![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSnBqu-mnWHHskK4aP-QMos8m3ibwFOs4YDm3E6RTsriHnT_RkQ7zHhj47heNjVJSrEv8B6xhT_I21SRtnHf-UyfEQvNVYO308uEIApCr_zKHmuIpraXjm_sh-W4Mu_NW-FMgg2usrw3o/s400/Escuela+de+ni%C3%B1os+Pintores+Frida+Kahlo.jpg)
“¡Hoy vamos a pintar nuestra propia muerte!”, dice Lucas al nomás tirarse en el suelo y empezar a dar pinceladas negras-negras sobre un enorme lienzo de car-tónpiedra. La frase puede dejar a más de alguno con resquemor o incomodidad. Sobre todo porque quien la dice es un niño, Lucas, de apenas 6 años.
Pero a ver... ¿cómo sucede que Lucas tenga tanta conciencia de la muerte al decir “¡nuestra propia muerte!”, y cómo que “¡vamos a pintarla!”?
Seguir leyendo.
0 comentarios:
Publicar un comentario