domingo, 8 de noviembre de 2009

A qué huele la gloria






Julio Serrano Echeverría
visita el hogar de Juan Carlos Plata para conocer al empresario que hay detrás del goleador. El nuevo gol del futbolista viene en un pequeño frasco, y lleva su apellido: Plata No. 15.
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El séptimo día es el del quiebre, el de los rituales. Día de transformar la maquinaria semanal para dar paso a una forma de rutina mutante; que si el puerto, que si las visitas, que lo salones de baile, que los partidos.

Todos los televisores posibles están encendidos, y entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde, en la mayoría de ellos habrá unos diminutos seres danzando en coreografías extrañas sobre un escenario verde, persiguiendo un balón.

Otros, los que no lo ven en la pantalla, es posible que lo vean en vivo, ahí, en el megatemplo de los deportes, con lo injusto que esto sea para las demás disciplinas, la gran casa del futbol es el estadio.

No es un domingo cualquiera. “Hoy hay poca gente”, me dice el joven pintacaritas, “todos fueron a ver a sus muertos”. Bastante tímido responde a mi pregunta de su filiación a algún equipo: “No, yo me pongo la camisola del que toque”, responde.

Pequeñas carpas improvisadas como de beduinos posmodernos ofrecen bufandas, camisolas, gorras, llaveros. Ese día, en aquel lugar, casi todo es rojo, el mismo fiambre podría serlo, Municipal juega contra Juventud Retalteca. “¿Sabía que van a sacar un perfume del Pin Plata?”, le pregunto. Se ríe, no me cree y se levanta veloz-mente a ofrecer sus servicios “¡a diez, a diez, le pintamos la cara!”. En la entrada del Mateo Flores el aroma ahumado de los churrascos y las carretas de shucos se im-pone. Adentro el viento se lo lleva todo, huele a la tarde.

El partido quedó empatado (1-1), Juan Carlos Plata no jugó y casi no había afición. “Me van a dejar inmovilizado 18 días”, me cuenta un día después, sentado en el sofá de su casa. Le han operado tres veces una rodilla y tres la otra; sonriente, mantiene una amena conversación interrumpida brevemente por sus dos hijos y su esposa. “Es que los va a llevar al dentista”, dice, y luego, comenzamos a hablar sobre su vida.

Adentro el olor es suave, las casas huelen al fantasma de las personas en las cosas; en el jardín, en cambio, no hay fantasma; hay tierra mojada.

La levadura
“Sí usted, vi que va a salir la loción”, me dice Víctor, el taxista, “yo soy puro crema usted, pero el Pin es un ejemplo. Mano, no anda ahí trasnochado, ni chupando, además el Gato Estrada era su socio”, suelta una carcajada. Me río con él mientras pienso cuántos porteros necesitaría ese chiste si en 20 años de carrera deportiva con su equipo ha superado ya los 400 goles.

El Pin, el grande y humilde Juan Carlos Plata. En la pantalla de la tele o en los graderíos los jugadores parecen manchas con un número en la espalda. Plata no, cualquiera lo mira y sabe que es él. “A mi esposa le costaba al principio, pero ya lo hicimos parte de la familia; ahora hasta mis hijos se meten a firmar autógrafos y cuando me toman la foto”, comenta relajado, risueño, “a veces gritan cosas de la familia de uno”, pero ya se sabe pues.

En la Wikipedia se lee que “inició su carrera en 1988 jugando para el Juventud Olímpica del Barrio San Antonio. En el sofá de su casa me dice “empecé a trabajar como panadero, mi familia tenía una panadería”. Plata recuerda el olor de la harina y de la levadura, el del pan cuando sale del horno. Sus hijos lo retan a que haga pan en casa, pero él les dice que “no sabría calcular la cantidad para un horno pequeño”, recordando lo mucho que la panadería creció. “Eran quintales de harina los que utilizábamos en un día”, dice.

