domingo, 19 de julio de 2009

Un festín literario


El próximo viernes 24 se inicia la VI Feria Internacional del Libro en Guatemala, Filgua. Eddy Roma entrevista a tres escritores nacionales cuyas obras, publicadas por F&G Editores, son parte del plato fuerte de este festín literario que durará diez días.
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El cuento como necesidad
Cuando las experiencias y emociones acumuladas durante años por el escritor Marco Antonio Flores (Guatemala, 1937) se vacían en forma de poema, novela o cuento, pasan al olvido. Al hablar de los cuentos incluidos en La vida es sueño, su más reciente producción, adelanta: “Voy a tener equivocaciones porque yo no recuerdo nada de lo que he escrito”.

La vida es sueño incluye 12 cuentos escritos en Guatemala, la localidad inglesa de Winterbourne Daw, y México, D.F. “Según la necesidad que tenga de escribir”, dice Marco Antonio, “se encuentra la forma de expresarse. Antes de salir a mi segundo exilio yo había hecho el primer cuento. Ese cuento, que se llama La náusea, fue escrito quizá hace unos 25 años. No sé cómo ocurrieron los hechos, pero tuve una información verbal acerca de la mujer protagonista, que sí existió. Sobre esa historia que a mí me contaron fue que surgió ese cuento. Pasó buen tiempo para que yo pudiera llegar a ese tema, y así como salió, así se ha quedado. Ese cuento no tiene ninguna corrección”.

El Premio Nacional de Literatura 2006 confiesa que al sentirse saturado de las experiencias de una etapa de vida, “hay necesidad de hacer la catarsis. Necesito salir de ese período de mi vida, y salen uno o dos libros. No tengo necesidad de apoyarme en el tipo de género que yo quiera escribir. Lo que sale es la forma como se estructura el discurso de esa catarsis, y cómo encuentro la salida del discurso”.

Un escritor autobiográfico
“La verdad es que mi trabajo tiene un solo sentido”, apunta. “Todas las personas, tengan 20, 15, 30 ó 70 años, van acumulando etapas de su vida. Siempre hay etapas de la vida que interesan mucho al que las vivió, y así me sucedió a mí. Por eso es que en general mi trabajo está muy relacionado con mi vida, como la de todos los escritores. El escritor que diga que no es autobiográfico, miente. Todas las novelas son autobiográficas. Todos los poemas son parte de la vida de un escritor”.

La experiencia vital de Marco Antonio se une al conocimiento de la teoría literaria que le sirve para impartir sus talleres de narrativa. “Me tocó saber qué era la literatura desde la visión del teórico”, refiere, “pero cuando escribo un cuento no estoy pensando que debo escribirlo como lo aprendí en la teoría”. La historia elige sus propios cauces.

Un cuento recuperado
El relato más antiguo de la colección es Lento sueño delirante, cuya escritura carente de signos de puntuación remite a la época en que Marco Antonio planeaba su novela Los compañeros. “Ese cuento se había quedado perdido. Ya hecho el libro, lo encontré. Le corté un pedacito, nada más. No me gustaba, pero dije: se va a que-dar solo, se va a quedar para siempre, mejor lo meto ahí”.
Su estancia en Inglaterra e Irlanda, en 1998, detonó la escritura de Polvo de estrellas, ambientado en Dublín, y Madame Butterfly, escenificado en Londres. Estos cuentos surgieron tras la observación de situaciones que tomaron un giro distinto al ser escritas.

El libro concluye con El rescate, historia emparentada con el universo de la familia materna de Marco Antonio, mencionado en el poemario Persistencia de la memoria (1992). “Ese cuento lo tenía yo comenzado porque es algo que me contó mi madre, pero no sabía para dónde llevarlo. Lo único que tenía en la memoria era que mi ma-dre había rescatado a mi abuelo de ser enterrado en una fosa común, donde tiraban a los muertos que no habían sido reclamados”.

¡Música, maestro!
“La música es parte de mi trabajo”, refiere Marco Antonio. Su presencia es notoria en varios de los cuentos. La Sinfonía Fantástica, de Hector Berlioz, se oye en La agonía de la traición. Sometimes I’m happy, de Lester Young, marca la pauta de Polvo de estrellas. La Stravaganza, de Antonio Vivaldi, relaja al personaje central de Despedida.

LANZAMIENTO
LA VIDA ES SUEÑO, LIBRO DE CUENTOS DE MARCO ANTONIO FLORES, SE PRESENTARÁ EL DOMINGO 26 DE JULIO, A LAS 6 P.M., EN LA SALA OTTO RAÚL GONZÁLEZ. LOS COMENTARIOS ESTARÁN A CARGO DE LA ESCRITORA SALVADOREÑA VANESSA NÚÑEZ HANDAL.


