Cuarteto Contemporáneo
La música de cuerdas frotadas es el vehículo mediante el cual Fidel Celada recorre los períodos Barroco, Clásico y Romántico de la música. Sus guías son cuatro experimentados músicos guatemaltecos que mantienen vivo el cuarteto de cuerdas en América Central.
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“¿Sabés por dónde muere el pez?”, me pregunta Otto Santizo, sentado frente a un atril con partituras, su viola apoyada en el hombro izquierdo y un arco con resina recién aplicada en su mano derecha.
Acabo de decir que no es necesario que él y sus compañeros del Cuarteto Contemporáneo de Guatemala (Marco Antonio Barrios, en el violín I; Álex Salazar, en el violín II y Paulo Alvarado, en el violoncello) ejecuten una versión reducida del concierto de cámara que interpretarán esta semana en el XII Festival del Centro Histórico. Estoy dispuesto a escucharlo entero, pese a que la música clásica no es precisamente una de mis pasiones. “Bien, —replica sonriendo— ahora te aguantás”.
Estamos en un salón de la segunda planta del Centro Cultural Metropolitano. Al fondo de un pequeño corredor flanqueado por un ventanal se abre una habitación de techo alto con paredes y columnas blancas.
Hay 10 largos pliegos de esponja para aislar el sonido fijados a las paredes; al fondo descansa una refrigeradora enana con 2 bocinas de computadora encima y en el centro 4 atriles forman un cuadrado, alrededor del cual los maestros ensayan dos veces a la semana —“haya o no presentación al público”— desde 2005.
A partir de entonces el Cuarteto, que tiene 17 años de trayectoria, ofrece un concierto en el Festival, el 14 de agosto. “Lo hacemos ese día porque el 15 es feriado y eso nos permite festejar en El Portalito luego del toque”, confiesa uno de los músicos. “Así no hay excusas”, asevera otro. Las risas que siguen son francas.
Esto es un cuarteto
La camaradería reina en el ensayo. Les he pedido que definan un cuarteto de cuerdas y no han recurrido a explicaciones musicológicas, algo que esperaba, pues entre los 4 reúnen varias licenciaturas en música, décadas de experiencia en diversas orquestas sinfónicas y de cámara, y una vasta carrera docente.
La esencia del grupo, me explican, es la amistad. “Un cuarteto es esto que ves aquí: 4 amigos”, dice Otto. “Es un matrimonio de 4 personas”, aventura Paulo. “Es ser cuates en el sentido de que sos responsable porque estimás el tiempo que los demás están dispuestos a entregarle al grupo”, indica Marco Antonio.
“La gente en nuestro medio, en general, no persevera; no importa lo inteligentes o talentosos que sean. Nosotros lo hemos hecho durante todos estos años porque nuestro beneficio es el gusto por lo que hacemos”. Esta perseverancia ha llevado al Cuarteto a ser una agrupación única en América Central, algo que enorgullece y motiva a sus miembros.
El propósito de la agrupación, desde su formación en 1992, ha sido la difusión de la música guatemalteca. Cuartetos escritos por compositores contemporáneos como Joaquín Orellana, obras de autores anónimos huehuetecos compuestas en los siglos XVI y XVII, o canciones pop de bandas como Malacates Trebol Shop son ejemplos de las piezas que conforman su repertorio.
Este objetivo, hace notar Otto, conlleva una responsabilidad: “Estamos obligados a representar la música guatemalteca con dignidad, y eso sólo podemos lograrlo siendo constantes”. Álex hace notar que el trabajo de los cuatro también consiste en adaptar las melodías: “Mucho de la música que interpretamos es fraguada por el Cuarteto”.
Esto es un cuarteto (2)
El grupo funciona como una democracia, dicen los músicos. “Aunque suene extraño”, acota uno de ellos. No hay un director y las decisiones se toman en consenso, a partir de los aportes de cada uno. El reto en el caso de las adaptaciones es “traducir” la música a las posibilidades acústicas de los cuatro instrumentos. ¿Cómo se logra esto? Ahora sí obtengo una explicación técnica.
