEL BANCO CENTROAMERICANO DE INTEGRACIÓN ECONÓMICA, 2009.
78 PÁGINAS

T. Eddy Roma eddyjromaa@hotmail.com
I. Alejandro Azurdia aazurdia@sigloxxi.com

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