Francisco Alfaro | Pedagogo
Jaime Barrios describe la carrera de un educador guatemalteco que decidió especializarse al otro lado del mundo.
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En el lejano Japón estudia y trabaja este joven pedagogo guatemalteco, que está a punto de doctorarse en la prestigiosa universidad de Osaka.
Allí realiza una investigación sobre la población latinoamericana residente y su integración a la escuela japonesa.
Francisco Alfaro nació en la ciudad de Guatemala y se graduó de Maestro de Educación Primaria en la Escuela Normal Central para Varones.
Su vocación por la educación se reafirmó en la Universidad de San Carlos, donde obtuvo una licenciatura en Pedagogía y Ciencias de la Educación.
“Al principio de mi carrera trabajé como docente en los niveles primarios y secundarios; posteriormente fui director de un proyecto para niños y adolescentes trabajadores, en una organización no gubernamental. Tuve la oportunidad también de trabajar en el Ministerio de Educación, allí ocupé diferentes cargos. Pero dejé el Ministerio para ser director de un proyecto de educación para niñas, con fondos del Gobierno japonés, en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)”.
Mientras Francisco Alfaro trabajaba en el Ministerio de Educación ganó una beca para recibir un curso sobre administración educativa en el Japón. “Fue así como pude conocer este impresionante país. Visité varias ciudades, escuelas, universidades, centros de entrenamiento para profesores, y debo confesar que me impresionó mucho la educación, el respeto, la convivencia de la cultura tradicional con la modernidad, la limpieza y la historia. Así me nació el sueño de hacer estudios de posgrado en Japón.”
Tres años después de ese curso le informaron que había obtenido una beca del Gobierno japonés para estudiar la Maestría en Administración Educativa. “Mi sueño se hacía realidad. Fue una experiencia que me permitió crecer como persona y como profesional; me hizo también redescubrir y revalorar mis raíces”.
Al terminar los estudios de maestría volvió a Guatemala, para trabajar dos años como asesor para la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA). Laboraba entonces apoyando a los voluntarios japoneses del área de educación, especialmente del proyecto de Guatemática.
Pero decidió volver en 2006 a Japón, con el propósito de hacer el doctorado. Esta vez, sin beca y con el reto de hacerlo con sus propios recursos económicos. Francisco Alfaro ha financiado sus estudios como profesor de medio tiempo en español y trabajando para el Gobierno japonés como docente del Programa de Voluntarios Japoneses en Cooperación con el Extranjero (JOCV, por sus siglas en inglés).
A pesar de vivir en un país muy moderno, seguro y con un estándar de vida muy alto, Francisco Alfaro espera algún día tener la oportunidad de poner al servicio de la sociedad guatemalteca la experiencia y los conocimientos que ha adquirido. “No importa en qué lugar del mundo vivamos, el recuerdo y la nostalgia por nuestro país, nuestra familia y amigos lo llevaremos siempre con nosotros.”
Entre sus planes a mediano plazo está trabajar en el área de cooperación internacional en el campo educativo, especialmente con grupos minoritarios, con el objetivo de garantizar y hacer realidad su derecho a recibir educación.
T: Jaime Barrios Carrillo. jbarrios@sigloxxi.com F: Archivo, Siglo 21.
domingo, 16 de agosto de 2009
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