
Me quedé callado. No tenía una respuesta. Aún no la tengo. Aún no sé por qué quería encontrar a Milan Rakić. Tampoco sé con certeza cuándo ni cómo decidí viajar a Belgrado.
Quizás la idea empezó a gestarse en mí a través de tantas postales, a través de tantas historias que de algún modo llegué a considerar también mías. Y quizás continuó incubándose durante el año entero que llevaba ya sin recibir ninguna noticia de Milan. Seguir leyendo.
0 comentarios:
Publicar un comentario