Vidas en espiral
La intersección de tres espirales, conocida como triskel en idioma gaélico, representa para los celtas la unión entre el bien y el mal, así como lo que ya trascendió a éstos. El narrador Javier Mosquera Saravia (Guatemala, 1960) encuentra ideal la analogía del triskel con Espirales, su primera novela. La obra entrelaza historias que se encuentran, se separan y vuelven a juntarse entre Guatemala, México y Galicia.

Por línea paterna, Javier desciende de inmigrantes gallegos. Las impresiones que recibió durante la visita a la tierra de sus antepasados marcan una impronta muy fuerte en Espirales: “Había estado por dos o tres lugares de España, y no tiene nada que ver una localidad con la otra. Galicia es absolutamente verde, con montañas, y la gente tiende mucho a ser medio mítica. Los españoles dicen que los gallegos son muy suyos. Les parece gente extraña, un poco parecida a los guatemaltecos, porque nunca se sabe en lo que están pensando”.

Javier ha publicado tres libros de cuentos: Laberintos y rompecabezas (2005), Angélica en la ventana (2004) y Dragones y escaleras y otros… cuentos (2002). “Lo importante es el conflicto, no importa si se resuelve o no”, opina acerca del cuento. La novela le planteaba varios retos: “Lo que uno recuerda generalmente de las nove-las es el personaje: Cara de Ángel en El señor presidente, La Maga en Rayuela. Para ir llegando al discurso novelesco hay que ir armando al protagonista”.

Santiago es el personaje central en el primer libro de larga duración de Javier. “Creo que es el reflejo de muchas de las personas de mi generación, y más de las que participaron ya sea activa o indirectamente en el movimiento armado”, refiere Javier.

Santiago recoge la vacilación entre el compromiso revolucionario y el deseo de mantenerse al margen.

Mujeres fuertes
A través de comentarios de sus lectores, Javier se enteró de la fuerza emocional que poseen los personajes femeninos de sus cuentos. Acá son notables los comportamientos de Airana y Ramona, que ejercen atracción e influencia sobre Santiago. “Creo que las mujeres en Guatemala tienen una fuerza que no se las reconocemos los hombres”, expresa.

“En una colonia marginal te das cuenta que la mayor parte de las mujeres son abandonadas. Ellas son las que tienen que levantar a los hijos, las que tienen que trabajar, las que los tienen que educar, las que los tienen que sacar adelante. En Guatemala, muchas veces, las que son la fortaleza de la familia son las mujeres”.

Uno de los epígrafes de Espirales pertenece a la poeta gallega Rosalía de Castro. Ella se pregunta, en unos versos, “¿para qué escribo?”. Ese, dice Javier, es uno de los problemas que se enfrenta al escribir, “y por eso lo puse cuando empecé la novela. Uno se pregunta cómo jugar a intentar ser original, contar algo nunca oído, cuando lo que se hace es reescribir historias que se han escrito muchas veces. ¿Uno para qué escribe? Es decir con la propia voz historias que ya se han contado. La gracia es ponerle la voz del escritor y del tiempo en el que lo está escribiendo”.

Lector activo
La novela ya estaba en manos del editor cuando Javier lo detuvo: “Perame, voy a modificar una voz que no me gusta”. “El trabajo del escritor es corregir y corregir y corregir, según mi punto de vista, hasta que uno diga que ya no lo puede hacer mejor”.

A Mosquera le gustaría que la historia que cuenta se prolongara en la mente de quien lo lee: “Es el lector el que tiene que decidir qué es lo que para él significó la obra, y yo no tengo derecho a decirle que su lectura esté equivocada. Al final, ojalá cada persona hiciera su propia novela y se atreviera a escribirla”.

PRESENTACIÓN
LOS ESCRITORES ARTURO ARIAS Y ROGELIO SALAZAR DE LEÓN COMENTARÁN ESPIRALES, PRIMERA NOVELA DE JAVIER MOSQUERA SARAVIA. LA OBRA SE PRESENTARÁ EL JUEVES 30 DE JULIO, A LAS 7 P.M., EN LA SALA DANTE LIANO.


