"La lectura de estos cuentos representa una bocanada de aire fresco”, escribe Francisco Ancheyta al reseñar Los relatos policiales.
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Cuando un escritor crea un personaje particular, prácticamente traslada su personalidad hacia esa criatura ficticia. Si uno le pregunta a un autor literario, no a un científico, cuál es la diferencia entre la ficción y la realidad, la respuesta es: casi nada. Es cuando el casi adquiere un valor inconmensurable.
Siempre me he imaginado a Arthur Conan Doyle pensando en Sherlock Holmes y en las situaciones en las que lo comprometió, como un hombre soñador a quien le hubiera gustado participar en las investigaciones del detective de Londres. Alguna vez leí que Conan Doyle más bien se representaba en la persona del doctor Watson, el amigo y compañero de Holmes. Esto me parece difícil de creer, pues uno siempre aspira a identificarse con lo más importante.
Los relatos policiales (serie Chanán), de Francisco Alejandro Méndez, publicados con motivo de la XXXVIII Feria Municipal del Libro, dedicada al escritor (la cual culmina hoy en la Plaza de la Constitución) tienen ese ingrediente de autoafirmación del creador.
Al margen de este síndrome de los escritores (no es inexacto que la literatura es producto de fumadas) desde mi particular opinión, estos textos (son 3, y no 4 como dice la presentación) representan una bocanada de aire fresco para un país que todavía no puede superar los estragos de la guerra interna que nos ahogó durante 36 años.
Méndez, digo Pérez Chanán, nos compromete en una línea al estilo de muchos de los detectives creados por luminarias de la narrativa policíaca, pasando por Chevalier Auguste Dupin, de Edgar Allan Poe, hasta Héctor Belascoarán Shayne, de Paco Ignacio Taibo II.
Cuando se lee El unicornio y la cerveza azul, una trama que para mi gusto debe ser elaborada en una novela, cualquiera no dejará de sonreír al encontrar en las peripecias sencillas y humildes de nuestro heroico comisario (no sé por qué Méndez sólo resalta el apellido Chanán) una realidad de la que no son ajenos los habitantes de esta megaurbe.
Wenceslao Pérez Chanán (verdadero nombre del héroe) hace gala de su intuición y de sus investigaciones para amarrar los hilos que lo conduzcan al esclareci-miento de asesinatos cometidos contra varios jóvenes parranderos de los viernes a la medianoche.
Conociendo las interioridades de lo que pasa en las entrañas de la Policía Nacional Civil de Guatemala, uno pronto se da cuenta de que los deseos de Méndez son que aparezcan más agentes comprometidos con su trabajo como el comisario Pérez Chanán, a quien incluso su esposa Wendy le acompaña en las aventuras de desenredar las complejas tramas.
En Trabajando con el enemigo, Méndez (de la mano de Pérez Chanán), en un caso resuelto de manera relampagueante, nos recuerda lo que todos sabemos: la Policía está podrida desde muy adentro. Es el relato más corto, pero no deja de tener su grado de complejidad, y de afirmarnos la necesidad de erradicar la oscuri-dad existente en los separos policíacos nacionales.
El cuento Wenceslao y Arturo nos muestra un caso común en nuestro país. El asalto a un estadounidense, aunque de orígenes centroamericanos y escritor de novelas policíacas. La trama se encamina en ambas direcciones, unos delincuentes capaces de arruinar la imagen internacional del país y otros seres huma-nos que se esmeran por darle una cara diferente. Entre estos últimos está el comisario Pérez Chanán (se me ocurre que este apellido tiene algo que ver con la famosa onomatopeya del suspenso: Chanananán).
Según parece, el personaje de Méndez tendrá una vida larga, por lo que no tardará –si se mantiene la constancia– en convertirse en alguien que nos acompañe para siempre en lecturas policíacas. Tengo la impresión de que pronto habrá novelas sobre su quijotesca lucha por erradicar a los policías corruptos, y a sus compinches del hampa tercermundista. Y junto a esa desgracia nacional, tendremos momentos lúdicos que nos harán olvidar lo amargo de esa tragedia, con las aventuras de este humilde comisario.
Los relatos policiales (serie chanán), de Francisco Alejandro Méndez. Editorial Óscar de León Palacios. Méndez (1964) es un escritor guatemalteco que ha incursionado en diferentes géneros. Aparte de relatos cortos ha creado novelas, junto a su trabajo periodístico.
T. Francisco Ancheyta fancheyta@sigloxxi.com
I. Alejandro Azurdia aazurdia@sigloxxi.com
domingo, 13 de diciembre de 2009
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1 comentarios:
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Saludos negrocriminales
Paco, el librero
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