Jacinta Escudos
—... vuelve a amar.
Giro la llave, empujo la puerta, entro al corredor oscuro del apartamento y escucho la frase. Presumo que está sentado en el sillón del dormitorio, que no se ha bañado aún, que está rabiando, diciendo frases en voz alta, como le pasa cuando ha tenido una mala noche.
Me esfuerzo por hacer ruidos que él pueda oír, para que sepa que ya estoy aquí, mientras acomodo la bolsa de las compras en la mesa de la cocina. Luego entro a la sala para llegar a la puerta que comunica con el estrecho dormitorio.
Lo saludo sonriente, tratando de disimular los confusos sentimientos que siempre me asaltan cuando vengo a verlo.
domingo, 11 de julio de 2010
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