Pablo Bromo
La madrugada es obstinada, tierna y sedentaria.
Pero sobre todas las cosas es obstinada,
más obstinada que un borracho enamorado
pidiendo misericordia y canciones al barman.
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La madrugada es obstinada, tierna y sedentaria.
Pero sobre todas las cosas es obstinada,
más obstinada que un borracho enamorado
pidiendo misericordia y canciones al barman.
La madrugada es para los seductores del tiempo,
para los profetas del riesgo,
para los eremitas de la casualidad.
La madrugada es un casual terremoto
para los que viven de los sobresaltos,
para los que desenfundan la espada
desde el olvido,
para los que acechan
el triste vaho de las tinieblas.
La madrugada es obstinada, tierna y solitaria.
Muchos congeniamos
en esa tierna soledad compartida,
en esa triste marea de besos a destiempo.
Todo es un irracional hastío de piel a piel insuficiente. Todo es tinieblas, todo es tinieblas. Yo trato de encontrar mi risa, aún tenue, perdida entre la risa de tu medianoche. Yo busco en esta mutua y silente excavación de poros, tercamente mi sonrisa vagabunda. Yo busco entre esta vacilante muchedumbre algo de ruido, para respirar nuevos silencios.
la soledad
ese remedio incesante
esa camilla para levantar felicidades gastadas
dolidas
intensas
la soledad
ese analgésico
de gente
ciudad
voluta
de dolor
tierna
sedentaria
muchedumbre
pretérito
síntoma
urgente
la noche
la fiesta
bailando
excesos
es sólo
una de sus
semblanzas
La noche es un semillero de transacciones eventuales. Un feroz anestésico para los dolores más cotidianos. La noche es una urgencia, un pasmo, un temible laberinto para adelgazar corduras. Siempre en la noche se indaga sobre la coexistencia humana. Siempre en la noche el cuerpo tiende a pesar menos, siempre en la noche. Allí se agitan las ligerezas y el azar es un orgasmo múltiple de ruidos y silencios. Silencios torpes donde la vida permanece. Porque la noche es para los ávidos transgresores, y la madrugada por lo contrario, para los que caminan sobre las fronteras del olvido o el recuerdo.
Porque ese puñal líquido y zoomorfo que es la noche, transgrede el porvenir tardío de mis verticales versos. Esa bomba de tiempo silenciosa que es la muerte, nada desnuda y silenciosa en medio de una piscina que conduce hacia el vacío; ésa fórmula maravillosa y elitista, ése fallecimiento solitario y maravilloso que no solo yo conozco (también vos), empieza a reconocerme y a tratarme cómo un camarada en celo. Esa inquietante fórmula de bolsillo a media metáfora de lo que se intuye; ése neceser escritural, ése abandono, ésa crudeza. Ese ritual simétrico, total, esa destreza. Ese infierno salvador para los que nacimos en medio del fuego o las balas o la falsa tolerancia necia; en medio de un crucial sendero que solamente nos lleva a la tormenta.
*ESTE ES UN FRAGMENTO DE ARBITRARIA MUCHEDUMBRE, DE PABLO BROMO (GUATEMALA, 1977). EL LIBRO FUE PUBLICADO POR VUELTEGATO EDITORES Y SERÁ PRESENTADO EL 9 DE JUNIO A LAS 7:30 P.M EN LA LIBRERÍA SOPHOS.
domingo, 31 de mayo de 2009
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