Desde una madrugada hasta la más larga de las desveladas, esta bebida es una acompañante fiel y adictiva. Por la mañana, después del almuerzo y al salir del trabajo. Todo momento es ideal para disfrutar de un cafecito, por ello, los cafés tienen visitantes a toda hora. Seguir leyendo...
El café es más que un grano tostado al sol, es un motor para despertar, una adicción permitida y la excusa ideal para platicar, leer los diarios o reencontrarse con los amigos.
Frío, caliente, saborizado, con leche o chocolate... al multiplicar las opciones el resultado es tan variado como el número de locales especializados en ofrecer café. Los cafés son escenarios para todo tipo de historias: amor, desencuentros, verdades, chismes. Parece ser que siempre hay uno camino a casa, cerca del trabajo y en todo centro comercial.
Así como todo un universo gira alrededor de este grano, existe también todo un ritual para su preparación y es el barista el encargado de resguardar los secretos para servir esta bebida que sorbo a sorbo nos atrapa con su aroma.
Cuando el café se apodera de nuestros sentidos lo hace para recordarnos que existen placeres invaluables.
T y F. Carla Molina. carla.molina@gmail.com
domingo, 12 de julio de 2009
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