De amasar el pan, Juan Carlos pasa al control de las máquinas, en una imprenta y es en ese trabajo donde tiene que pedir permiso para empezar a entrenar, de 8 a.m. a 12 p.m., con la condición de reponer las horas, claro está. Entrenamiento por la mañana, imprenta en la tarde y noche... esa forma de construir los sueños que caracteriza a países como el nuestro: el desvelo, el trajín, el trabajo versus el talento, hasta que se logre conciliar, si se puede; y sí se pudo. Así, una plaza en la Municipalidad de Guatemala por doscientos quetzalitos dio inicio a su carrera deportiva.

Juan Carlos, ¿a qué huele la cancha?, pregunto. Antes de responder suelta una carcajada, “la cancha huele a muchas cosas”, concluye, y me cuenta que en un juego con la selección en Estados Unidos, luego de cantar el himno, el equipo se reunía para darse ánimos pero un jugador, de cuyo nombre no quiso acordarse, empezó a orinarse de pie sobre sí mismo. La imagen de las piernas escurriéndose es poco alentadora; el olor delató a aquel seleccionado. Pero así es la cancha, “pasa de todo”, me dice. Con esta anécdota no necesito preguntar acerca de los aromas en los vestidores... no es difícil imaginarlo, huelen y huelen.

El entrepreneur
Todos los equipos tienen sus estrellas; muchas marcas tienen sus equipos, y todos los jugadores tienen sus directivos de club. Al futbol se le acerca con pasión o con prejuicios; estos últimos fundamentados en toda esa dinámica que está alrededor del balón y que definitivamente no tienen nada que ver con si éste se mueve o no. Se trata de dinero. El mercado y sus requisitos, la voz de la afición es el eco del canto de sirenas de la gran maquinaria publicitaria. “Hasta la fecha aún me llaman para que vaya a inaugurar distintos establecimientos”, me cuenta el Pin. Así pasa, los jugadores terminan entre la camisola y la camisa con corbata.

La farándula deportiva. Siempre es tan extraño ver entacuchado a quien todo el tiempo está medio en bolas, tanto, que llegamos a acostumbrarnos a verlo en alta costura, si y solo si el diseñador, la marca, la agencia de publicidad, el agente y los directivos quieren que así sea.

El suegro de Juan Carlos, su agente y asesor empresarial, se materializó en el hombro del Pin para susurrarle como un pequeño ángel-diablillo: “Tenemos que pensar en tu futuro, no vas a estar en la cancha todo el tiempo”. Un par de años de preparación, un reconocido chef y mucho corazón le permitieron abrir las puertas de La gardenia de plata, el restaurante que por casi cinco años funcionó en La Cúpula. Hoy, un complejo deportivo, una academia de entrenamiento, la reapertura del restaurante, charlas motivacionales, marcas de ropa deportiva y un perfume con su nombre son algunos de los caminos que empieza o continúa recorriendo Juan Carlos.

El marquetin y la estética motivacional se han encargado de hacer del término entrepreneur (emprendedor) una especie de arquetipo económico. El casi siempre joven que diversifica sus productos, que se viste de diseñador, que suele ser excéntrico y que lee y lee libros motivacionales.

Yo estoy sentado frente al Pin; habla con absoluta claridad de lo que quiere y de cómo lo logrará. La fuerza de la cancha es la misma fuerza de todos los días, este emprendedor es muy distinto al de mis prejuicios. Viene a mi mente aquel brillante monólogo del crítico culinario de la película infantil animada Ratatouille. “No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado”.

La sencillez no tendrá un aroma en particular, pero habrá muchos que la refieran. Del éxito no sabría decirlo; nada me asegura que ese perfume dorado de los catálogos realmente huela a ello.

