domingo, 11 de octubre de 2009

Alejo Crisóstomo está listo para filmar






José Luis Escobar conversa con el realizador de la primera serie animada de Guatemala, quien próximamente filmará Fe, su primer largometraje.
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Varios colegas han partido. El alboroto causado por periodistas de radio, televisión y prensa merma y puedo conversar con Alejo Crisóstomo, quien acaba de concluir una presentación a los medios de comunicación de Las aventuras de Junajpu’ y Luna, su primer trabajo animado, el cual se estrena mañana durante el festival Fiestas de Octubre.

Sé que Alejo ha respondido, más de una vez, a las generalidades de la serie, por lo que procuro que mi primera pregunta no sea sobre sus 15 capítulos. Le pido, en cambio, que hable de los retos de trasladar su experiencia como director a una producción donde no hay actores ni locaciones.

“El trabajo de animación es muy distinto al de acción real. A los actores les podés decir que se muevan de un lado a otro; en una animación, si bien hacés que los personajes se muevan, aprendés toda una serie de asuntos. No se trata únicamente de que las figuras caminen; tenés que cuidar cada detalle del personaje, como el movimiento del cabello, la faja del traje, posiciones...”.

Detrás del estreno de Las aventuras de Junajpu’ y Luna hay tres años de trabajo. El resultado es distinto a la idea original, concebida con actores reales.

Niños superhéroes
En la conferencia, Alejo comentó que desde hace mucho le rondaba en la cabeza un proyecto vinculado a los derechos de la niñez. Hace seis años surgió la idea de una serie televisiva acerca del viaje de un niño indígena superhéroe que ayuda a otros niños cuyos derechos son vulnerados.

Mientras trabajó el programa piloto, Alejo conoció las posibilidades de la animación y decidió cambiar el formato de lo que entonces se titulaba El viaje de Hunapú. Ese título, incluso el rol protagónico, cambiarían con los resultados obtenidos en los grupos focales, realizados con niñas y niños de distintos lugares del país.

“Nos dimos cuenta de que también era necesario tener una heroína niña; de esta forma la serie se convierte en Las aventuras de Junajpu’ y Luna. El cambio de Hunapú a Junajpu’ fue por recomendación de líderes indígenas que nos pidieron que usáramos el nombre en su lenguaje original”, dice el director.

Cuando Crisóstomo menciona que conoció las posibilidades de la animación se refiere a su participación, como codirector, en Órale. “No fue un proyecto personal; fui invitado por Domingo Lemus (coordinador de animación en Las aventuras de Junajpu’ y Luna)”, recuerda. Órale era una serie de dibujos animados irreverente, muy en sintonía con el humor de la conocida Southpark, pero totalmente ambientado al contexto chapín.

Si bien el resultado con el trabajo virtual complace a Alejo, él tiene claro cómo desea canalizar sus siguientes filmaciones. “Luego de tres años de estar animando me gusta más la acción real. Mis proyectos más personales seguirán siendo en esa línea”, dice Crisóstomo. Ahora que comienza a difundirse Las aventuras de Junajpu’ y Luna, él considera que se trata de un proyecto que “ya camina solo”.

Su próximo paso será dedicarse a Fe, su primer largometraje, que toca un nervio social: la religión (lea Multipremiada).

El peor de los castigos
“El castigo más grande que podían hacer mis padres era quitarme la tele”, recuerda Alejo, quien de chico, confiesa, estuvo “muy expuesto al bombardeo de imágenes”. Tanto que “imaginaba algunas películas; pero en casa no había una cámara y quedaron en eso, en mi imaginación. Pero supongo que también quedó la inquietud, porque en los últimos años del colegio hacíamos videoclips con los compañeros”.

Crisóstomo continuó interesado por las cámaras y las imágenes en la universidad, pese a que su carrera no tenía que ver precisamente con el cine. “En el primer año de universidad yo hacía cortos, videos. Me prestaban una cámara y los hacía en casa, artesanalmente. Por alguna razón me metí a estudiar ingeniería comercial, pero después de cuatro años no aguanté más y decidí dedicarme al cine. No terminé la carrera de ingeniería. Y a 13 años de haberla dejado no he parado; sólo me dedico a filmar”.

