domingo, 17 de mayo de 2009

Música de museos

Samuel Franco
Los museos están de fiesta. El presidente de la Asociación que los agremia habla con José Luis Escobar del motivo de la celebración y de su trayectoria como sonidista y director del Centro Cultural La Azotea.
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Al cobijo de la sombra de un árbol cercano a los estacionamientos del Museo de Arte Moderno Carlos Mérida, Samuel Franco me habla de las actividades que restan en la agenda de alrededor de 30 museos guatemaltecos.

Mañana es el Día Mundial del Museo; por ello abrirán gratuitamente y han dedicado mayo a una serie de celebraciones. Franco, presidente de la Asociación de Museos de Guatemala (AMG) está particularmente complacido de que el Consejo Internacional de Museos (Icom, por sus siglas en inglés) haya decidido como tema de las celebraciones Museos y turismo.

“En Guatemala nos entusiasmamos mucho cuando lo supimos. Tomando en cuenta el potencial turístico del país, lo ideal es involucrar a todos los sectores de la industria del turismo y hacerles ver la gran relación que existe entre turistas y museos. Turista no es sólo el visitante extranjero, también lo es un grupo de estudiantes de Petén. El impacto de su visita es el mismo”, dice Franco.

La AMG, recapitula Franco, es una asociación joven. Se gestó en el año 2000 y él es su segundo presidente. Gladys Barrios, directora del Museo de la Universidad de San Carlos, es su predecesora y fue durante su gestión, en 2003, que Guatemala se adhirió al Icom. Este mismo Consejo sugirió que la junta directiva de la AMG fuera la misma para su contraparte en el país. Por lo tanto, Franco, al igual que el resto de la junta directiva, ejerce un doble cargo.

“Este año es muy significado para nosotros. Tuvimos un acercamiento con el Ministerio de Cultura y Deportes. En otros países los ministerios de cultura son los principales socios del Icom, que por ser una entidad autónoma no puede recibir entre sus miembros a entidades estatales, pero sí puede tenerlas como un socio”.

La unión hace la fuerza
Uno de los frutos de esta relación es un pequeño libro azul con un tiraje de 3 mil ejemplares: la guía del mes de los museos. Esta publicación marca diferencia con los trifoliares y folletos de años anteriores. Cuando tomé uno en una librería, me llamó la atención la calidad del papel. Me agradó descubrir que detallaba las actividades que celebran el Día Mundial del Museo y que era gratuito.

“Este año hemos tenido un excelente apoyo con la Subdirección de Museos de Guatemala a cargo de Brenda Porras. Ello hizo posible contar con un programa muy completo. Asimismo, el Ministerio ha apoyado muchas de las actividades”.

Franco me explica que la AMG reúne principalmente a los museos privados, pero da cabida a los estatales, y en ella pesa más la figura individual de los directores o representantes de los museos. Existe otra asociación de museos: la Red Guatemalteca de Museos (Guatemus). Hasta el año pasado a esta red se le conocía como Coordinadora Nacional de Museos (Conamus). Pero después de una reestructuración, amplió su campo de acción a los museos privados. Acá, los miembros son las instituciones, no sus directores.

“Después de esa apertura la Red nos invitó a participar. Ha sido muy bueno tener su acompañamiento porque somos pocos museos y no tiene sentido que este-mos separados ni que repliquemos actividades”.

Icom trabaja estrechamente con las Naciones Unidas y su oficina en Guatemala se suma también a la mancuerna AMG-Icom y Guatemus. “Este año es muy signi-ficativo porque contamos con el apoyo de las instituciones de cultura estatales e internacionales. Los programas, y los banners que hay por la ciudad son reflejo de ese soporte”, recalca Franco.

Museo, no mausoleo
En Guatemala, dice Samuel Franco, los museos se han propuesto cambiar la idea de que son casas para depositar piezas antiguas, en donde no sucede mayor actividad. “Ya el Icom ha dicho que debemos adaptarnos al período interactivo que vive la Historia, uno al que están acostumbradas las nuevas generaciones, las que no se limitan a ver una muestra, pues quieren interactuar”.

Decir al visitante “no se puede tocar” lo desmotiva, señala. Ante este escenario se ha pensado dotar de quioscos interactivos, la creación de páginas de Inter-net, recorridos virtuales para conocer parte de las exhibiciones físicas y la creación de una red departamental de capacitación que utilice los recursos virtuales.

“Creemos en esto y será uno de nuestros objetivos. Es un proceso largo y ambicioso. Estamos viendo la manera de hacer alianzas con los proveedores para lograr un paquete que permita la creación de los sitios, la comunicación por Internet y el suministro de equipo y software”. También se contempla hacer uso de las redes sociales virtuales.

“Tomando en cuenta el potencial turístico del país, lo ideal es involucrar a todos los sectores de la industria del turismo y hacerles ver la gran relación que existe entre turistas y museos. Turista no es sólo el visitante extranjero, también lo es un grupo de estudiantes de Petén. El impacto de su visita es el mismo”.