Plata No. 15
Un foro en Internet inicia una discusión bajo el nombre “con olor a rojo”, en alusión al lanzamiento del perfume. La lista de comentarios no es sino una antología de fanatismo al mejor estilo de nuestra cultura, clasismo, racismo, homofobia y, como lubricante, un par de puntadas de sentido del humor que Velorio no deberá dejar pasar.

“Vos querés loción con olor a crema”, comenta alguien bajo el sobrenombre Chonte. Pablix85 dice “Para las barcelocas… perfume con olor a Messi… y para los mandriles… perfume con olor a Raúl”. El foro, lleno de fotomontajes y gifs animados que van desde Mario Bros. hasta el símbolo del Parental Advisory, alberga un cóctel de ese visible y público lado oscuro guatemalteco; nada sorprendente, todos son comentarios de pseudónimos-anónimos. Los leo con cierta risa amarga; sin embargo, entre insultos y emoticones aparece una pequeña batiseñal (literalmente) Dark Night opina “Olor a campeón”.

Scentia, una empresa de productos de belleza por catálogo, escogió a Juan Carlos Plata por ser “una reconocida personalidad del ámbito deportivo nacional”, según Alejandra Polanco, encargada de productos nuevos en esta empresa. La fragancia, dirigida a los fanáticos del Pin, saldrá a la venta este mes con un costo aproximado de Q80. Imaginar a las 15 mil vendedoras de Scentia con su catálogo en la mano y en éste el rostro del deportista, resulta bastante alentador.

Polanco habla de un promedio de 100 mil clientes en todo el país. Me da curiosidad saber si los hombres usamos perfume en Guatemala; vaya sorpresa, la empresa vende perfumes casi en la misma proporción a unos y otras. “Queremos que el perfume sea un reconocimiento a los fanáticos, a Plata y a nuestro catálogo”, me responde cuando le pregunto si no temen a algo como el escepticismo de los consumidores.

Un hombre camina en medio de un desierto, las nubes se mueven velozmente, la cámara se acerca al varón justo cuando este arregla su chaqueta, más nubes, rayos, viento y el rostro del personaje empieza a gotear, aprieta los puños, cierra los ojos. Sonríe. La cámara se acerca: David Beckham – Instinct.

Lo hizo el inglés, lo hizo el mexicano Rafa Márquez, y es común ver a las celebridades imprimiendo su imagen perfumada. Pensemos pues, ¿cómo podría ser el modelo de belleza guatemalteco? Quizá deberíamos empezar por pedirle al chupacabras publicitario que nos haga un lugarcito en la cabeza para entender nuevos modelos de belleza, donde ésta sea encuentro, también código (acordado y asumido, pero acordado por uso) aquella idea warholliana de que la belleza se trata de saberse bello. ¿Por qué no Juan Carlos Plata? “¡Si es feyo el pisado!”, dice don Carlos, un taxista (otro) que jugó en la selección de Villa Canales. ¿Acaso no podríamos inventar nuestro propio canon? ¿No es este pequeño esfuerzo un serio cuestionamiento a las imágenes impuestas, occidentales y occidentalizadoras de la belleza? En fin, la belleza es un signo, quizá un frasco de perfume que deberíamos llenar; vamos bien, entonces.

Y entonces…
La publicidad ya hizo lo suyo. En torno al libro sagrado que se escribe todos los días en las vallas han surgido los “parámetros” de belleza. Tan cuestionados, tan ajenos, tan ellos mismos. La crisis del Photoshop.

Juan Manuel Alvarado, ex director de Revista Taxi y responsable de las relaciones públicas de Saúl E. Méndez, considera que este perfume se verá inevitablemente intervenido por lo que él llama “un problema aspiracional”, “un producto con el que muchas personas se sentirán identificadas, será objeto de burla de otras tantas”, dice. ¿Podemos leer esto desde el chiste de los cangrejos chapines?

