domingo, 26 de julio de 2009

Una experiencia sonora


José Luis Escobar hace un viaje en el tiempo para conocer los instrumentos interpretados por músicos invisibles.
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Museo de los músicos invisibles
13 calle 7-30, zona 1.

“Hemos recibido parejas de abuelitos que hasta se han puesto a llorar recordando muchas cosas que vivieron con este tipo de instrumentos”. German Rodríguez Sandoval, el director del Museo de Músicos Invisibles, comenta que, al iniciar el recorrido, los visitantes no tienen idea de lo que verán y escucharán, “pero cuando salen, lo hacen con una sonrisa de oreja a oreja”.

Rodríguez no se formó como músico, pero es muy sensible a la música, especialmente la que emiten los instrumentos que por 35 años se ha dedicado a colectar y de los cuales ha hecho una selección para exhibir en el museo, que abrió sus puertas hace mes y medio. German reparó varios de los instrumentos de la colección, y esa habilidad la volcó en los organillos, instrumentos que ahora fabrica y exporta.

¿Pero qué hace diferente a este museo?, le pregunto a German, quien responde: “Lo curioso es que los instrumentos que aquí se exhiben no necesitan ser interpretados por un músico pues responden al movimiento de las manos (manubrios) o de los pies (pedales), otros funcionan solos, accionados por mecanismos de aire o electricidad”.

Comprendí a cabalidad la explicación del director hasta que comencé a visitar las ocho salas del lugar. En cada una encontré de tres a once piezas. Vi desde instrumentos parecidos a los pianos, hasta lo que parecerían ser inmensos roperos y carretones musicales, pasando por juguetes y cajas de música. La pieza más antigua que vi fue una de 1840.

Algunos instrumentos me recordaron caricaturas de infancia (organillos), tanto que hasta pensé que un monito llegaría con su pocillo a pedirme un par de monedas. Otras piezas, como los armonios, trajeron a mi mente escenas de películas del Oeste y sus pueblos fantasmas.

Las salas del museo se distribuyen en los dos niveles de una casa construida en el siglo pasado, y según cuenta German, pertenece a una familia muy identificada con la música, tanto que el pasado del lugar habla de que en él se fabricaron algunos de los tubos del órgano de la catedral.

En el segundo nivel se pueden apreciar fonógrafos y radios de antaño. Pero no todos los ambientes se destinan al museo musical. Hay planes de habilitar un salón para eventos, y de usar la cocina de la casa para preparar el menú de un restaurante que pronto funcionará en el lugar. Además, otra sección del inmueble será usada para exposiciones plásticas, y también se proyecta que allí se imparta a niños clases de pintura, canto y música.

AGENDA CULTURAL
Con casi dos meses de vida, este museo sostiene una agenda de presentaciones artísticas, charlas y proyecciones. El viernes 31, a las 7 p.m. hay una Noche de tango, en la que participan más de 10 artistas. Q50, incluye visita al museo.

HORARIOS
De lunes a viernes, de 9 a.m. a 6 p.m. Y sábados de 9 a.m. a 4 p.m. Admisión: Q20 por persona. Todo aporte extra se destina al programa cul-tural y a los gastos del museo.

EN GRUPO
Las visitas son guiadas y hay atención especial a grupos, los que pueden escuchar más de los dos instrumentos que se muestran en el recor-rido habitual. Citas al teléfono 2232-2423.

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