La casa de la música
“El proyecto de Casa K’ojom empezó como una aventura. Originalmente la idea era hacer un documental sobre la música tradicional maya”. Samuel Franco fundó este proyecto en los años 80 para preservar, a través de documentales, el patrimonio de la música nacional. Él mismo recogió con su equipo la mayoría del material audiovisual que alimenta el archivo de este centro, ubicado en el Centro Cultural La Azotea, en Jocotenango, Sacatepéquez.

Franco recuerda que en 1984 empezó a viajar por el país, regido por el calendario de las fiestas tradicionales. “En ellas pude ver a cofradías, ancianos con chirimillas, tam-bores y danzas tradicionales”. Con su equipo capturó cada sonido e imagen que pudo. Habló también con muchos, para recoger sus conocimientos sobre las danzas, y la interpretación o fabricación de los instrumentos musicales. El archivo del museo cuenta con 15 mil diapositivas, 400 horas grabadas en video y otras 150 horas en grabacio-nes de audio digital.

¿Qué llevó a Samuel a interesarse en un proyecto como éste? “La música”, responde. “Esa es mi profesión. Soy ingeniero de sonido, hago grabaciones, musicalizo, sonorizo” (lea “La música es un pasillo con muchas puertas”).

Dos años demoró el trabajo de campo de lo que Samuel concibió como una investigación, algo complementario a su carrera como sonidista. “En el camino también fui coleccionando instrumentos musicales tradicionales. En 1987 surgió la idea de hacer un centro de visitantes. Nunca pensé en un museo. Así nació Casa K’ojom, que en maya significa casa de la música”. El ingeniero no olvida la fecha de la apertura: 21 de junio. “Fue una coincidencia que años después declararan ese como el Día Internacional de la Música”.

Fue hace 21 años que el musicólogo tomó en alquiler tres locales aledaños al cementerio San Lázaro, en Antigua Guatemala. “Estaba retirado del centro de la ciudad, pero mejor, porque llegaron hasta allí los que verdaderamente tenían interés por la música”. Por entonces Samuel trabajaba para agencias de publicidad y había ganado experiencia en estudios de grabación. Los colegas de ese medio que asistieron a la inauguración de Casa K’ojom no le auguraron éxito con su proyecto. “Te vas a morir de hambre”, le dijeron ese día, cuando en medio de la pompa musical una cofradía de Santiago Atitlán llegó e instaló en el lugar un altar a Maximón.

A pesar de los vaticinios el lugar empezó a atraer a las visitas, especialmente a extranjeros y grupos estudiantiles. Por 13 años el centro funcionó en donde ahora se levan-ta el Mercado de Artesanías. Fue en ese lugar que K’ojom se hizo de un nombre y en 1991 recibió una invitación para exponer parte de sus piezas en una muestra itinerante en Estados Unidos. La exhibición duró dos años y visitó los museos de San Diego, Chicago y Texas.

Mudanza
“En 2000 el lugar se hizo pequeño y el desarrollo comercial de los alrededores del cementerio, ya no lo hacía óptimo para albergar un museo. El deseo de un traslado coincidió con un acercamiento con los propietarios de la finca cafetalera La Azotea, en Jocotenango. Ellos estaban con la inquietud de un proyecto cultural, mismo que se concretó en el Museo del Café”. Ambos museos integran hoy el Centro Cultural La Azotea, del cual Franco es director.

La proyección de material audiovisual aún constituye el fuerte del museo, y como complemento ahora se cuenta con cuatro salas de exhibición. Casa K’ojom continúa con la producción documental y además de temas nacionales, su fundador se interesa también por la cultura de otros pueblos.

Hoy proyecta un documental sobre la festividad del año nuevo en Nepal. Cuenta con otro, en proceso de postproducción, que trata de un viaje por los Himalayas (India) y en el cual habla de su etnografía. Samuel contempla dedicarse de lleno a proyectos individuales de este tipo y también tiene en la mira una investigación sobre la marimba. Cuenta ya con material filmado y con contactos en África y Asia, pues para hablar de la historia de la marimba no quiere limitarse a Guatemala.

“En África he visto marimbas de tecomates como las que se encuentran en Chichicastenango”. Con alguno de estos documentales, revela Franco, competirá en un festival audiovisual convocado por el Icom.

“La música es un pasillo con muchas puertas”
A los 17 años Samuel tuvo la oportunidad de viajar a Inglaterra para aprender inglés. Corrían los años 70 y asistir a los conciertos de grupos como Pink Floyd, Led Zeppelin o Deep Purple lo hizo fijarse en los operadores del audio. Al verlos supo que quería estar en su lugar, al frente de la consola de sonido.

Su gusto por la música prolongó a 3 tres años su estadía original de seis meses y tomó la carrera de ingeniería en sonido en la Universidad North London. “Soy como el sexto integrante de un quinteto. Tenés oído musical, pero no la habilidad para tocar”, me dice, al reconocer que lidia con una faceta de músico que nunca llevó a plenitud, recordando la temporada cuando el clima londinense lo hizo identificarse con la guitarra. De hecho, junto a sus compañeros de clase fue parte de un grupo. “Ni nombre le pusimos a la banda”, ríe ahora.