“La tesitura de un cuarteto de cuerdas, es decir, la frecuencia sonora que emiten los instrumentos que lo conforman, corresponde a las voces que componen la armonía tradicional europea: soprano, contralto, tenor y bajo”, explican Otto y Paulo.
“Pero más allá de su rango tonal, la riqueza de un cuarteto radica en su expresividad, en los colores que los instrumentos de cuerda son capaces de emitir. Y hay que tomar en cuenta que estos instrumentos son crueles: realmente hay que estudiar para sacarles sonido”.
La plática comienza a tornarse abstracta. Debe notárseme en la cara porque los maestros ofrecen mostrarme con música no sólo la naturaleza de este tipo de agrupación sino su evolución en la historia. De hecho, en el recital del próximo viernes interpretarán dos cuartetos del músico austriaco Joseph Haydn, considerado el padre del cuarteto de cuerdas. “Cuarteto se llama tanto al grupo de instrumentos como al género musical”, explican ante mi ceño fruncido.
Esto es un cuarteto (3)
De las presentaciones del Cuarteto Contemporáneo uno puede esperar de todo: que haya grupos de danza y malabares (como Caja Lúdica), proyecciones fílmicas (como Qak’aslemal, de Alejo Crisóstomo), performances electroacústicos (como el de Renato Maselli), himnos roqueros (como Alto al fuego, de Alux Nahual) y hasta que toquen con grupos de rock (como cuando lo hicieron junto a Viernes Verde en el festival La Garra Chapina).
Pero de vez en cuando, como para romper con la regla, hacen una presentación más “tradicional”, que al mismo tiempo rompe con la constante de tocar composiciones guatemaltecas. En 2009 coinciden 3 efemérides de la música europea: los 250 años del fallecimiento de Georg Händel, los 200 años del de Haydn y el bicentenario de Felix Mendelssohn. Esto lo usarán como pretexto para dar un paseo por el surgimiento y la consolidación del cuarteto de cuerdas, mediante algunas de sus obras.
Así que me llevan a recorrer los períodos Barroco, Clásico y Romántico de la música. Empiezan tocando un Concerto Grosso de Händel, una composición barroca. Suena ligera y ágil, pero repetitiva y hasta cierto punto banal.
“Eso es porque en el Barroco las obras son una sucesión de danzas”, explica Paulo en una pausa. “En él se usaba el proceso aditivo de composición; hay que recordar que en esa época, como herencia del Renacimiento, la música no está hecha para escucharla, sino con fines utilitarios, como el baile o la parranda”.
En lo sucesivo, entre los movimientos de las piezas musicales, los músicos dictan una cátedra de historia del arte que rebasa la música, y se extiende a la pintura, literatura y arquitectura. Pero no hablan de ello sólo por gusto, sino porque todo ese bagaje les es útil para reinterpretar las obras.
El Concerto Grosso fue escrito para una orquesta de cuerdas, por lo que el Cuarteto debió adaptarlo. “Con el Barroco hay que reducir el ensamble de instrumentos a dos violines, una viola y un cello”, dice Marco Antonio, “pero esto no se hace a ultranza, sino con base en un razonamiento histórico”. En la medida en que logran comprender el espíritu de la época, pueden recrear, con cuatro instrumentos, la esencia de una obra.
Haydn vivió más o menos medio siglo después de Händel. Otto explica que en su época ya habían composiciones para familias de instrumentos, pero que “fue él quien instituyó los divertimentos, un protocuarteto de cuerdas, y quien terminó de fundamentar el cuarteto como género compositivo”.
De Haydn interpretan un Cuarteto en Fa mayor, una obra temprana del compositor austriaco, y una tardía, el Cuarteto en Do mayor, conocida como El himno del emperador. Al escucharlos es notoria la evolución del género.
El primero conserva aún cierta reiteración, que se acentúa debido a una sucesión de sonidos cortos. Y aquí hay algo importante, hace notar Marco Antonio, quien es restaurador de instrumentos musicales: resulta que la evolución de la música a nivel compositivo obligó a cambios físicos de los instrumentos.
Para el segundo cuarteto haydneano del programa, como consecuencia, es necesario que los violines usen arcos más largos, cuya madera presiona más las cerdas contra las cuerdas. “En el Cuarteto en Do mayor los sonidos son más sólidos”, observa el violinista. Y más largos, diría yo.
