domingo, 6 de diciembre de 2009

“Estamos rodeados de comida… sólo hay que aprovecharla”

Jack Schuster * Bichología
Hace unas dos semanas tuve la oportunidad de visitar unos grandes pozos de agua (salinas) en la Costa Sur, donde evaporan el agua del mar para recuperar la sal. ¡Qué buen negocio! pensé; la gente siempre necesita sal en la dieta. Pero, lo lamento… me equivoqué.
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¡Resulta que es más barato importar sal de países como Chile que producirla aquí! Sin embargo, existe otro posible uso para estos grandes pozos.

No, no me refiero a un gran parque de agua para los niños. Uno de los problemas de la producción de la sal son las algas que se desarrollan, cubriendo el agua con una gran capa de moco caféanaranjado. Pero, imagínese la cara de las madres al ver a sus niños jugando submarino en lo que parece ser una letrina… ¡No! el otro uso es aprovechar directamente estas algas.

En otros países se usan pozos parecidos para cultivar estas algas para aprovecharlas como fuente de aceite para producir biodiésel y otros productos. Hay personas en Guatemala interesadas en desarrollar este producto. Puesto que las algas toman el CO2 de la atmósfera para producir su acei-te, no sería una fuente de combustible que aumenta el contenido neto de CO2 en la atmósfera, así que no contribuiría al calentamiento global como lo hace la quema del petróleo.

Pero, ¿qué tiene que ver con bichos? Pues, mientras estuve admirando la capa de algas que parecía como una gran guaca en el pozo, percibí un movi-miento. Unas pequeñas chinches Corixidae estaban probablemente alimentándose de las algas. Son las mismas chinches que transmiten un virus, enferme-dad de camarones, importante en la crianza de esos exquisitos crustáceos.

Pero en México se crían estas chinches para comida. En el lago estacional y salado de Texcoco la gente mete paja o sogas en el agua. Las chinches colocan sus huevos en estos sustratos. Luego, se hace tortillas o tamales con ellos. Estos huevos se llaman “ahuauhtle”; traté de pronunciar esa palabra, soné como un coyote… Las ninfas y los adultos (axayacatl) también se cosechan, se muelen, se envuelven en tuza y se cocinan. ¿Será que podríamos exportarlas a México? ¿O venderlas aquí?

Imagínense. En McDonald’s o Burger King: ¿Huevos para el desayuno? ¿Ha probado nuestro caviar mexicano? ¿Qué tal un chinchemale (chinchilla no funciona para las tortillas de chinches…tal vez habría protestas de la gente en contra del uso de animales para abrigos. Sabe cómo se confunden algunas personas).

¿Cree que los insectos no son aceptables? Los zompopos son muy cotizados aquí. ¡Ricos, fritos con pepitoria! He probado otras recetas. Un día de gracias (Thanksgiving) teníamos pizza de zompopos y sundae de zompopos para postre. En las montañas arriba de Cuilco una persona me pidió las grandes larvas de coleópteros cerambícidos que sacamos de unos palos podridos en busca de mis ronrones pasálidos. Nos dijo que son muy ricos.

En Huehuetenango, los niños capturan las libélulas y se las comen de una vez. Estamos rodeados de comida… sólo hay que aprovecharla. Bueno, espero que les haya dado algunas ideas sobre cómo sobrevivir esta crisis económica. Hasta la próxima, baby.

*El doctor Jack Schuster es director del Laboratorio de Entomología Sistemática de la Universidad del Valle de Guatemala.

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