domingo, 12 de julio de 2009

Una voz guatemalteca en el teatro en EE.UU.

Emanuel Loarca

El ganador del primer Premio Nueva Dramaturgia Guatemalteca conversa con Maurice Echeverría acerca de su trayectoria en los escenarios y la televisión estadounidenses, y también, de la obra que estrenará el próximo jueves en el país.
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Emanuel Loarca vive en Nueva York, pero se sabe y es guatemalteco. Actuar es lo suyo; asimismo, dirige y lidera la compañía de teatro Akabal, y a partir de la próxima semana montará, en el escenario de La Cúpula, una obra que política y provisionalmente ha titulado ¡Yo... la pura! –pero que en realidad se llamaba ¡Yo... la puta!– por no emborrachar a las amables conciencias.

Largos y remachantes intestinos del oficio
A Loarca le gustaría estar en todas las series de televisión. En todos esos sitcoms… (contracción en inglés de situation comedy, o comedia de situación); le encantan… quisiera tener el propio… como el comediante George López…

Emanuel no tiene su propio sitcom, pero ya ha salido en televisión; es posible que lo haya visto en series como Sex and the city (donde se le mira argüir con una descontenta Miranda tras la barra de un restaurante), Law and Order Criminal Intent, The Sopranos, Guiding Light, New York Undercover, o Secretos.

Papeles chicos, por lo general, pero papeles que algo valen en un mercado actoral duro, asquerosamente caníbal y saturado. Loarca lo dice, cuando le pregunto si le resultó fácil entrar al circuito televisivo: “No es para nada fácil, para un 98% de los actores no lo es, sean latinos, asiáticos o gringos, son años de dedicación y audición tras audición...”

Queda implicado que hay que hacerse actoralmente más rico. Y Loarca eso no lo descuida. Se ha entrenado como actor con una alargada nómina de profesionales –más o menos googleables–. Algunos son: Alba Oms, Juan Carlos Mañón, Gloria Zelaya, Héctor Luis Rivera, Luis Dorrego, Tom Nelis, Luis Jiménez, Michael Beckett, Rasa Allan Kazlas, Manuel Herrera, Tonyo Meléndes, Kimberly Jentzen, y el colectivo La pocha nostra.

Durante su trayectoria, Emanuel Loarca ha recibido un premio HOLA (Hispanic Organization of Latin Actors); fue nominado cuatro veces a los premios ACE (Asociación de Críticos del Espectáculo). Hasta el FBI le hizo un reconocimiento durante la Celebración de la Herencia Hispana, por su excepcional aporte al interés público.

Entre el teatro y el plató
Loarca ha participado ya en algunas 60 obras de teatro, tanto en Chile como en Guatemala y Estados Unidos. La familia de Emanuel, una obra autobiográfica en donde interpreta a siete personajes, fue producida por la Compañía Teatro Akabal, de la cual es fundador. Ha trabajado con otros colectivos de teatro –algunos socialmente comprometidos, como Only make believe, Teatro El Puente, East LA Classical Theatre, y ayuda por esa vía a educar a la comunidad.
Emanuel considera que toda esa actividad teatral ha sido su entrenamiento “para estar listo para cuando la televisión me abra las puertas en grande”.

Y, a la par, la actividad cinematográfica: Collect call (del guatemalteco Luis Argueta), The two Men, El regreso de Lencho (del guatemalteco Mario Rosales), Snuff dogs (en donde comparte créditos con el actor –también guatemalteco– Juan Pablo Olyslager), Delusions of grandeur, y múltiples cortometrajes. “En todas estas películas he aprendido mucho. Por ejemplo, en The two man y Delusions of grandeur interpreté personajes hermosos de mucha calidad humana que se ven forzados a emigrar a Estados Unidos para poder comer.”

Director y fundador
La faceta de director de Emanuel incluye obras como ¡Yo… la puta! (o ¡Yo… la pura!, su título edulcorado) y La Familia de Emanuel, entre varias otras. Muy pronto llevará a escena la obra Sentado en un árbol caído.