Cómo tendría que ser alguien con el que nos pudiéramos sentir identificados, cómo sería su rostro, cuál sería su profesión, su color de piel, su estatura, qué tendría que haber hecho para vernos en él y sentirnos parte de él. Discusión un tanto inútil, quizá; al fin que no buscamos una imagen sino un personaje (nosotros, pues la publicidad no creo que piense así), somos nosotros quienes lo cargamos de significado, y es el personaje quien logra aglutinarnos.

“Es toda una responsabilidad ser la imagen con la que muchos pueden identificarse”, dice Juan Carlos, mientras acaricia su rodilla lesionada. A él lo siguen varios miles de afi-cionados, rojos o no rojos. Todos gritamos el legendario gol contra Brasil, y sí, al tocar el timbre de su casa pensaba “voy a entrevistarme con el Pin Plata”. Hay un halo heroico en él, como una especie de guerrero-jefe ancestral; su sencillez se impone, es su grandeza. Baste decir que cuando habla sobre sí mismo en la cancha siempre lo hace en plural.

Sentado ahí, frente a él, pienso en la gran necesidad que los guatemaltecos tenemos de identificarnos con alguien. Hasta la fecha han sido personajes de la cultura y del deporte quienes han dejado su nombre en el imaginario guatemalteco, y ya toca refrescar el catálogo.
Sí, nos vienen muy bien estas cosas; necesitamos reinventar la belleza; necesitamos reinventar al héroe y, de paso, oler bien. Salgo de su casa emocionado. Llueve a cántaros, huele a tormenta, me pongo nervioso.

Quiero llegar a mi casa y buscar en El perfume, de Patrick Süskind este párrafo: “El hombrecillo de la levita azul, sin embargo, había aparecido allí de repente, como surgido de la tierra. Tenía en la mano un pequeño frasco que en seguida destapó. Esto fue lo primero que todos recordaron: que de pronto apareció al-guien y destapó un pequeño frasco. Y a continuación se salpicó varias veces con su contenido, y una súbita belleza lo encendió como un fuego deslumbrante”.

Plata en las empresas
Juan Carlos Plata. Deportista y empresario. Nació en la Ciudad de Guatemala, en 1971. En 20 años de carrera deportiva ha logrado ser el máximo goleador del futbol guatemalte-co (en mayo de 2009 anotó su gol 400). Juega en el club Municipal desde 1990 y en 2006 se retiró de la Selección Nacional. Este año fue condecorado por el presidente Álvaro Colom, con la Orden del Quetzal en grado de Caballero. Actualmente dirige varios proyectos empresariales:

La gardenia de plata
Restaurante especializado en carnes. Fue la primera empresa de Plata. Funcionó durante 5 años en La Cúpula, zona 9. Su reapertura está planificada para el próximo año en la zona 5.

Pin Bol
Complejo deportivo, cuenta con 4 canchas de futbol 5. Se imparten cursos de vacaciones de karate y futbol. Actualmente ubicadas en zona la 5, proyecta abrir otros complejos simila-res en los próximos años.

Academia deportiva Juan Carlos Plata
Funcionará en el espacio de Pin Bol. Se estudian varios programas de entrenamiento de diversos países. “Quiero que sea una academia realmente especializada”, comenta su fundador. Aspira convertir la academia en un semillero de futbol, un centro de alto rendimiento y consolidar un equipo que compita en la tercera división.

Plata motivacional
Su experiencia de vida y su carrera deportiva son los principales temas de charlas motivacionales que imparte en empresas y para grupos interesados. Está por iniciar cursos de oratoria para transmitir de mejor manera los contenidos de sus charlas.

Plata No. 15
La empresa de productos de belleza Scentia, lanzó el perfume Plata No. 15, con la imagen del jugador. Su rostro ha sido la imagen de una gran cantidad de campañas de diversos productos.


T. Julio Serrano Echeverría. julioserech@gmail.com.
F. Morena Pérez. mperez@sigloxxi.com

1 comentarios:

Raul Gonzalex dijo...

Completo! pero le falta el look.