domingo, 11 de octubre de 2009

“El destierro no me volvió un apátrida”

Carlos Figueroa Ibarra | Sociólogo
Jaime Barrios escribe acerca de las experiencias que este profesor universitario vivió en Guatemala y en México, las cuales marcan su trabajo como investigador social.
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Carlos Figueroa Ibarra nació en la ciudad de Guatemala, el 5 de agosto de 1952. Es un sociólogo que se ha destacado en México. Sus trabajos tienen resonancia continental. El 20 de abril de 1980 salió al exilio como consecuencia de la persecución política de que fue objeto. El 6 de junio de 1980 fueron asesinados sus padres Carlos Alberto Figueroa y Edna Ibarra de Figueroa.

“Volví a Guatemala por una semana, en 1987, con un grupo de exiliados que volvimos a México más corriendo que andando por las amenazas de las cuales fuimos objeto. No fue sino hasta mediados de 1992 cuando regresé a Guatemala, a presentar mi libro sobre terrorismo de Estado, que pensé que mi exilio había terminado. A partir de ese momento todos los años, por distintos motivos, voy varias veces a Guatemala y he terminado por convertirme en un guatemalteco-mexicano. Mi acento al hablar es un híbrido entre mexicano y guatemalteco, aun cuando en los momentos en que hablo con guatemaltecos o mexicanos se me hace más manifiesta una u otra manera de hablar”.

Desde 1980, Figueroa ha sido profesor investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Hasta febrero de este año ocupó el cargo de Coordinador de Posgrado de Sociología, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego.

Después de haber sobrevivido a la represión de la dictadura militar cambió totalmente sus preocupaciones sociológicas y se enfocó a la sociología política, particularmente al estudio de la sociología de la violencia.

Figueroa ha publicado varios artículos sobre esos temas y también los libros: El recurso del miedo, Los que siempre estarán en ninguna parte, y La desapa-rición forzada en Guatemala, en colaboración con el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades-BUAP y el Centro Inter-americano para la Investigación en Derechos Humanos (CIIDH) de México. El sociólogo también compiló la obra América Latina. Violencia y miseria en el crepúsculo del siglo.

En sus trabajos aborda temas de Guatemala y acerca del presente proceso político mexicano. En este último tema ha sido editor, junto a Florencia Correas Vázquez y Pedro Hernández Ornelas, del libro Poder político y sociedad. Diez ensayos aproximativos (Plaza y Valdés Editores, México D.F. 2007). Esta misma editorial publicará el libro México, de la utopía compartida a la nación dividida, organizado junto con Florencia Correas Vázquez, Pedro Hernán-dez Ornelas y Gloria Marroni.

“En mí coexisten el entrañable amor al cielo, los volcanes y el colorido multicultural de mi patria de origen, con las huellas culturales que me han dejado los largos años en México. Coexisten mi compromiso emocional, político y académico con Guatemala con el gusto por la historia, la música, la comida y la vida en México. Conviven en mí, el sentimiento de que allí, en esos lagos, montañas y volcanes está la tierra de mis ancestros, la tum-ba de mis padres; y el sentimiento de que en México, en Puebla particularmente, se encuentra mi hogar, mi mujer y mis hijos más pequeños. Por fortuna, el destierro no me volvió un apátrida, sino alguien con dos patrias: la que me vio nacer y la que me salvó la vida”.

T: Jaime Barrios Carrillo. jbarrios@sigloxxi.com F: Archivo, Siglo 21.

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