Édgar Zamora Orpinel hace un repaso por los 16 años de la historia musical de Viernes Verde; la banda de rock está por lanzar Fantasía funesta, su quinta producción discográfica.
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Domingo, nueve de la mañana; la quietud típica del día de descanso es terminada de golpe por el estridente sonido de una guitarra eléctrica a todo volumen.
En una casa ubicada en la zona 10 capitalina Viernes Verde se encuentra ensayando tenazmente, esta vez, para la presentación de lo que será su quinto álbum de estudio: Fantasía funesta (lea Nueva etapa).
El comienzo
“Al principio fue una cuestión bien inocente, ganas de divertirnos y de hacer rolas sólo porque nos gustaba tocar”, confiesa Omar Méndez, vocalista de la banda. Viernes Verde es una de las agrupaciones más longevas y constantes de la escena rock en Guatemala.
“Cuando empezamos no lo mirábamos como carrera, pero siempre asumíamos las cosas de la banda con disciplina y responsabilidad, que son valores esenciales en cualquier ocupación”, dice Alejandro Gillot, baterista de la banda, quien junto a Omar, inició Viernes Verde, en 1993.
Los conciertos de la agrupación pasaron de ser reuniones en los garajes de amigos, en donde cobraban Q1 la entrada y cada quien llevaba lo que quería tomar, a toques en bares y presentaciones más formales.
“La segunda vez que tocamos en Pie de lana fue en un concierto organizado enteramente por nosotros. Fue la primera vez que contratamos equipo de sonido, a un sonidista, cuatro luces para el escenario y que teníamos a alguien cobrando la entrada, la cual costaba Q20. Llegaron más de 200 personas, fue un éxito”, recuerda Omar.
“En ese concierto nos dimos cuenta de que ya teníamos un buen número de seguidores”, agrega Alejandro, a quien todos conocen como Guille.
El primer álbum de la banda se llamó Cenizas bajo tus pies, y aunque no fue fácil lograr que sonaran canciones de este material en las radios, el tema Estadío es un clásico del rock guatemalteco. “En la radio únicamente nos aceptaron esta canción y tuvimos que regrabarla para que pudiera sonar”, cuenta Omar.
Para cuando salió Oscuro, su segundo álbum (en 1998), Viernes Verde ya era una banda muy conocida y con una amplia base de seguidores; además, organizaban sus propios conciertos, los cuales poco a poco iban creciendo en número de asistentes. De ahí nació uno de los proyectos más grandes del grupo, el festival de la Garra chapina.
“Nos dimos cuenta de que las bandas nuevas no tenían un espacio para empezar”, justifica Omar, y continúa: “así que se nos ocurrió que podíamos hacer un concierto sólo con bandas nacionales que estuvieran empezando, y ver la forma de que el evento fuera importante y lo suficientemente grande como para demostrarle a Guatemala que no se necesitaban artistas internacionales para atraer mucho público”.
Este festival ha servido de plataforma para varias bandas de diferentes estilos de rock. En cada edición del festival Viernes Verde invitaba a nuevos exponentes a tocar para que puedan darse a conocer ante un público considerable. “Guatemala necesitaba esto, queríamos crear un concepto de identidad y orgullo por el rock nacional.” comenta Guille.
Por los departamentos
A medida que la banda iba ganando popularidad creció el ímpetu por tocar en otros lugares, y cubriendo sus propios gastos, sus integrantes se aventuraron a visitar con su música nuestros departamentos.
“Los primeros conciertos que dimos en Xela y en Huehuetenango fueron impresionantes, tanto en afluencia como en la respuesta y conexión con el público. Fue muy emocionante ver que lejos de casa, tu música tenía el mismo efecto”, recuerda Guille.
Más adelante el grupo hizo sociedad con otra banda muy importante de la época. “Hicimos una alianza con Los últimos adictos; esa inversión de tiempo, dinero y esfuerzo por abrirnos paso en toda de la república fue realmente una de las mejores épocas de nuestra vida. Gracias a esa visión ahora tenemos un mercado en los departamentos que todo el año tiene una gran demanda por Viernes Verde”, asegura Omar.
Dedicados a la música
La banda se encontraba en un muy buen momento a finales del año 2000, pero vendrían algunos cambios dentro de su alineación (salen Estuardo Castro, bajo; Mario Villanueva, guitarra, y Jorge Baldetti, guitarra) que pondrían en duda el futuro de la banda. “Sinceramente sí la vi muy difícil, ya que prácticamente sólo quedábamos Omar y yo”, apunta Guille.
A principios de 2001 Viernes Verde sacaría a relucir la tenacidad que siempre la ha caracterizado; “por suerte yo tenía muchísima determinación de seguir adelante y dedicarme a la música”, cuenta Omar y añade que “en enero se fueron nuestros dos guitarristas; en febrero ya teníamos a sus reemplazos (Francisco Marroquín, Arael Saavedra) y empezamos a ensayar. En marzo hicimos siete conciertos en el interior. En abril compusimos nueva música, y en mayo nos metimos a grabar Remedios para el alma. Ya estábamos otra vez de pie”.
Luego de un ajuste más con los integrantes, la alineación de Viernes Verde quedaría como hoy se conoce: Omar Méndez en la voz, Alejandro Gillot (Guille) en la batería, Francisco Marroquín (Toki) en la guitarra, y Carlos Méndez (Chingüi) en el bajo.
