domingo, 14 de marzo de 2010

El muro

Michael Meyer



Al llegar a Berlín solía hacer lo de siempre: descargar mis maletas en el hotel y tomar un taxi para dirigirme al Este. Iba a tocar el muro, a posar mis manos sobre él. No importaba cuántas veces lo había hecho antes o cuántas veces más lo haría en el futuro. Era mi piedra imán, mi centro de gravedad, mi historia como periodista que cubría Alemania y los países de la Cortina. Seguir leyendo.

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