Pero no es el único cambio. La música es más dinámica, más mordaz, inclusive. Hay silencios que se intercalan entre las notas, y sólo ese detalle hace la pieza muchas veces más interesante que la de Händel. Aquí se marca, observa Paulo, un cambio de actitud del compositor, que comienza a hacer música para ser escuchada.
De hecho, dice Marco Antonio, los silencios tenían como objetivo llamar la atención de los cortesanos, que sin ese llamado a la curiosidad en la música habrían seguido hablando de chismes palaciegos en vez de escuchar. La composición musical como vehículo para expresar obras con un tema se inicia en este período, y tiene su apogeo en el romanticismo.
“Mendelssohn es de cierta forma heredero de Beethoven”, opina Paulo. De él escogieron el Cuarteto en Mi bemol mayor. Se trata de una composición romántica, pesada; no es rápida como la segunda de Haydn, sino que muestra una especie de saturación, de melosidad que tupe y que arrastra. “Una obra de desbordante intensidad lírica”, indica el programa del concierto.
Pero para este momento, luego de casi dos horas de charla y de música, yo ya no estoy completamente en el salón de ensayo. Me pregunto si cada vez que escuche cuartetos sentiré esta lividez de espíritu, esta sensación de estar a flote. Es cierto que lo mío es más la música con distorsión, pero ahora sé que las cuerdas frotadas también tienen su encanto.
Gran concierto de cámara
El Cuarteto Contemporáneo de Guatemala ofrece un concierto en homenaje a los bicentenarios de Händel, Haydn y Mendelssohn, en el marco del XII Festival del Centro Histórico.
La presentación es el 14 de agosto a las 7:30 p.m., en el Palacio Nacional de la Cultura. Entrada libre.
Marco Antonio barrios
Ejecuta el violín I (la voz cantante) en el Cuarteto. Es arquitecto y posee dos licenciaturas en Música. Es también restaurador de instrumentos de cuerda, miembro de la sección de violines primeros de la Sinfónica Nacional y de la Orquesta Clásica de Guatemala. Ha coordinado el área de cuerdas del Conservatorio Nacional y ha fungido como catedrático de la Escuela Municipal de Música. Integra el Cuarteto Contemporáneo de Guatemala desde su fundación.
Paulo Alvarado
Su instrumento es el violoncello. Es compositor y productor musical, miembro fundador del grupo de rock Alux Nahual y otros ensambles, así como columnista de prensa desde hace 17 años. Ha grabado más de 25 discos, es autor de la banda sonora de más de 30 obras de teatro, danza contemporánea y cine guatemalteco. Es intgrante fundador del Cuarteto Contemporáneo de Guatemala.
Álex Salazar
Toca el violín II dentro del Cuarteto. Es maestro de Educación Musical y Licenciado en Música. También es perito en forja y herrería. Ha sido catedrático de la Escuela Nacional para Maestros de Música e integrante de la Sinfónica Juvenil y otros conjuntos. Es coordinador del Programa Nacional de Coros, Bandas y Orquestas del Ministerio de Educación, Forma parte del Cuarteto Contemporáneo de Guatemala desde hace 15 años.
Otto Santizo
Su instrumento dentro del Cuarteto es la viola. Posee estudios musicales en Guatemala y EE.UU., y en Ingeniería Industrial. También es violinista; se desempeñó como violín concertino de la Sinfónica Juvenil de Guatemala, y ha participado en numerosas agrupaciones orquestales guatemaltecas. Es profesor de viola y uno de los integrantes fundadores del Cuarteto Contemporáneo de Guatemala.
EN LA RED
www.cuartetocontemporaneo.com
T: Fidel Celada Alejos. fcelada@sigloxxi.com
F: Morena Pérez Joachin. mperez@sigloxxi.com
domingo, 9 de agosto de 2009
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3 comentarios:
I like your blog.I'm waiting for your new posts.
.
me too..
jeje
m'a gustao lo qu'e visto..
y algún día volveré..
(suena a amenaza.. jiji)
gracias por estar
vivir amAr
amAr vivir
amAr
Buena esa!!!!
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