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domingo, 12 de septiembre de 2010
Realidad y ensueño del peregrino
Carlos Martínez Durán
En 1877, en plena reforma liberal, los munícipes decidieron cambiar toda la nomenclatura de la ciudad, sacaron de sus arcas dos mil quinientos pesos y celebraron contrato con don Napoleón del Corona. No sabemos quién fue este señor del curioso nombre, pero el abrupto y radical cambio levantó los ánimos populares, dignos de mejores causas. Seguir leyendo.
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