En una ocasión, en un bar, le preguntó a un tipo por qué llevaba en la manga de su playera la palabra Staff. “Soy parte del equipo de Jethro Tull”, le respondió. La conversación dio pie a hablar del trabajo que se hace detrás del escenario. “Llegué al medio más que todo por shute”, dice entre risas.

Esa charla terminó con una invitación trascendental: “¿Querés trabajar con nosotros? Necesitamos a alguien que nos ayude con el hielo seco”. Así fue como Samuel incursionó en el mundo musical, con ocho noches a cargo de suministrar el agua que necesitaba una máquina para crear el hielo seco.

A partir de entonces el joven buscó cuanta oportunidad de trabajo que su estatus de estudiante le permitiera tomar. “Compraba el periódico Melody Maker, que era la autoridad musical en Londres. Paré sirviendo café y ayudando en cosas menores en estudios como Trident Studios y Scorpio Studio London. También iba a discotecas como Tiffany’s en la que había conciertos de bandas como las de Gary Glitter y T-Rex”.

Difusor del rock
A su regreso a Guatemala, en 1975, Samuel encuentra trabajo en Discos de Centroamérica, Dideca. “Mi oficina era un cuarto con un tocadiscos, dos bocinas y una gran fila de discos. Por tres años escuché la música en inglés que Dideca se encargaba de comerciar en Centroamérica”.

Franco empezó a alternar su papel de curador musical con la de locutor. “El que es de mi época lo va a recordar. Tenía una franja de rock en Exclusiva, una radio en AM. Transmitía de 11 p.m. a 1 a.m. Las radios entonces no apostaban por esta música y ese fue el único espacio que obtuve. Aun así la gente llamaba; desde estudian-tes universitarios desvelados por alguna tarea, hasta noctámbulos que se iban debajo de algún puente”.

A Exclusiva siguió la experiencia en Radio Juventud y Estéreo Especial, esta vez a ritmo de jazz y géneros alternativos. Y, además, ejerció el periodismo al frente de un suplemento musical semanal, Monitor, que se incluyó, primero, en la edición sabatina del diario El Gráfico, y después en La Hora.

“La música es un pasillo con muchas puertas. Yo probé en varias”, dice Samuel. Antes de focalizarse en los documentales musicales que dieron vida a Casa K’ojom, tam-bién tuvo una etapa como productor de espectáculos: rentó equipo de audio para conciertos, tuvo un contrato en una discoteca de Panajachel (Autóctonos), y luego en otra de la capital (Déjà vu) en la que se presentaron grupos como Alux Nahual.

“Pero me cansé de todo eso. Habían sido 10 años de lo mismo y ya no quería seguir desvelándome. Así apareció una puerta más y puedo decir que lo que encontré de-trás de ella me hizo saber que era la indicada en mi caminar”.

Su Santidad
La primera visita de Juan Pablo II, y el Instituto Guatemalteco de Turismo harían que el ingeniero se involucrara en la sonorización de un audiovisual que recogió el paso del Papa por el país. La cinta se proyectó después en todas las cabeceras departamentales.

“La gente estaba acostumbrada a ver a Rambo en el cine, nunca se había visto en la pantalla. Su reacción me hizo descubrir que sería muy rico realizar un trabajo sobre nuestras costumbres. Fue así que dije: esto quiero hacer, proyectos que devuelvan algo a nuestra gente. Esto es el origen de lo que hoy es Casa K’ojom”.

Pero no todo se redujo al folclor. La preparación en el extranjero y el trabajo logrado con el documental sobre el Papa hizo que Samuel fuera buscado por la National Geograp-hic, las cadenas de noticias BBC y ABC, y por un estudio de Hollywood (película La jurado), como consultor para recrear pueblos de Guatemala en sets de México y Estados Unidos.

Los 10 años que trabajó sonorizando documentales para las cadenas internacionales lo involucraron en diferentes proyectos; sólo uno de ellos requirió la visita a 52 ciuda-des estadounidenses y canadienses, realizando documentales culturales.

Otros trabajos en los que participó fueron premiados en certámenes europeos, como los documentales sobre la caída del muro de Berlín, la contaminación nuclear cau-sada por la planta de Chernobyl (Ucrania), los daños a la salud de los habitantes y trabajadores de la mayor fábrica de acero de Siberia (Rusia), y la agonía del mar Aral (Asia Central), debido a la apropiación, por uso agrícola, de los ríos que lo alimentan.

“Después de todo esto puedo decir que ya estoy en otra etapa de mi vida. Ahora lo que quiero hacer es dedicarme a producir proyectos independientes, pero de temática global”, dice el presidente de la AMG.
DESCARGUE LA AGENDA
Visite el blog de Magacín (magacin-gt.blogspot.com) y conozca todas las actividades programadas por los museos para festejar su día durante todo mayo. Habrá circuitos en la capital y Antigua Guatemala. Charlas, exhibiciones de video, inauguración de salas y exposiciones, así como actividades para académicos, estudiantes y niños. Además, encontrará los contactos de cada museo para ampliar la información de la agenda.
T. José Luis Escobar jescobar@sigloxxi.com
F.
Cecilia Cobar ccobar@sigloxxi.com

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