Julio Floresache
Habíamos caminado bastante. Iniciamos la protesta en la Plaza Berlín y terminamos en el Parque Centenario. El Parque Central estaba cerrado porque a un chino pendejo se le ocurrió que había que remodelarlo. El muy cabrón quería que el Parque quedara como el Zócalo de México y mandó a plantar una enorme plasta de concreto, ahí meritito, enfrente del Guacamolón.
Cuando llegamos comenzaron los pijazos. Todo fue patitas pa-que-te-quie-ro. A correr toda la mara. Y como no nos habíamos puesto de acuerdo, cada quien paró donde pudo y ¡hasta la muerte compañeros! Seguir leyendo.
domingo, 7 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario