domingo, 7 de junio de 2009

Esto es la Dubvolution


Maurice Echeverría examina el álbum de “la banda más interesante de Guatemala en estos días”, que forma parte de la una efervescente escena reggae local.
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Ciertamente, los cuates de Dubvolution han comprendido la majestuosidad del dub, y le rinden un homenaje seguro por medio de su primer disco, titulado lobueno avión.

El dub diagrama un linaje poderoso, de orígenes poderosos: genios como King Tubby y Lee Perry asentaron un género que nació en el Tercer Mundo a finales de los 60 y principios de los 70.

Vislúmbrese una Jamaica sin complejos: no por periférica dejaría de explorar las posibilidades técnicas de la ingeniería sonora, adelantando magias visibles en la sintaxis de la audioproducción, y ensayando una psicodelia completamente personal, irrevocablemente de Kingston, de grifos y de genios.

No deja de ser significativo que el mismo año (1976) que Alan Parsons sacaba en Britania su elepé Tales of Mistery and Imagination, el brillante Augustus Pablo manifestaba un mítico King Tubby Meets Rockers Uptown. Dos momentos extraordinarios que jamás coincidieron.

Pero curiosamente la música electrónica de hoy en día saca mucho más partido del dub que de la obra de Parsons o floydiana. El dub sigue pareciéndonos hasta la fecha algo muy experimental. Los que practican este género musical ponen harto énfasis en articular distintas secuencias de ritmos y conectar distintos materiales de información auditiva, dando como resultado diversos landscapes sonoros que se manifiestan y se disuelven en el humo.

Cascadas, planos, dimensiones, capas que ontologizan el sonido, le dan profundidad y espesor. Prendidos delays, notas que se multiplican, como entre dos espejos en fuga. Un bajo pulsando sereno. Mística lisérgica e instrumental.

Toda esta majestuosidad —decíamos— ha sido entendida , asimilada, digerida por los cuates de Dubvolution, posiblemente la banda más interesante que hay en Guatemala en estos días. Forman parte de un escenario reggae ya muy empoderado, como el que se vio en el celebrado festival Ciudad Reggae, que ocurrió hace unas semanas bajo el Arco de Correos, en la zona 1.

Si en los 90 la corriente consistía en establecer la ilusión óptica de un rock nacional, en los 2000 las bandas ya nacieron mucho más desideologizadas, menos estatales, ni siquiera roqueras. Es algo que nos hace respirar a todos.

No hay en la música de Dubvolution algo que nos haga pensar que sus integrantes se están quemando el cerebro por presentarse como algo local. No pretenden darse a conocer como el estandarte de una generación. No tienen ese valladar ni ese pudor. Se saben de aquí y ya (la letra de Sr. Kalimán establece, sin mayor solemnidad: “Esto no es London, esto no es Tokio, esto es donde vivo, esto es mi nación”).

Lo magnífico de Dubvolution es que no optaron por un reggae maquilero y campechano de insoportable alegría y sentimental camaradería, sino algo fino, más sinuoso. Su disco se concentra por entero en la experiencia musical. Es un álbum con bastantes sutiles momentos: ese solo de guitarra riquísimo en Lola Dub, la batería su-plementando su riqueza sutil, proliferante en If I Were Policeman, la capilaridad de efectos en Army of the Sound.

El compromiso con la producción es total; da una visión muy elaborada, casi intelectual, pero gaseosa y líquida a la vez. A pesar de estirarse por momentos hacia un posible drum’n’bass (Improvisación 1) o inclusive a una estética lounge (Quiénes somos), los dubvolutions no sobreenfatizan ni se salen del molde. Es decir, la música no se pierde en la producción, en los ecos, ni se olvida de la parte terrenal. La experiencia de los instrumentos es directa y constante. Hay todas esas líneas de bajo aterrizadas y memorables (en Pull My Feet, un ejemplo).

La guitarra, siempre igual, siempre elemental, manteniendo la cordura de lo sencillo, rezumando sencillez (De-cisión dub). Una simplicidad casi rústica que contrasta agradablemente con las meditaciones experimentales bastante complejas de los subplanos de la producción. Dubvolution nace de lo vivo de sus toques y eso se deja sentir en el disco.

Sólo hay que extrañar un igual compromiso expresivo al nivel de las letras, no necesariamente paradigmáticas. No hay mayor esfuerzo ahí ni metáforas intrépi-das. Más que el vocalista decir algo, grafica. Por demás, nada inusual en un género como el dub, que nace de una estética remix. Por lo menos se agradece que ellos no repitan 800 mil veces Babylon.

Se agradece que no crean tener un mensaje especial que trasladar al respetable. Se agradece que no queden atrapados en toda esa cháchara teopositiva propia del reggae. Y se agradece que no incurran en la cansada, sempiterna deificación del humo y la mota como solución a todas las torturas de la existencia.

LOBUENO AVIÓN.
DUBVOLUTION. PRODUCIDO, GRABADO Y MEZCLADO POR DUBVOLUTION, 2008. (PEDIDOS: DUBVOLUTIONBAND@GMAIL.COM).


T. Maurice Echeverría. e_memo@live.com I. Alejandro Azurdia. azurdia@sigloxxi.com

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