domingo, 22 de noviembre de 2009

“Soy un lobo estepario”

Byron Quiñónez
Las fases lunares dan la pauta a Lorena Flores-Moscoso para entrevistarse con Byron Quiñónez y hablar de Aquí siempre es de noche, su nueva y premiada novela.
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Estoy atrapada en el tráfico de la avenida Reforma. Prefiero no ver el reloj. Sé que estoy retrasada en mi cita con Byron Quiñónez. Mis maniobras para tomar el carril auxiliar, esquivando los buses urbanos, son tales que el mismo Byron las consideraría para alguna escena de acción de José Abel Rosanegra, el detective protagonista en sus novelas. Aquí siempre es de noche es la más reciente de ellas, con la cual ganó a principio de mes el certamen de Novela Corta Luis de Lión (lea Presentación).

Quiñónez me espera en uno de los edificios de la Zona Viva; trabaja en el décimo piso y es editor en una agencia de publicidad. Cuando finalmente me estaciono en el último de los sótanos intento infructuosamente llamarlo y decirle que físicamente estamos en el mismo lugar, pero a 13 niveles de diferencia.

Afuera el sol empieza a despedirse. Byron pidió que esta entrevista estuviera literalmente rodeada por la noche. Y es que las sombras y la atmósfera oscura son determinantes en su obra, tanto que hasta quiso reflejarlo en las fotografías que acompañan este texto.

Este escritor adquirió el gusto por los temas oscuros desde temprana edad, después de haber leído a Pedro Páramo, de Juan Rulfo y a autores como Edgar Allan Poe, Bram Stoker, H.P. Lovecraft y Ernesto Sábato. La música underground y el arte de pintores como Francisco de Goya y Hieronymus Bosch también se suman al crisol de influencias.

Este trasfondo sirvió como un caldo de cultivo para su primera publicación Seis cuentos para fumar (Editorial X, 2001), de la cual se originó su primera novela negra El perro en llamas (Editorial Cultura, 2008) que a su vez funciona como precuela de la novela corta Aquí siempre es de noche.

El ascensor salva la distancia vertical; cuando por fin llego al décimo piso aparece Byron, con su clásico atavío: jeans y camisa negra. Al salir del edificio caminamos sobre la Reforma, aún caótica, como nuestra ciudad, como la sociedad retratada en los textos de Quiñónez. La caminata al restaurante donde charlaremos demora dos cuadras. El sitio está abarrotado de hombres con corbatas y unas cuantas mujeres vestidas formalmente. Supongo que somos los únicos en ropa casual, hablando de literatura.

Novilunio
“En lo personal es motivo de orgullo y, como escritor, un honor ganar un certamen en memoria de Luis de Lión, un autor cuya visión y obra merecen (y de hecho tienen) un sitio entre los grandes”, dice Byron a tres semanas de recibir la llamada de Gerardo Guinea, de Magna Terra Editores, que le notificó que era el ganador del III Premio Luis de Lión.
Quiñónez admira la obra de De Lión, y compara la ambientación de El tiempo principia en Xibalbá, con la atmósfera de Hombres de maíz, de Miguel Ángel Asturias. “Ambas abordan la crítica social mezclada con cuadros de costumbres y un alucinante realismo mágico”, dice el escritor.

El tono de Aquí siempre es de noche, es muy distinto, aunque también hay ciertas similitudes, pues expone algunos de los problemas que aquejan al país: corrupción, violencia organizada, deshumanización, y describe pasajes de “realismo mágico sucio” y, como dijo Gerardo Guinea cuando trascendió en los medios la noticia del ganador, “en cierto modo es un cuadro de costumbres citadinas”.

