domingo, 20 de septiembre de 2009

Terapeuta en Bretaña

Eugenia Corne | Reflexóloga
Lo aprendido en tres generaciones es aplicado en Francia por esta guatemalteca, quien cuenta a Jaime Barrios de su quehacer.
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La reflexología es una técnica manual, sencilla y natural, que tiene muchos efectos beneficiosos para la salud. Su objetivo es restablecer la circulación de la energía dentro del cuerpo.

Por medio del reflejo se trabaja de forma remota en diferentes áreas alteradas del cuerpo para aliviar o revitalizar.

La reflexología brinda también relajamiento y bienestar, que llevan a la calma interior. Esta técnica puede curar miedos, dolor, rabia, y brindar alegría, dando lugar a una multitud de sensaciones y efectos psicológicos que conducen a un equilibrio de la vida.

Eugenia Corne comenzó estudiando arquitectura en la ciudad de Guatemala, donde nació. Pero la verdadera vocación finalmente se impuso y terminó siendo terapeuta en reflexología. Desde hace algunos años vive en la región de Bretaña, en Francia, donde ha instalado exitosamente una clínica de reflexología.

De su madre, también terapeuta, dice Eugenia: “Con ella fui aprendiendo muchas cosas que fueron apoyando mi crecimiento, no solo físico, sino emocional y psicológico. Ella puso en mis valijas todo lo que ahora como adulto me sirve; en ella y su ejemplo encontré mi real vocación”.

“El momento en el que decidí dar un giro hacia otros rumbos, fue el amor el que me lo indicó. Conocí a mi esposo y dejé Guatemala, para embarcarme hacia el descubrimiento de una nueva vida y una nueva aventura. Mi esposo, enfermero de profesión, me hizo conocer su mundo de trabajo. Él me inspiró para tomar el rumbo de las terapias naturales, sacar de mis maletas todo lo que pude aprender de mi madre, mi abuela y mi bisabuela”.

Eugenia labora en su clínica de reflexología en Francia, donde, cuenta, aplica sistemáticamente las herramientas aprendidas anteriormente, que ha complementado con otras capacitaciones recientes. “Y sigo constantemente preparándome; el estudio nunca acaba”, asegura.

De la Bretaña francesa Eugenia nos da la siguiente y delicada descripción: “Es una región muy rica en paisajes naturales; hay varios kilómetros seguidos de playa protegida, la duna está en estado salvaje, no hay grandes construcciones, ni hoteles, ni artificios, sólo la naturaleza y sus colores.

Esta parte del país tiene una mística especial, los bosques del mago Merlín no están muy lejos; el respeto a los seres de la naturaleza se reflejan en sus leyendas y en la vida que llevaron los antepasados y transmitieron a las presentes generaciones. Región pesquera en otros tiempos, los originarios guardan este honor al mar.

Las mujeres ya no lloran esposos perdidos en el mar, ni tejen redes, las fábricas de latas de sardinas ahora están pobladas de máquinas que hacen el trabajo del hombre. Pero los habitantes no olvidan su pasado, y, orgullosos de él, vibran con el canto de la gaita y la bombarda”.

Mas para Eugenia Guatemala sigue siendo una referencia vital permanente. “La próxima vez que viaje a Guatemala seguirá siendo para recargar baterías, aprender más, y absorber todo lo que pueda, estar en contacto con mi gente, con mi tierra, para poder representar de la mejor manera nuestro país a mi regreso”.

T: Jaime Barrios Carrillo. jbarrios@sigloxxi.com F: Archivo, Siglo 21.

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