domingo, 7 de junio de 2009
La pluma del pavorreal:un vistazo al movimiento GuateAmala
Maurice Echeverría entra en contacto con una agrupación ciudadana interesada en promover y reafirmar el liderazgo en las comunidades del país. No exenta de críticas, ha logrado en tres años convocar a 15 mil activistas con centenares de proyectos en marcha.
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He llegado a los hostales del IRTRA de Retalhuleu como 11 mil demonios. Como están recapeando la carretera, he tenido que esperar no sé cuánto tiempo varado detrás de una fila pontificia de tráileres.
Menos mal que el IRTRA es un lugar que lo va ecualizando a uno gradualmente, y para cuando me dan mi habitación, ya estoy perfectamente calmado. De afuera del cuarto me llegan los chillidos o cómicos o extraterrestres de tantos pavorreales que patrullan los jardines.
Me baño rápidamente, y luego una chica de GuateAmala me dirige hacia el resto de su gente.
He venido a cubrir el Encuentro de Líderes en Acción realizado por GuateAmala, con el objetivo de averiguar de qué se trata este movimiento. En su website, se definen de esta manera: “GuateAmala es el movimiento ciudadano para la Cultura de la Vida que permite a los guatemaltecos demostrar con acciones concretas los principios de esta forma de comportamiento y convivencia positiva, creando redes y haciéndose responsables de su propio futuro para lograr construir una Guatemala mejor”.
GuateAmala en breve
Pronto me encuentro junto a Linda Swana, directora ejecutiva de GuateAmala. Ambos sentados en una banca desde donde alcanzo a ver la multitud de líderes de GuateAmala —son cientos de ellos— que circulan delante de nosotros, muchos con camisetas del movimiento de colores explosivos.
Swana tiene 35 años, estudió ingeniería industrial en la Universidad Rafael Landívar, y luego continuó sus estudios de maestría en Chile. Hace dos años decidió poner su esfuerzo “al servicio del crecimiento de la sociedad”, y se dedicó de lleno al movimiento GuateAmala. Ha sido voluntaria para el mismo prácticamente desde que inició.
Los orígenes de GuateAmala están vinculados a la Fundación Proyecto de Vida, un colectivo de líderes y emprendedores locales. Fueron ellos de hecho, quienes se pusieron en contacto con el diseñador canadiense Bruce Mau, y otros asesores internacionales, para generar las bases de un movimiento renovador para el país.
Pronto surgió una visión que los miembros de GuateAmala llaman Cultura de la Vida, conformado con valores determinados: el respeto, el liderazgo, la ciudadanía, la innovación, la comunidad, el aprendizaje, el soñar, la diversidad, la prosperidad. Asimismo, surgió una red de voluntariado que ya se ha propagado por todo el país. El movimiento se sostiene a través de donaciones de empresas privadas y organismos internacionales (el Encuentro de Líderes en Acción, por ejemplo, fue propiciado por la Cooperación Española).
Linda Swana explica: “Es complejo conseguir todos estos fondos. Pero no podemos pedirles a los líderes algo que nosotros mismos no podemos hacer. Así que nos toca dar el primer paso, marcar el ejemplo. Nosotros buscamos líderes que sean capaces de autofinanciar y autoestructurar sus proyectos”.
La mayoría de guatemaltecos supo de este movimiento por medio del Foro GuateAmala, que se llevó a cabo en el 2006 en la Plaza España de la ciudad capital y luego también en Quetzaltenango. La idea era visibilizar el movimiento y visibilizar la clase de proyectos que muchos guatemaltecos emprendedores estaban realizando en ese momento.
Tres años más tarde, el movimiento sigue andando, como lo demuestra este Encuentro de Líderes en Acción, la coronación de toda una labor que empezó en junio de 2008. La misma consistió en rastrear líderes a lo largo y ancho del país, personas que estuvieran haciendo alguna clase de trabajo edificante o bien que tuvieran la potencialidad para hacerlo.
“No estábamos buscando liderazgos formales —explica Swana— sino liderazgos de la sociedad civil, que a veces es más complejo encontrar”.
Muchos de esos líderes —que ya están activamente generando proyectos para sus comunidades— se han reunido aquí y ahora, y suman unos 250 representantes. Con la idea que durante tres días —17, 18 y 19 de mayo— pueda llevarse a cabo un proceso de cierre para reconocer el trabajo que han hecho, y, además, generar una polinización cruzada entre proyectos.
El primer día del encuentro los líderes visitaron las instalaciones del IRTRA, para luego hacer un taller en donde se preguntaron: ¿qué cosa que he visto aquí podría aplicar a mi comunidad? Terminaron con una cena de reconocimiento en el parque Xetulul. El ingeniero Ricardo Castillo les dio una plática sobre cómo había sido la experiencia de establecer el IRTRA.