Empezar de cero
Remedios para el alma se convertiría en la carta de presentación de la banda para su internacionalización. “Necesitábamos dar un paso hacia adelante y sentíamos que en Guatemala no íbamos a darlo. Ya habíamos tomado la decisión de ir a México; estábamos decididos a dejarlo todo y probar”, recuerda Omar.
Viernes Verde ahorró durante un año para poder viajar al vecino país y mantenerse allá durante un buen tiempo. “Eso es algo bonito de nuestra banda; lo que hemos logrado es gracias a nuestro público”, expresa Carlos Méndez, a quien todos conocen como Chingüi, “Cada boleto pagado para ver a la banda en vivo nos permite trabajar, hacer un disco, un concierto o bien promocionar nuestra música afuera”, dice.
Viernes Verde pasó de ser una de las bandas más reconocidas y respetadas en Guatemala, a ser una completa desconocida en México, en donde todo fue como empezar de nuevo. “Fue una experiencia formidable y gratificante”, comenta Chingüi, quien por motivos de trabajo durante esta época, viajaba constantemente entre Guatemala y México. “En cierta forma empezamos de cero otra vez y eso nos hizo bien”, menciona el bajista.
Así como lo había hecho varios años atrás la banda empezó a llamar la atención a base de constancia. “Es una sensación inigualable venir de ser una banda reconocida en tu país e ir a otro lugar en donde nadie da un centavo por vos y tratar de encariñarlos con tu música a base de tocar y tocar”, dice Omar.
Estando en México la banda logró colocar su música en varias radios, aparecer en varios medios impresos y televisivos, y participar en festivales muy importantes en los que compartió escenario con bandas muy reconocidas a nivel latinoamericano.
Viernes Verde logró además firmar con una disquera independiente para la distribución de Remedios para el alma, disco que presentaron en el Hard Rock Café de la ciudad de México. Los músicos llamaron tanto la atención que varios medios mexicanos vinieron al país para darle cobertura a la Garra chapina de ese año.
Aunque todo iba bien, por razones económicas la banda tuvo que regresar “iba muy bien pero se nos acabaron los fondos. Afortunadamente se dejó un camino trazado sobre el cual podemos seguir construyendo”, comenta Chingüi.
Para 2004 Viernes Verde ya estaba trabajando nuevamente en Guatemala e inició la grabación de Con piedras, palos y flores, producido por el yugoslavo Igor Cubrilovic. “Aprendes mucho, es muy agradable que alguien tan profesional y exigente te tome tan en serio y que luego le guste lo que haces”, apunta Chingüi, para quien el resultado con el yugoslavo se refleja en un disco que encuentra diferente. “Creo que llegó a otro tipo de público; en cierta forma nos abrió puertas con otro tipo de gustos musicales”.
Son más de las diez de la mañana. Omar, Guille, Chingüi y Toki deciden tomar un receso, salen del cuarto de ensayo y se sientan a conversar. El tema no puede ser otro más que el concierto de presentación de su nuevo disco; buscan en su universo de canciones las adecuadas para el concierto, evento que con seguridad será el inicio de un nuevo viaje en la trayectoria de la banda. Viernes Verde ha nombrado a esta travesía, Fantasía funesta.
Nueva etapa
Cinco años después de su última producción discográfica, Viernes Verde volvió al estudio de grabación para trabajar en Fantasía funesta, un disco que está generando mucha expectativa, tanto por las canciones que ya están sonando en radio, cómo por su peculiar arte gráfico.
Fantasía funesta fue producido por Eduardo Santella y Viernes Verde; mezclado y masterizado por el ingeniero de sonido Igor Cubrilovic. “Empezamos a componer las canciones del disco desde el año pasado; algunas ya las tocábamos en vivo”, cuenta Guille. “Nos tomamos el debido tiempo para cada canción, no corrimos ni nos apresuramos. En cada disco hemos compuesto la música que nos nace, Fantasía funesta no es la excepción”, asegura.
Chingüi describe la música del álbum como “sonidos totalmente nuevos para la banda, composiciones elaboradas y un constante movimiento entre temas crudos de la realidad y temas de la fantasía”.
Con motivo de la presentación de su nuevo disco, Viernes Verde no llevará a cabo, por primera vez en 10 años, el festival de la Garra chapina, pues aseguran que todos sus esfuerzos están enfocados en Fantasía funesta.
“Toda nuestra dedicación está en el disco. Hacer la Garra nos distraía mucho y nos limitaba en recursos”, comenta Chingüi. “La salida de un nuevo disco es vital para cualquier banda. No podíamos correr con dos producciones gigantescas; Fantasía funesta merece su lugar”, opina Guille.
Concierto
El lanzamiento de Fantasía funesta es el sábado 31 de octubre, a las 7 p.m., en el Expo Center del Tikal Futura. Las entradas, en pre venta cuestan Q100, y Q125 el día del evento. Se pueden adquirir en línea. Junto a Viernes Verde tocarán Los mojarras y Francis Dávila y los diputados del funk. Visite la página de la banda.
T: Édgar Zamora Orpinel. edgarzo@yahoo.com.
F: Cecilia Cobar. ccobar@sigloxxi.com.
Locaciones: Circo Rey Gitano y Playland Park.
domingo, 25 de octubre de 2009
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