Por cierto que esta obra ganó el primer Premio Nueva Dramaturgia Guatemalteca, del Centro Cultural de España, hace un par de semanas. La obra queda descrita así por Loarca: “Sentado en un árbol caído es un unipersonal multimedia, basado en un testimonio de un sobreviviente de la masacre de Río Negro. No quiero apuntar dedos, no soy Dios ni juez, sólo concienciar para que cosas así no pasen en nuestro país y en ningún otro”.

La obra será protagonizada por Manuel Chitay Cos, cuyo reto será el de representar a unos 10 personajes y la música original es de Job Sis, un músico de origen achí.

Cuando le pregunto a Loarca qué criterios tiene acerca de la red de actores guatemaltecos, contesta: “Hay actores y actrices fabulosos, que admiro; me encantaría trabajar con ellos. Mucha historia en aquellos que sobrevivieron la guerra civil y mantuvieron el teatro vivo. También hay una efervescencia excitante en las nuevas generaciones que me motiva mucho. Pero también hay muchos con poco entrenamiento, con poca seriedad y respeto a la profesión”.

El actor es fundador de Teatro Akabal. Al respecto, dice: “Nació de una necesidad: tener una voz guatemalteca en el teatro en Estados Unidos. Su nombre viene de un nahual maya que significa lo más oscuro de la noche y el primer rayo de luz, un pie en el antes y otro en el después, usar la sabiduría del pasado para alumbrar el futuro. Y eso es lo que queremos hacer con la compañía: convertirnos en ese enlace entre Guatemala y Estados Unidos, para presentar a nuestros escritores y artistas”.

Esto conlleva retos muy peculiares. Por ejemplo: ¿cómo transplantar todo ese modo de hablar tan propio, tan específico de los guatemaltecos a un landscape hispano más ancho, más monográfico? Dice Loarca: Con La Familia de Emanuel tuve muchas críticas y peros al respecto, pero una de las misiones de teatro Akabal es precisamente ésa: exponer y compartir la cultura guatemalteca. Una escritora puertorriqueña me comentó después de ver la obra: “Oye nene, no sabía que en Guatemala tenían tantos dichos, ¡qué chévere!”.

EN POCAS PALABRAS
“Ganas de perro”
¿Cuáles son las tres innegociables cosas que un actor hispano tiene que hacer para conseguir un poco de atención en gringolandia? La loarcarrespuesta: “Tener entrenamiento, fe en ti mismo y unas ganas de perro”.

No a la violencia doméstica
“En el cortometraje Sin ti, la cosa fue difícil, porque interpretaba a un hombre que abusa física y mentalmente de la mujer que jura amar. Me recordó mucho la relación de mi madre y mi padrastro. ¡No a la violencia doméstica!”

Un varón de teatro
“Una maestra nicaragüense, Gloria Zelaya, nos dijo a sus alumnos: Los mejores actores vienen del teatro. Desde ese momento corrí a hacer teatro...”

VIVIR EN ESTADOS UNIDOS
Pregunto al actor qué es lo más extravagante que ha visto en Hollywood y me responde “lo plástico y frívolo de algunos humanos”.

Al hablar de sus años en Estados Unidos, reconoce que “no quería ir. Era un preadolescente y me encerré en el carro como dos horas. La necesidad empujó a mi madre a buscar oportunidades fuera del país, y ahora me siento privilegiado por haberlas tenido.”

Pero Emanuel es una de esas personas que coloca reverentemente sus raíces en un muy sagrado cáliz: “Mi deber como guatemalteco es ayudar al desarrollo de mi país”, dice quien encuentra que el sueño americano está en “darnos la mano”.

En una esquina neoyorquina
¡Yo… la pura! es una historia de sexo en la ciudad, pero no del sexo aéreo de la cosmogonía Carrie/Samantha/Charlotte/Miranda (las protagonistas de la serie televisiva Sex and the city) sino del sexo inclemente, gelatinoso de la calle.