El primer pedalazo de la revolución
Antes que la política, la sociología y el marxismo ocuparan sus intereses, Gustavo Porras Castejón (Guatemala, 1946) concibió una pasión deportiva muy fuerte. “El ciclismo me llevó a vincularme con el pueblo”, dice este partícipe de la firma de los Acuerdos de Paz en 1996.
Porras era el único criollo entre un pelotón de ciclistas compuesto por albañiles, obreros y jardineros oriundos de Santa Catarina Pinula y San José Pinula. De esta convivencia proviene su simpatía por los sectores populares de la población. “Pero profundizaba también en la conflictividad”, dice al recordar su toma de conciencia social, “porque la simpatía no me impedía ver el sufrimiento y las limitaciones de la gente”.

La etapa con sus colegas ciclistas es uno de los pilares de Las huellas de Guatemala, libro de memorias de Porras, en la cual, además del despertar de su conciencia so-cial, habla de su militancia en el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y del papel que jugó en las negociaciones de paz entabladas entre la comandancia general de la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca (URNG) y el gobierno presidido por Álvaro Arzú.

Lo que dijo Gabo
“Diversas gentes me habían dicho: ese curso que recibimos con vos, tenés que escribirlo. No puede ser que quede entre unos pocos”. Las diferentes disertaciones en las que Gustavo ha participado lo hicieron entender que no debía publicar un análisis, sino escribir como suele expresarse.

Fue un comentario del novelista colombiano Gabriel García Márquez lo que finalmente lo animó a escribir sus memorias. Estando presente en una reunión en París, donde amigos mutuos le sugerían a Gustavo que escribiera una novela, Gabo dijo: “Él nunca va a poder escribir” y luego explicó: “Si hubiera podido hablar así como él, no tendría necesidad de escribir. Yo me puse a escribir porque no sabía hablar. La única oportunidad que tienes es escribir como tú hablas”.

De analista a narrador
Con la colaboración de la señora Margarita Herrera, Porras contó con el material grabado (más de 100 horas) de varias de sus conversaciones. “Me pasó los textos de unas conferencias que yo di para la Fundación Soros y noté que ella había ordenado el material, pero no como otros que me pasaban unas transcripciones que después ni siquiera entendía yo. Trabajando con ella me ubiqué en narrar en vez de analizar, que es lo que siempre hago”.

Las huellas de Guatemala incluye las reflexiones de Gustavo acerca del trabajo de quienes se interesan en la Historia. Hay una razón para ello. La vida le ha ofrecido la oportunidad de participar en distintos momentos clave en la historia del país.

“Lo que hago es meter elementos de mi reflexión, y además de mi particular vivencia. Yo creo más importante el tema de la oposición de los católicos a los gobiernos que surgieron de la Revolución del 20 de octubre de 1944. Fue de una magnitud tremenda. Si usted lee la literatura que hay sobre la Revolución, va a oír hablar del imperialismo, va a oír hablar de los terratenientes feudales, va a oír hablar de la burguesía, pero no va a oír hablar de lo que provocó el tema religioso”.

Porras indica que de alguna manera tenía la inquietud de “dejar un testimonio, aunque no fuera un libro” y recuerda que tomó conciencia de sus memorias en una de tantas conver-saciones que tuvo con el historiador Severo Martínez Peláez, entonces catedrático en la Universidad de Puebla.

“En un momento dado me dijo don Severo: mirá Gustavo, a las doctrinas, las teorías, si bien les va, duran unos 5 ó 10 años. Lo que es imperecedero es el testimonio, por-que es la materia prima de la historia”. Parafraseando a Martínez Peláez, Porras escribe hoy un testimonio “que sirva de materia prima porque estoy consciente que la histo-ria es un proceso de elaboración mucho más integral y complejo”.

Opción de juventud
“Fuimos jóvenes en una época en que había condiciones para cambiar el mundo y sobre todo parecía que lo podíamos cambiar de cuajo”, dice Gustavo, al rememorar su partici-pación en grupos de acción social de la Iglesia Católica. “La juventud de hoy ha crecido en una época que yo le llamo la época del Nintendo, donde parece que el mundo ya estaba hecho así para siempre y se puede ir más rápido o más lento, pero sin poder cambiar las reglas”.

TRAS LOS PASOS
LAS HUELLAS DE GUATEMALA, MEMORIAS DE GUSTAVO PORRAS CASTEJÓN, SE PRESENTARÁ AL PÚBLICO EL MARTES 28 DE JULIO, A LAS 6 P.M., EN LA SALA OTTO RAÚL GONZÁLEZ, PARQUE DE LA INDUSTRIA. COMENTARÁ LA OBRA CAROLINA ESCOBAR SARTI.


T: Eddy Roma. eddyjromaa@hotmail.com
F: Cecilia Cobar. ccobar@sigloxxi.com

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