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“¡Las chichitas no hemos pasado de moda!”. Es la consigna que se escucha en los Campos del Roosevelt después del discurso de la señora Solanum Mammosum, presidenta de Ornamentos Navideños Tradicionales Asociados (ONTA).
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Hace unos minutos Mammosum declaró a los medios de comunicación su preocupación por la crisis que afecta a los asociados de ONTA, ya que los consumidores buscan productos no perecederos por ahorrarse “unos centavos”.
Señora presidenta, en exclusiva para Siglo Veintiuno, ¿cuál es su opinión acerca de la baja en ventas que tienen los adornos tradicionales de la época? “Mire usté, hoy hay gran variedá de adornos navideños. Los hay desde los más antiguos como el musgo y las manzanillas, que como todos saben dan olor a la Navidá, hasta los más sintéticos y elaborados como los santacloses que bailan, los árboles que cantan, la nieve embotellada y las luces con musiquita. Pero así como hay variedá, también van quedando menos mercados donde la clienta o el cliente puede meter la mano y tocar el producto. Ahora ya sólo se ven tiendas con bombas y de cosas brillantes o transparentes, pura cosa made in en cualquier lugar, menos de Guatemala”.
Así que usted opina que no siempre la variedad, el precio y la duración hacen un producto mejor que otro.
“Claro que no seño; las chichitas por ejemplo estamos en el mismo palo, pero como dicen somos parecidas pero no iguales. Fíjese que se rompe el molde con cada una. Unas somos más amarillitas, otras más tirando como a anaranjadito y nuestras protuberancias son únicas. Compruébelo usté misma... toque, toque, son de verdad”.
Hablando de sus protuberancias, me gustaría saber si tiene problemas por su nombre, es decir, con los grupos de comerciantes conservadores. “A mí no me da vergüenza que me digan chichita, si a eso se refiere. ¿A usté le gustaría que la llamaran pata de gallo, chichigua, ubre de vaca, manzana de Sodoma o pichi-chio. Esos nombres sí son para ofenderse. Pero chichita es con cariño y chapín 100%”.
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El pino, la manzanilla y otros productos que participaron en la conferencia de prensa se han dispersado. Acompaño a Chichita hasta su puesto de venta; mientras atravesamos la plaza de ventas que cada diciembre se instala en los campos del Roosevelt. Nuestros pasos constantemente son interrumpidos, muchos colegas se acercan a saludar a Chichita y a preguntarle si este año la verán en los convivios.“Es que somos bien alegres y siempre listas para adornar el árbol, el nacimiento, una guirnalda ...donde quiera y a la hora que diga, allí estamos. No se puede decir que las chichitas no somos trabajadoras ni extrovertidas”. Y con un tono más serio agrega: “Además, no crea que todo es fiesta, aunque la fama nos precede. También somos buenas para la salud. Curamos el pie de atleta, la sinusitis y hasta soy buena para los nervios. Dele a su marido un buen té de chichita y verá que duerme como un niño”.
En la plaza buscamos un lugar con sombra para seguir charlando. Doña S. mamossum escoge una ceiba y nos sentamos. Orgullosa me comenta que una de las estrategias para seguir en el mercado es promocionar que son un ornamento orgánico. “En estas épocas, con el problema del calientamiento global, tenemos la frente muy en alto porque somos un producto de la Madre Tierra: ninguna de nosotras tiene químicos o algo artificial. Nuestro aroma es producto del suelo y no del laboratorio. El otro día comentábamos con don Chiribisco la pena que nos daban los pinos de plástico y esas velas con olor dizque a Navidá”.
Doña Chichita: Después de este comentario viene la pregunta de rigor, ¿qué efectos les ha traído la globalización a usted y demás miembros asociados?
“Mire, las chichitas, como otros adornos, estamos rezagadas con tanta norma de estandarización. Pero seguimos en la lucha. Por eso decidimos unirnos en la ONTA. que busca en el corto, mediano y largo plazo la reivindicación del adorno natural mediante nuestra presencia en las festividades chapinas”.
Nueva gente se ha congregado alrededor. La multitud anima a doña Chichita, como le dicen de cariño, y poniéndose de pie grita: “A los ornamentos asociados –y de antemano me disculpo por si no nombro a alguno–, como la manzanilla, las pascuas, el pino, la barba de viejo, el musgo, los adornitos de barro, las piñas del pino y las ovejas de tusa, entre otros, les digo que el próximo año, ni bien terminen las festividades, tendremos nuestra primera reunión para discutir nuestro porvenir. Ya hemos nombrado como vocera a la señora Hoja de Pacaya. Ella es idónea por su don de gentes, y la única que logra estar en todas las fiestas, al igual que don Pinus, nuestro vicepresidente. Ellos serán los encargados de presentar nuestras peticiones”.
Nuevos vítores se hacen escuchar y doña Chichita aprovecha la euforia para trasladar a los lectores su discurso final.
“Pues principalmente hacemos un llamado a las octoridades, para que se pongan la mano en la conciencia y adornen las oficinas estatales con ornamentos chapines; que den el ejemplo. Con tanta fiesta que hacen podríamos mejorar nuestra situación. También aprovecho para que la comunidá internacional, en las diferentes regiones del país, apoye los proyectos productivos de adorno navideño tradicional. Y por último, al público en general, los invito para que su Navidá sea tan chapina como el tamal y el ponche y que en vez de estar comprando tanta babosada y topar las tarjetas de crédito, mejor compren algo natural y chapín, como nosotras las chichitas”.
En pocas palabras
Descríbase en tres palabras: Natural, atlética y vivaz.
Lo que más odia: Las clientas y los clientes que magullan y no compran.
A quién admira: A la Barba de Viejo, por su sabiduría.
Su canción favorita: Sigo siendo el rey.
Su frasse: Más vale chichita en mano que ciento de bombas colgando.
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