domingo, 19 de abril de 2009

Drama, cuerpo y movimiento

Kazia Orantes | Coreógrafa | Danza-teatro
Una pieza de danza examina la soledad, el dolor, la nostalgia. Carla Natareno nos presenta a la creadora guatemalteca que la concibió y la dirige.

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De cabello negro, cejas pobladas, cuerpo tonificado y una amplia sonrisa. Así es Kazia Orantes. Su acento delata su formación en México, la cual duró una década. Durante ese tiempo ella hizo oídos sordos a la recomendación de sus maestros: que se alejara de la danza y se dedicara a la música.
Hoy, Kazia es bailarina y coreógrafa y está a punto de presentar Ojos lejos, una pieza de danza-teatro (la rama de la danza contemporánea que otorga prioridad a la expresión dramática del cuerpo). Kazia explica este tipo de expresión, citando a una coreógrafa chilena llamada Vicky Larrain: “Acerca de la danza-teatro, lo leí y memoricé el párrafo porque me parece preciso: ‘La danza-teatro no es la danza más la palabra teatral como muchos opinan, sino un enunciado que refleja en sí mismo el diseño de las emociones’. Por otro lado la diferencia con la danza contemporánea es que ésta crea la coreografía a partir códigos dancísticos establecidos. La danza teatro busca, crea situaciones, movimientos, signos, imágenes que tengan que ver con la temática”.

Con esta obra, la coreógrafa concluye su residencia artística en el Artecentro Paiz, la cual realizó entre 2008 y 2009.
Durante las últimas semanas, las bailarinas Cecilia Dougherty, Andrea Molina, Tonibele Ché y la actriz Melisa Alemant, se han reunido para practicar, bajo la batuta de Kazia, un ensayo sobre la soledad del ser humano, donde se exploran sentimientos como el dolor, la nostalgia o la ira explosiva, por medio de movimientos suaves y fuertes representando situaciones de la vida real. Después de todo, otra de las características de la danza-teatro es el planteamiento de un tema existencial con el cual puede identificarse el público.
Desde el momento en que tiene una idea, Kazia empieza a imaginar todos los detalles de la obra que resultará. Los movimientos que visualiza se acompañan del tipo de música que necesita, de los espacios y hasta de la iluminación. En Ojos lejos la selección musical es ecléctica: Chopin, Alberto Iglesias y Arvo Part, por mencionar algunos.

Kazia es una artista inquieta. Además de dirigir, ha participado bajo la batuta de otros creadores, como el caso de las óperas que el italiano Stephano Poda ha presentado en el país. También está organizando las actividades que se realizarán en la ciudad para la celebración del Día Internacional de la Danza, el próximo 27 de abril. “Yo no me esfuerzo por conseguir cosas que la vida no me ofrece, me esfuerzo por hacer bien las que me da”.
Amante de la creatividad y del movimiento constante, Kazia estudió desde los 13 años ballet y danza contemporánea. Su formación en el área continúa. “En la danza no se deja de aprender”, afirma.
Respecto al futuro de la danza en el país, Kazia considera que, aunque falta mucho por hacer, hay una nueva ola de estudiantes que pueden cambiar la situación. “En Guatemala hay brillantes bailarines. Hay una nueva generación que es impresionante. Hablando de mi área, que es lo que conozco, te puedo decir que en los últimos años la Escuela Nacional de Danza, en la carrera de danza Contemporánea, ha formado bailarines de talla internacional, como Marcio Chamalé y Marta María Ortiz. Digamos que en cuestión de formación en técnicas de movimiento estamos por lo menos 20 años atrás... aún falta actualizar la formación, y debería de haber apoyo para que estos jóvenes talentosos salgan (del país) un rato.

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