Cuarto creciente
Quiñónez siempre se sintió atraído por los relatos, personajes e historias que lo transportaran a otros mundos y épocas. “Mucho de lo siniestro de mis relatos es herencia de Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft, Mike Carey, Clive Barker…”. También confiesa que desde su infancia sintió fascinación por las historias de espantos y aparecidos del semanario La calle donde tú vives y los clásicos del horror anglosajón: El exorcista, Drácula, El Dr. Jeckyl y Mr. Hyde, y Frankenstein, entre otros.

Muchos autores se inician en poesía y después incursionan en la narrativa. Pero no fue el caso de Quiñónez. Él empezó directamente con los relatos cortos, en 2001 (Seis cuentos para fumar) en la legendaria Editorial X, en la que publicaron autores como Estuardo Prado (otra leyenda urbana) Javier Payeras, Maurice Echeverría, Francisco Alejandro Méndez, la salvadoreña Jacinta Escudos, Ángel López y el cineasta Julio Hernández.

La edición impresa de sus primeros cuentos se agotó, y la editorial que los publicó ya no existe, pero por Internet aún circulan.
De ese material hay dos cuentos vitales para el escritor: Paseo y En la casa de Pauli “porque empezaron a crecer y a ramificarse hasta dar origen a la novela El perro en llamas”, dice Byron.

Cuarto menguante
Entre el ruido de las camionetas y los murmullos de los comensales empieza a fluir la conversación. En su tono hay certeza, sabe lo que busca y a qué responde su literatura. Me cuenta decenas de anécdotas de sus protagonistas, si las uno serían un cortometraje intenso como sus cuentos o su novela. Byron se compenetra a tal punto que por instantes pienso que uno de sus personajes ha cobrado vida.

El perro en llamas muestra escenarios, personas y sucesos que transitan entre el surrealismo o el realismo mágico. El estilo de Quiñónez se aparta de la producción literaria que se dio durante el conflicto armado, de lo que se conoce como literatura de posguerra.

“Es un rompimiento en cuanto a lo que ‘tradicionalmente’ se publica en Guatemala y específicamente lo que se está editando en esta primera década del siglo XXI”, comentó el escritor Francisco Alejandro Méndez, durante la presentación de esa novela.

Entre El perro en llamas y Aquí siempre es de noche, existe una conexión detectable por todo lector que conoce la obra de Quiñónez. “Se desarrolla varios años después de los hechos acaecidos en El perro en llamas”, explica el autor de su nueva novela, la cual considera que es “un sitio perfecto para que pasen cosas malas”.

Byron Quiñónez es uno de los pocos autores guatemaltecos que incursionan en el género literario policial, también llamado Novela negra. Entre otros, lo han hecho Dante Liano con su novela El hombre de Montserrat y la saga de Franz Galich que incluye Managua salsa city (¡Devórame otra vez!), 1999; y Te diré quién eres (mariposa traicionera), 2006.

Cuando le pregunto a Byron si encuentra similitudes entres esas novelas y las suyas me responde que no ha leído la de Liano y “de Franz sólo he leído En este mundo matraca y El Ratero y otros relatos. Casualmente sí encuentro algo de similitud (en cuanto a lo sarcástico, picaresco e irreverente) entre En este mundo matraca aunque yo me valgo de recursos distintos, como la inclusión de elementos sobrenaturales y oníricos, así como el aire de antihéroes que rodea a mis personajes”.

Ya que hablamos de referencias con otros escritores nacionales, el autor me indica que colocaría sus libros en el mismo estante, junto a El cojo bueno de Rodrigo, de Rodrigo Rey Rosa; Memorias de un abogado, de José Milla y Vidaurre; Hombres de maíz, de Miguel Ángel Asturias; El hombre que parecía un caballo, de Rafael Arévalo Martínez; Días amarillos, de Javier Payeras; Los amos de la noche, de Estuardo Prado, y Miculash, de Jorge Godínez.

