domingo, 23 de agosto de 2009

Sueño vuelto ritmo


Conocido más como novelista y poeta, Marco Antonio Flores visita por tercera vez el cuento con esta publicación, reseñada por Eddy Roma.
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La obra de Marco Antonio Flores (Guatemala, 1937) es consistente en las páginas de las novelas Los compañeros
y En el filo, y los poemarios La voz acumulada y Persistencia de la memoria. El cuento ocupa un sitio al margen. El contenido de La Siguamonta (1993) lo fundió con algunos relatos sueltos para armar un volumen de Cuentos completos en 1999. Diez años más tarde aparece su tercer aporte al género, La vida es sueño, con materiales escritos entre 1967 y 2006.

Marco Antonio escribe para expulsar recuerdos, para ajustar cuentas con todos y consigo mismo, para explicarse el mundo que cambia y le rodea. Si no estuvo ahí, y le contaron los hechos, acude a la imaginación para reconstruir la historia. La náusea, primer cuento del libro, recrea el suicidio de la cineasta francesa Michèle Firk, ocurrido el 7 de septiembre de 1968. Al contemplarla rodeada por la policía, consciente de que no hay escapatoria, me encuentro con la pregunta: “¿Es posible que esas ideas que nunca comprendió del todo la hayan hecho atravesar el océano para encararse con este final?” Esas ideas la llevaron a intentar el cambio del orden político en un país cuyo salvajismo le repelía.

A Marco Antonio no le basta con escribir una historia. Siempre planteará sus preguntas acerca de la vida, la muerte, el amor y la música. “El ser huma-no sólo tiene su pensamiento”, escribe en El instante de la muerte. “En él vive. Para él vive. Por eso es”. El pensamiento se ejerce, se ramifica, llega a con-clusiones que pueden refutarse con la siguiente reflexión. Es un andar incesante. Toma registro de las lecturas, rostros y emociones que se cruzan en el camino. Con ellos elaborará historias, ensayos, poemas u opiniones que compartirá a través de la prensa o la conversación.

El recuerdo tiende a embellecer o ignorar, según la voluntad de la persona, los hechos que ocurrieron. No importa si ocurrió hace cinco minutos o ya pasaron cuarenta años. “Y es que ese que vive en el recuerdo de uno mismo y rememora diariamente momentos de su vida”, nos dice el protagonista del relato Despedida, “ya no es uno sino otro que piensa distinto, que tiene otra fisonomía”. Las palabras que cito se detonan al recibir la llamada de una antigua amante. El narrador sabe que ya no guarda relación con el muchacho enamorado que fue.

El tiempo, en su marcha, vuelve desconocidos los rostros contemplados hace cinco minutos. A su antojo, prolonga la vida o aproxima la muerte. El na-rrador de El espejo perfecto acaba de sobrevivir a un intento de secuestro y asesinato en Guatemala. Instalado en México, acepta acudir a un taller de poesía. Reacio a intervenir en el debate, ocupado en sitiar con la mirada a una de las asistentes, termina por participar. Se da cuenta de que “no le hablo a nadie sino que me hablo a mí para autoconvencerme de que sigo vivo y encantado de estarlo”. Años después, la historia se invierte.

En Polvo de estrellas, ambientado en un pub irlandés, daba por descontada la conquista de una joven mesera, a pesar de la diferencia de edades. La muchacha, que veía en él un posible sostén, deja de atenderlo con la dedicación de hace un momento cuando éste le confiesa que partirá en dos días. Impone distancia e ignora sus preguntas. Al retirarse, el narrador “se sintió borracho. Pero más que eso, se sintió anciano”. Comprueba lo que Flores anotó en el escrito que da título al libro: “El sonido de la palabra hablada destruye cualquier sueño y nos instala en la realidad”.

El lector asiduo de Marco Antonio notará el parentesco del relato El rescate con el poema El combatiente, incluido en Persistencia de la memoria. Es la historia del abuelo originario de Comitán Las Flores, estado de Chiapas, sastre de profesión, expulsado del hogar por la abuela y relegado a un cuartucho en las cerca-nías del antiguo fuerte de San José. En el poema se refiere a que lo enterraron en nicho colectivo; en el relato me entero de que una de sus hijas logró recuperar el cadáver. El libro finaliza regresando al sitio donde comenzó a pensar en ritmos y palabras.

LA VIDA ES UN SUEÑO, DE MARCO ANTONIO FLORES. F&G EDITORES, 2009. 104 PÁGINAS.

T. Eddy Roma eddyjromaa@hotmail.com
I. Alejandro Azurdia. aazurdia@sigloxxi.com

4 comentarios:

MarianoCantoral dijo...

Excelente reseña la de Eddy, y el libro es un bombardeo de sentimientos añejados por el tiempo.

Anónimo dijo...

Al autor de la reseña le recuerdo que La voz acumulada y Persistencia de la memoria son libros de poemas.

Anónimo dijo...

La vida es un sueño es de lo mejor de Marco Antonio Flores, se lo recomiendo a cualquiera que quiera adentrarse en eso que Pinter decía: "la verdad detrás del espejo roto".

Magacin dijo...

Muchas gracias por la observación. Hemos realizado los cambios en las especificaciones de la bibliografía del autor.

Revista Magacín.