Paolo Guinea Ovalle*
En mala hora
Alguien ayer te vio caminar
golpeando la espalda del ocaso
El comentario era parco y álgido
Dejó manchas de ausencia
le mutiló el quieto al silencio
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Parecías, te lo juro, papalote...
eran de esos colores que mutan
se alargan hasta el nacimiento
y desempolvan los momentos casi felices
—pasaportes hacia la ignominia—
Daltónico aire, vibrando en su atrofia
brillo envuelto en hojas de plátano
esperanzas con lóbulos inflamados
turbas de encanto derramándose
Estabas dicen vitrineándote
haciendo del pelo un oro
colmando atroz el entorno
En mala hora estaba curándome las heridas
en este panteón de anhelos
que me dejaste cuidando
hasta que las flores se me pudran
hasta que me encale el corazón
y de epitafio lleve la cripta del sur al habla
Páginas izquierdas
La sal tiene dos lados
El más apreciable no tiene peso
se recoge la espuma
y es equivalente ojo nulo
Turbio el hijo de puta
que me chifla
cuando estoy a punto de pasar
a la página de en medio
—experimento minucioso del silencio—
Otra vez estoy con la izquierda en las izquierdas
jubilando al buey del corazón
exhortándolo al abuso de su uso
y con la zurda siento cómo
desde adentro pone pancarta
—síguele, culero, espérate a que
te chingue con la derecha y verás en serio el mundo—
porque no soy corazón, sino puro músculo,
la sangre es pura emboscada y
por favor no me hagas mención nunca del vino
La brújula
Dónde encontraste esa pastillita
para ir donde se te antoje
Hacer merolicos, comer con
cuchara, decir te quiero, sin que
las quijadas te tiemblen
Mover los antebrazos, pronunciarlos
al aire, decirle sí a cualquiera, con los
ojos, y si ellos te faltan, los dedos
sin esconderse, están ahí presentes
apuntan a un seguro lienzo
Cómo le hiciste para caminar (a mí ya se me olvidó)
dar saludos y en el aire contener el hambre del futuro,
qué pastillita te dictó el camino
Qué parte del cerebro te dijo cómo es
sin vértigos, sin aire, ofuscado, pariente de la desdicha
A qué hombro te pegas, le haces cariñito
lloras y después de los minutos
ardes en dicha, miras celeste
De dónde soy yo para padecer
sin viento que calme, todas
tus voluntades, armaditas
Sólo de cielo y una niña con hambre
diciéndole al sol, con los dientes
que mañana será lunes
y que en él, la vida es una piedrita en el zapato
*ESTOS TÍTULOS PERTENECEN A CIRCO Y ESTADÍSTICA, POEMARIO ESCRITO POR PAOLO GUINEA OVALLE Y PUBLICADO POR MAGNATERRA EDITORES (MAGNATERRAEDITORES.COM). LA OBRA SE PRESENTARÁ EL JUEVES 28, A LAS 8 P.M. EN BAR CENTRAL. 7A. AVENIDA 12-32, ZONA 1. ENTRADA LIBRE.
domingo, 24 de enero de 2010
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