“Yo estudié un semestre en la escuela de cine en Chile. Me tuve que salir porque era muy caro. Pero tuve la posibilidad de comenzar a trabajar en una productora de comerciales. Empecé como asistente de producción, y poco a poco fui conociendo el campo, que en términos técnicos de producción es exactamente lo mismo que al cine. Así fue como aprendí”.

El trabajo comercial y publicitario llevó a Alejo de Chile a México. Para entonces sus inquietudes infantiles finalmente contaban con lo necesario para materializar las ideas. “Trabajaba en publicidad como técnico; empecé a escribir historias y a tratar de hacer cortometrajes. Por suerte, con productoras que me guardaban mucho aprecio; tanto, que me regalaban material excedente de los trabajos; con eso filmé un par de experimentales. Así, poquito a poquito, fui surgiendo como director”.

Es con esa escuela que vuelve a Guatemala, en 2001. “Conocí a la gente de Casa Comal; tuve la suerte de llegar en un momento histórico para el cine en Guatemala, justo en el momento en que simultáneamente se realizaban varios proyectos de cine como La casa de enfrente, y Donde acaban los caminos. Fue como estar en el momento indicado y en el lugar indicado porque logré participar en toda la preproducción de La casa de enfrente, y luego tuve la invitación a trabajar en Donde acaban los caminos, con la Fundación Mario Monteforte Toledo, película en la cual hice la edición, de la mano del director mexicano Carlos García Agraz”.

Un paraguas institucional
Como una universidad califica Alejo su experiencia con esas producciones. “Estar en esas dos películas me metió en el medio”, dice quien ahora cuenta con su propia productora, Ceibita films.

“Ceibita surge luego de volver de la primera invitación que recibí para ir a unos talleres de cine, en Berlín. Sumado con que la Fundación Soros había aprobado el guión de Las aventuras de Junajpu’ y Luna, y a que Cinergia (el Fondo de fomento al audiovisual de Centroamérica y el Caribe) existía, es decir, finalmente había un fondo que me apoyó para realizar el guión de un cortometraje (Blanca) y para producir el documental Qak’aslemal (nuestra existencia)”.

“Ya tenía tres proyectos andando”, dice Alejo, quien consideró necesario “crear un paraguas institucional para esas inquietudes y las próximas, como Fe. “Blanca es el primero de mis trabajos en el que ya se lee, al inicio, el nombre de Ceibita films”. Desde entonces Alejo ha visto ese crédito en Qak’aslemal, Las aventuras de Junajpu’ y Luna, y próximamente lo verá en Fe.

Si bien los proyectos grandes de Ceibita films son los cinematrográficos, esta casa también realiza documentales institucionales, animación y ficción. Ofrece también servicios como de producción en las áreas de investigación y guión, asesorías de producción, edición y posproducción. Algunos de los clientes de Ceibita films son:

Turly Pictures
(Nueva York); Nimk’atb’e, la Red Guatemalteca de Arte Intercultural; el Instituto Internacional de Aprendizaje para la Reconciliación Social, IIARS (con cortometrajes para la muestra permanente ¿Por qué estamos como estamos?); TeleSur, de Venezuela, con la producción de cápsulas sobre la cultura guatemalteca; el Centro de Formación de la Cooperación Española, con la documentación de la muestra Los desaparecidos, y Rayuela Teatro Independiente y Caja Lúdica, con la producción de un documental sobre el uso del teatro como herramienta de educación en el programa Lucha contra las exclusiones.

Todo esto me lo cuenta Alejo con mucha calma y una actitud que calificaría como transparente. Le pregunto qué le diría su yo actual a aquel niño que hacía películas con una cámara imaginaria: “Le diría que vea cómo consigue una verdadera, pero también le diría que no se preocupe tanto, porque llegará el tiempo para hacer las cosas”.