El segundo día los participantes trabajaron en un curso de liderazgo. Parte de esa dinámica era trabajar en las propias creencias: "Y determinar cómo lo que yo pienso del país es lo que yo pienso de mí, y lo que pienso de mí es lo que pienso del país", detalla Swana.
Noticias de un tal Rosenberg
El segundo día del encuentro está a punto de terminar. Cada vez se hacinan más líderes y más líderes. Todos ingresan en uno de los salones dispuestos para esta actividad.
Yo mismo ingreso al salón y busco un lugar, pero eso, un lugar, es lo que no hay. Está lleno. Así que me acomodo como puedo, en una esquina, y observo a mis alrededores.
Los que acusan a GuateAmala de ser un movimiento progre-elitista de puros “canchitos” (talvez con la imagen de Emilio Méndez en mente) tendrían que retractarse al ver a los aquí presentes.
De hecho, canchitos prácticamente no hay. Los únicos que alcanzo a ver son una chica y yo mismo. Inclusive alguien me dirige la palabra en inglés, pensando que soy un gringo (me pasa todo el tiempo). Veo a algunas personas —no particularmente muchas— en trajes indígenas.
Platiqué más tarde con una de ellas, Berta Ángela Navichoc, de San Pedro La Laguna, quien tiene a su cargo a un grupo de mujeres tejedoras —madres viudas, solteras, ancianas— que tiñen naturalmente sus productos. Ahora están enfocadas en exportar sus productos al extranjero. Me dice Berta Ángela: “Ahorita es primera vez que yo participo en este evento. Aquí vengo a enriquecerme. GuateAmala nos está motivando para ser buenos líderes. Eso es lo que estamos aprendiendo. Mi sueño es hacer una patria digna”.
Ya todos los participantes están sentados. Un murmullo deambula entre los presentes. En la parte de enfrente han prendido una vela.
Y entonces ponen a correr el video de Rosenberg. Lo cual no puede ser más interesante, pues me da la oportunidad de observar cómo una organización que se considera apolítica (también se declara ajena a cuestiones religiosas) puede relacionarse con un problema —por lo menos en apariencia— muy político.
“Buenas tardes, mi nombre es Rodrigo Rosenberg Marzano y lamentablemente, si usted está oyendo y viendo este mensaje es porque he sido asesinado”.
Rosenberg —el brillo en la calva, la corbata casi absurdamente azul— va dando su larga declaración. Afuera los pavorreales surrealizan el ambiente con indecibles graznidos/maullidos. A un costado, la piscina. Es imposible empalmar la imagen del tobogán con el contenido de las palabras del abogado. Al cabo de un rato, se pierde el lip-sync —la imagen ya no coincide con el audio— lo cual da un efecto muy raro. Los presentes —t–shirts verdes, amarillas, naranjas, moradas— escuchan con obediencia. “Llega un momento en que hay que pararse ante un ladrón…”
Linda Swana está ahora de pie delante de la audiencia, y está diciendo: “Yo creo que nosotros no tenemos que pensar si esto es cierto o no es cierto”. Y más adelante: “No tenemos que creer todo lo que está de un lado o del otro, no tenemos que preguntarnos si esto es verdad o no”. Sigue después: “La postura de GuateAmala es estar con Guatemala”. Y también: “No estamos a favor o en contra de nadie: estamos a favor de nuestro país”.
Cuando Linda Swana termina de hablar, invita a Javier —el líder más joven de todo el grupo, un niño— a decir unas palabras. Javier comienza por agradecer al señor Ricardo Castillo, y luego habla de respeto y solidaridad.
En un momento, todos en el salón prenden una vela. Se da un espacio de oración. Salen todos afuera, en donde hay un bote grande —como un basurero— en donde los participantes han puesto centenares de papeles: en esos papeles cada cual anotó previamente sus creencias negativas.
Y en el interior del bote van dejando las velas prendidas, y así pues las creencias negativas se van quemando. Se escucha un canto por ahí: “Enciende una luz, la luz de Jesús”. Los flashes de las digitales registran el momento. Ocurre un mínimo accidente: el bote mismo empieza a agarrar fuego. Alguno de los líderes critica: “¿Pero cómo se les ocurre poner un bote de plástico?”.
De allí, caminamos todos al Kapa–Hapa, uno de los restaurantes del lugar, decorado con referencias vagamente tailandesas. Una vez termino de cenar, me voy a mi habitación a descansar, pero muchos se quedarán todavía celebrando en alguna piscina.
Críticas a GuateAmala
Ya tirado en la cama de mi habitación, y recibiendo las bendiciones del aire acondicionado, me pongo a pensar en las críticas que usualmente recibe el movimiento GuateAmala.