“En cuanto a escritores internacionales”, dice Byron, “emparentaría mis libros con Informe sobre ciegos y El túnel, de Ernesto Sábato; Los crímenes de la Rue Morgue, de Edgar Allan Poe, The devil you know, de Mike Carey; Sin City, de Frank Miller, La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo; Cualquier forma de morir, de Rafael Menjívar, y La ventana siniestra, de Raymond Chandler. Hay muchos más, pero esos son los más cercanos”, señala.

Plenilunio
Noche, novelas negras y elementos sobrenaturales... Quiero indagar más en el lado oscuro de este artista, faceta que incluso refleja en un lobuno nickname para su correo electrónico. Pero su nariz arruga me frenó. “Sería mejor dejarlo fuera, porque daría la impresión de que soy un patojo twittero o facebookero, y yo no soy amigo de esas cosas. Soy un lobo estepario; no me gusta andar en rebaño”, responde quien en la década de 1990 se involucró en la escena underground y conoció la idiosincrasia del mundo metalero del país. Quiñónez fue bajista de Sore sight y en un par de ocasiones tocó en las bandas Tormentor y Rotting corpse. “Ese conocimiento me sirvió para ilustrar un capítulo de El Perro en llamas, en la que el detective José Abel Rosanegra se infiltra en un concierto de Trash”.

Aparte de su paso por el ambiente metalero y su gusto por la literatura con un toque siniestro, el mundo estético de Quiñónez también se ha visto influido por los cómics. “Me confieso un coleccionista compulsivo, pero no de superhéroes sino de historias más dirigidas a público adulto: Lucifer, Sandman, Hellboy, Fables, Hellblazer, Swamp thing, League of extraordinary gentlemen y Heavy metal Magazine.

La Luna asoma. Los tipos de corbata y las mujeres de atuendos elegantes hace mucho que se fueron. En medio de una pausa oportuna recibimos sendas llamadas. Después de atenderlas, un ademán bastó para entender que la entrevista había llegado a su fin. Se nos hizo tarde a los dos y la noche aguarda, especialmente para un escritor esquivo.

Las últimas preguntas las hago de vuelta sobre nuestros pasos. La calle ya no luce tan congestionada, pero está llena de Trash metal, antihéroes y escritores de novelas negras.


Presentación
Aquí siempre es de noche, de Byron Quiñónez, se presentará el miércoles 25, a las 6 p.m., en el Centro Cultural Luis Cardoza y Aragón (2a. avenida 7-57, zona 10). La entrada es libre. Con esta novela, Quiñónez ganó a principios de mes el III certamen de Novela Corta Luis de Lión. Magna Terra editores publicará su obra. Byron Quiñónez (Guatemala, 1969) es escritor, periodista cultural, traductor, ensayista, editor y conferencista. Cursó estudios de periodismo, abogacía, paleontología y literatura.
Sus reseñas, artículos y cuentos figuran en las páginas de los diarios como Siglo Veintiuno, La Hora y elPeriódico; en las revistas Monitor, Algarero, La Ermita, Rock, Política, Taxi, Aplauzo, Ati, Oscurus, La Chalupa, El Borracho, y en revistas de México, España, Centro y Sudamérica.
Trabajó en Editorial X, con la cual publicó Seis cuentos para fumar. También laboró en Editorial Cultura, del Ministerio de Cultura y Deportes. Ahora lo hace en una agencia de publicidad, como editor.

“Quiero ser recordado como un escritor innovador; alguienque rompió moldes, no uno que
repitió hasta la náusea los mismos temas trillados y ultramanoseados. Para escribir sobre lo mismo, mejor noescribir nada”.

“Nuestro país está enfermo: de gente, de crimen, de corrupción, de ineptitud crónica… Guatemala es, de por sí, una novela negra”.

T: Lorena Flores Moscoso, chicaborges007@hotmail.com
F: Morena Pérez Joachin. mperez@sigloxxi.com

2 comentarios:

Prado dijo...

Es una muy buena entrevista. Felicidades a Byron.

Anónimo dijo...

còmo puede llamarse escritor alguien que me decìa "como HUELEMOS esta mañana"