Daniel Alarcón Osorio
Nunca, nunca, nunca, pero nunca, creyó que también se podía odiar lo amado, sin embargo, sintió eso. Se sintió el mortal más común de todos.
Odio por ella. ¡Odio a ella! ¿Odio por ella? Preguntas que se hacía como reclamos olvidados en el recuerdo de los días que pasaron intentando compartir. Seguir leyendo.
domingo, 28 de marzo de 2010
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