Quizá una de las críticas más frecuentes tiene que ver con que muchos la consideran pegajosa… demasiado positiva… una especie de kermésde los buenos sentimientos. La pregunta es: ¿hasta qué punto GuateAmala trabaja con la sombra del colectivo?
Por otro lado, a este movimiento se le acusa de ser un movimiento descafeinado, por apolítico. Hay quienes, como el publicista Rodrigo Alvarado, piensan que ha perdido actualidad: “He visto que ProReforma se ha aprovechado del empuje que empezó GuateAmala, y tienen una participación más activa en el hoy de Guatemala”.
La columnista Marcela Gereda acusa el enfoque de GuateAmala de no llegar a la raíz de las cosas. “La reserva principal que le tengo al proyecto GuateAmala, es que para que la nación sea incluyente se necesita que haya un proyecto económico de base y ese proyecto de base debe ser de dar participación a todos los sectores en la dinámica de consumo y empleo; no se le puede decir a la gente ‘seamos incluyentes y positivos’ sin cambiar las estructuras o las formas”.
Uno de los críticos más acérrimos del movimiento GuateAmala ha sido el escritor y columnista Mario Roberto Morales, quien enfatiza: “La visión de GuateAmala es dañina porque desproblematiza lo concreto y reduce la solución de los problemas sociales, causados por un atrasado capitalismo oligárquico, a amar al país, según los parámetros que ese proyecto propone. Y es insultante para cualquier inteligencia medianamente informada y formada, porque es sin duda un proyecto conductista basado en la anulación de la capacidad analítica y crítica del individuo”.
Morales desconfía de la corrección política del movimiento: “Todo lo que promueve acción ciudadana en Guatemala está financiado por la cooperación internacional y, por tanto, viciado con las ideologías multiculturalistas y políticamente correctas”.
GuateAmala también posee matices fuertemente nacionalistas. ¿Es en ese sentido que la diseñadora Thelma Álvarez califica a GuateAmala de “modernista”? Sin duda, toda modernidad está ligada a las metanarrativas de “estado” y “progreso”.
Los pavorreales, afuera, siguen gritando, encendidos.
El último día del encuentro
Ya bañado y vestido, salgo al jardín y a la mañana, y me dirijo al restaurante Kapa–Hapa, para desayunar.
Mientras estoy tomando mis alimentos, un miembro de GuateAmala se me acerca, y me dice que Linda Swana está en una de las mesas cercanas, y que si así lo deseo puedo ir a hablar con ella.
Así que me dirijo a su mesa, en donde restablecemos el diálogo.
Allí, Swana me comenta de cómo la relación con el diseñador canadiense Bruce Mau se ha mantenido. También me cuenta del vínculo de GuateAmala con otros asesores extranjeros como el colombiano Antanas Mockus, el británico Tony Bush, o la brasileña Angélica Sátira, quien, según entendí, jugó un papel importante afianzando el campo de metodologías y procedimientos de GuateAmala.
Luego, Swana me muestra la fotografía de una señora de 77 años que no pudo venir al encuentro, pero que es, asimismo, voluntaria. Ella vive en La Fragua, Zacapa, en el cerro Miramundo. Su proyecto consistió en hacer un pozo en su comunidad.
Le pregunto a Swana si los proyectos de los voluntarios son parecidos unos a otros.
Contesta Swana: “Hay muchas coincidencias por región. En oriente, por ejemplo, muchos proyectos están orientados a buscar nuevas fuentes de agua, a cuidar las fuentes existentes, a reforestar laderas.
En regiones como Izabal o Petén, por poner otro ejemplo, los proyectos tienen mucho que ver con generar infraestructura. En occidente, se dan proyectos de tipo cultural, y también proyectos que procuran rescatar a los jóvenes en riesgo. En el departamento de Guatemala, los proyectos tienen que ver con el empoderamiento de la juventud”.
Le pregunto a Swana si ella considera ser representativa de la filosofía de GuateAmala en su vida personal. Su respuesta: “Obviamente, hay días en que cuesta más. Pero trato de vivir esta forma de vida”.
Swana está sentada con dos chicas, más bien jóvenes, una de ellas la canchita que había yo discernido ayer en el salón. Se llama Stephanie, tiene 27 años, y recién se incorporó a GuateAmala en febrero. Le pregunto qué considera ella que es el liderazgo. Y me responde: “Liderazgo es ejercer no un poder sino una visión de prosperidad”.