Multipremiada
Fe va para dos años de desarrollo. No he filmado una toma aún. Va a demandar mucho más tiempo que Las aventuras de Junajpu’ y Luna. Faltan seis meses de rodaje, el cual empezaremos en febrero de 2010, y luego demorará al menos un año de posproducción”, dice el productor acerca de su ópera prima.

La trama de Fe habla de un pastor evangélico de una iglesia de clase acomodada que un domingo es invitado a predicar en un centro de privación de libertad. Allí conoce a Beto, un joven de Río Dulce, acusado de matar a una niña. El pastor llega a la prisión preocupado por el rumbo de su vocación, y ve en Beto una señal de Dios, por lo que se obsesiona en ayudarlo.

En Blanca, Alejo toca el tema del conflicto armado, Fe, es su segundo trabajo de corte social. “Es más atrevido, debido a la cantidad de iglesias evangélicas que han florecido en los últimos años y al fanatismo de algunas de ellas”.

El tema, dice Alejo, puede parecer contraproducente, pero al mismo tiempo indica que puede ser de ayuda, porque considera que las iglesias querrán ver el filme para conocer cómo se les percibe en la sociedad.

“No me considero una persona muy religiosa, pero tampoco quiero, a través de esta película, atacar a la religión. La cinta refleja que hay un sistema comercial ligado a una iglesia y que vale la pena detenerse a pensar en eso”, dice Crisóstomo, quien en el ámbito cinematográfico ha realizado cerca de doce trabajos, y cosechado alrededor de una veintena de premios y menciones especiales.

El argumento de Fe ha convencido a tres diferentes certámenes cinematográficos, los cuales han aportado fondos para su desarrollo (Cinergia, en dos ocasiones; y en el Festival de Locarno, en Suiza, en donde el Gobierno de Francia otorgó el tercero).

Mañana, gran estreno
Las aventuras de Junajpu’ y Luna se proyectará mañana a las 9 a.m. y 3 p.m. en el Centro Cultural Metropolitano (7a. avenida 11-67, zona 1). Y el domingo 18 de octubre en los cines Magic Place a las 10 a.m. y 11 a.m. El ingreso para ambas fechas es gratuito. Las muestras se suman a la agenda de las Fiestas de Octubre.

Esta es una serie animada de 15 capítulos de aproximadamente cinco minutos cada uno, producida para ser transmitida en televisión y presentada en instituciones educativas. La serie cuenta la historia de dos hermanos separados por el mal y las aventuras que enfrentan para reencontrarse y hacer realidad la profecía que dice que ellos salvarán al mundo.

La historia y su contexto se desarrollan dentro de una familia indígena, que vive a orillas del Lago de Atitlán en Guatemala.

Por medio de la historia se logra la recuperación de valores e identidad de los pueblos originarios, el conocimiento de derechos de la niñez, así como la identificación de niños y niñas con un modelo ético referido a la preservación del medioambiente.

En pocas palabras
Sólo 5
La Princesa Mononoke (animación japonesa de Hayao Miyazaki), Lucía y el sexo (Julio Médem), Eternal sunshine of the spotless mind (Michel Gondry, Óscar 2004 al mejor guión original), Uno (del noruego Aksel Hennie) y 21 gramos (de Alejandro González Iñárritu) son las cinco películas que Alejo gustaría tener de quedar en una isla desierta.

Nuevo largo
“Tengo en mente un nuevo proyecto para un largometraje de ficción. Quiero hacerlo al terminar Fe. Este será un trabajo más personal. Será acerca de una persona que desciende a sus infiernos para renacer y vivir a plenitud”.

Cine nacional
“El cine guatemalteco es un niñito; nos falta muchísimo para reflejarnos como sociedad en la pantalla. Pasando el boom de “quiero hacer algo grande”, las historias van a volcarse a ser un reflejo social”.

Hacer cine
“Hacer cine no es recoger la voz de uno; es decir, del director, del productor o del guionista. Cine es la voz de la gente”.

T. José Luis Escobar. jescobar@sigloxxi.com
F. Morena Pérez Joachin. mperez@sigloxxxi.com

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