domingo, 21 de junio de 2009
Un verdadero café de antaño
Fidel Celada visita un café donde los desayunos no tienen horario, el tiempo pasado descansa en las paredes, y cuya alma ha sido capturada por el celuloide.
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EL VIEJO CAFÉ
3a. calle Poniente y 6a. avenida Norte #12
Antigua Guatemala
Hace un par de años, un comensal se estacionó en la esquina que queda justo enfrente de El Viejo Café.
Pudo haber sido cualquier otro turista, uno de los incontables que llegan a diario, atraídos quizá por las antigüedades que se dejan ver desde la calle en el interior del establecimiento, pero se trataba de Andrzej Krakowski, un estadounidense de origen polaco, con una misión especial en Antigua Guatemala.
José Quiroa, el propietario de este café, restaurante, panadería y sala de exposiciones, recuerda muy bien lo sucedido: “Krakowski entró al local y le fascinaron los plátanos fritos que le servimos con su desayuno. Después de eso, pese a que junto a su equipo visitó otros lugares, nos escogió como locación para la película que estaba rodando, Looking for Palladin, y nos contrató para proveerles el catering durante la filmación. Fueron dos meses y medio… un relajo increíble… pero bien alegre”.
Del episodio da cuenta un collage fotográfico colgado en una de las paredes en la primera de las tres salas del lugar, del lado opuesto a la barra. En las fotografías aparecen los miembros del crew fílmico, el director y los actores —entre ellos Ben Gazzara, David Moscow, Talia Shire, Pedro Armendáriz Jr. y Angélica Aragón— en plena faena, copando las instalaciones del café con cables, luces, cámaras y acción. (El filme, que se presentó en el Festival Ícaro, aún no se ha estrenado comercialmente; ahora mismo se presenta en el Festival Internacional de Cine de Moscú, y en el resto del año viajará a festivales en EE.UU., Armenia, Perú e Italia).
En las paredes de El Viejo Café hay más fotografías, casi todas antiguas, a tono con el resto del mobiliario, conformado en su mayor parte por las antigüedades —la barra data de finales del siglo XIX, al igual que las colecciones de monedas de finca; un semanario de la primera mitad del siglo pasado; un gran candado antiquísimo— que José Quiroa obtuvo como obsequio de sus abuelos. “Uno de ellos me enseñó a tostar café, hace muchos años.
Desde entonces surgió la idea en la familia de poner un cafecito al estilo de antaño”. Quiroa puso manos a la obra: juntó la tradición antigüeña familiar con la experiencia en panadería, que hace una década adquirió en Europa, y el resultado fue un negocio que va viento en popa.
“No teníamos idea de que iba a resultar tan bonito”, confiesa. Uno de los éxitos más grandes del local fue la introducción de desayunos en el menú. Son famosos en toda Antigua. Tanto que los sirven durante todo el día. “Muchas veces hasta vendemos más desayunos en la noche”, dice Quiroa, con un tono divertido.
ESPECIALIDADES
El fuerte de El Viejo Café son los desayunos —entre ellos Lencho Patas Planas, Viejo Panzón o el Abuelo—, todos una delicia que se sirve a cualquier hora del día. También hay almuerzos y sándwiches. El pan se hornea en el sitio y se vende café antigüeño por libra.
NUMISMÁTICOS
No sólo a comer se reúne la gente en este café. José Quiroa convoca a sus amigos numismáticos, todos los jueves a las 6 p.m., a intercambiar monedas antiguas.
HORARIO
Abierto de domingo a martes, de 7 a.m. a 8 p.m. De miércoles a sábado, de 7 a.m a 10 p.m. Teléfono: 78321576.
T. y F. Fidel Celada Alejos. fcelada@sigloxxi.com
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