La otra voluntaria se llama María. Le pregunto qué opinión le merece lo que está pasando en el país: “En este momento estamos teniendo un momento difícil como país, pero lo importante es no crear divisionismos, cualquiera que sea nuestra posición, y que se mantenga el orden. Nosotros estamos en búsqueda de la justicia, no estamos pidiendo que se haga una acción en específico. Promovemos la ciudadanía y el Estado de Derecho. Lo que pedimos es que se cumpla la ley y que hayan investigaciones transparentes”.
Después de hablar con Stephanie y María, me paso la mañana dando vueltas en los distintos salones, en donde se llevan a cabo diversas actividades: intercambios lúdicos, dinámicas de grupo, brainstormings. Son actividades por lo general bastante coordinadas, con énfasis en el proceso. (Por cierto, recuerdo ahora uno de los apartados del Manifiesto incompleto para el crecimiento, de Bruce Mau, que dice: “El proceso es más importante que el resultado”).
Parte de lo que se está procurando en estos talleres es que emerjan nuevos proyectos, “de cara al futuro”. Por medio de votaciones se van escogiendo las mejores iniciativas, iniciativas como “Un día de limpieza en mi comunidad” o “Poner una bandera en la casa guatemalteca”.
Está claro que se puede decir mucho sobre el contenido de estas iniciativas, pero nadie puede poner en entredicho el entusiasmo de los miembros de GuateAmala. Los resultados son tangibles: 15 mil activistas, una red de 3 mil líderes a nivel nacional, centenares de proyectos en marcha.
Algunos los critican porque piensan que GuateAmala se limita a promover una actitud positiva ante la vida. Linda Swana se defiende: “Se trata de ver cómo aplicar el lado positivo sin caer en una ceguera optimista. Pensamos que soñar es importante, pero creemos que los sueños por sí solos no funcionan. El cambio de actitud no basta para cambiar un país. Hay que entrar en acción”.
Es por lo mismo que se ha puesto tanto énfasis en estos talleres en la formación de liderazgo (una clase de liderazgo que ellos llaman A +, o A Más).
Ese liderazgo es, en última instancia, una decisión propia del individuo. Swana agrega: “No existe una forma secreta en que GuateAmala pueda cambiar a una persona que no quiera cambiar. El rol de GuateAmala consiste más bien en ayudarle a encontrar a esa persona un espacio en donde pueda reconocer sus necesidades como ser humano”.
La despedida
La clausura del Encuentro de Líderes en Acción fue muy bulliciosa: canciones, aplausos, globos. Algo muy liviano, vistoso y expresivo… como la pluma de un pavorreal. Al final, se le entregó a cada voluntario un globo. Todos los voluntarios terminaron por soltar sus globos al aire.
Muchos de éstos se quedaron trabados en las ramas de un árbol. Cuando me despedí, Linda Swana me dijo: “Espero que no se lo haya pasado muy mal: que sea serio no quiere decir que sea aburrido”. No sé exactamente que quiso decirme con eso. La verdad es que yo ya estaba pensando —ya bastante desmoralizado— en la larga cola que me estaba esperando, por ese recapeo en la carretera que nunca parece terminar.
EN BREVE
“Se trata de ver cómo aplicar el lado positivo sin caer en una ceguera optimista. Pensamos que soñar es importante, pero creemos que los sueños por sí solos no funcionan. El cambio de actitud no basta para cambiar un país. Hay que entrar en acción”.
Linda Swana
Directora ejecutiva de GuateAmala
“La visión de GuateAmala es dañina porque desproblematiza lo concreto y reduce la solución de los problemas sociales, causados por un atrasado capitalismo oligárquico, a amar al país, según los parámetros que ese proyecto propone”.
Mario Roberto Morales
Escritor y académico
“La reserva principal que le tengo al proyecto GuateAmala es que para que la nación sea incluyente se necesita que haya un proyecto económico de base y ese proyecto de base debe ser de dar participación a todos los sectores en la dinámica de consumo y empleo; no se le puede decir a la gente ‘seamos incluyentes y positivos’ sin cambiar las estructuras o las formas”.
Marcela Gereda
Columnista de prensa
“Ahorita es primera vez que yo participo en este evento (Encuentro de Líderes en Acción). Aquí vengo a enriquecerme. GuateAmala nos está motivando para ser buenos líderes. Eso es lo que estamos aprendiendo. Mi sueño es hacer una patria digna”.
Berta Ángela Navichoc
Líder tejedora de San Pedro La Laguna
T: Maurice Echeverría. e_memo@lie.com
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1 comentarios:
voy a ser imàrcial es bueno que surjan todo tipo de movimientos juveniles no importa de donde vienen... siempre suma pienso pero les falta ser incluyentes claros(pues en ningun momento entiendo que hacen ni como lo logran)obviamente si vamos a enfocarnos en lo suave y lindo de la sociedad vamos a tener resulotados suaves
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