Para que se dé una idea, el volante electrónico describe así la trama: En una de las esquinas más calientes de Nueva York, Pura, una inmigrante guatemalteca de quince años , tendrá que decidir si lo arriesga todo para realizar sus sueños o acepta el plan maquiavélico de su madrina para llegar a la meta más rápido. Sin embargo, la irreverente Gloria no cederá su lugar privilegiado en la esquina tan fácilmente. Pura tomará una decisión que la confrontará consigo misma y le cambiara el rumbo de sus días.

Le pregunto al director si le molesta haber cambiado el nombre de la obra, debido a esa clase de concesiones beatas con el conservadurismo y la taquilla, y él responde: “¡Sí! Porque de eso trata la obra: de no prejuzgar a las personas por el trabajo que desempeñan, sino de enfocarnos en quiénes son como seres humanos. Esa reacción de censura, de rechazo, es la misma que se enfrentan todos los días aquellas personas que desafortunadamente tienen que trabajar en la prostitución”.

En Estados Unidos, ¡Yo… la Puta! respondió muy bien, y se estrenó a lleno total. De hecho, regresa a escena en septiembre en el teatro Frida Kahlo de Los Ángeles. Y al averiguar si la pieza nació de la imaginación o de la realidad de prostitutas guatemaltecas en Estados Unidos, contesta: “La obra es una realidad del día de hoy. Conozco amigas que para cruzar la frontera tuvieron que hacer eso. He escuchado testimonios de profesionales y de mujeres cristianas de varios países que buscando el sueño americano encuentran esa dura realidad. Importante es que todos podamos ayudarlas”.

El montaje en escenarios extranjeros no hace a Loarca ceder su recamado patriotismo: “La obra es guatemalteca porque se estrenó en Guatemala y dondequiera que vaya será testimonio de nuestro arte”. Y procede a expresar emoción por el equipo participante en la obra: “Estoy muy agradecido con Cesia Godoy, Damaris Quisquinay, Evelyn Torres y Manuel Chitay Cos. ¡Son muy talentosos, profesionales y emprendedores!”.

Un equipo que no ha sido siempre el mismo (cuando subió la obra en Estados Unidos, el crew de actrices era otro). ¿Cómo eso ha modulado la obra? ¿Ha cambiado su enfoque de cierta manera? Contesta Loarca: “El alma de la pieza sigue siendo la misma, pero sus vivencias sí han enriquecido el material. Mariana Marroquín –una actriz muy talentosa egresada de la Escuela Nacional de Arte Dramático, quien interpretó a Gloria en Los Ángeles– decía cada guatemaltequismo en los ensayos… Y yo le decía: ¿de dónde te sacaste eso? ¡Eso queda, eso va! Es un trabajo que sigue creciendo”.

En You Tube hallarán afichados varios clips de Emanuel Loarca. Por ejemplo, allí está su representación de “la abuela” –un momento hilarante de La familia de Emanuel– rodeada de las risas del público (y la abuela diciendo: ¿Loca? ¡Loca tu motherfucker!) Ya sea como actor o como director, Emanuel Loarca trabaja por su trabajo. De estar sentado en un árbol, Loarca está sentado en un árbol de pie.

¡YO… LA PURA!
DEL 16 DE JULIO AL 16 DE AGOSTO, EN EL TEATRO SFERACULTURA (7A. AVENIDA 13–01, CENTRO COMERCIAL LA CÚPULA). EL ESTRENO ES EL PRÓXIMO JUEVES, A LAS 8 P.M. PRESENTACIONES: JUEVES, VIERNES Y SÁBADOS A LAS 8 P.M., Y DOMINGOS, A LAS 5 P.M. BOLETOS: Q50, Y Q25 PARA ESTUDIANTES CON CREDENCIAL Y JUBILADOS.

T: Maurice Echeverría. e_memo@live.com
F: Cecilia Cobar. ccobar@sigloxxi.com

1 comentarios:

Julio Ponce Palmieri dijo...

Un orgullo para Guatemala!! Super talentoso y una excelente persona!! Adelante Emanuel Loarca!!